Una marea de corredores de montaña, senderistas y entusiastas del deporte se dirige hacia la zona la plaza de la Música, en Las Palmas de Gran Canaria, con la idea de terminar lo antes posible la aventura que representa la Transgrancanaria, cuya 13ª edición comenzó anoche en la arena de la playa de El Inglés con récord de participación.

Son unos 1.800 deportistas repartidos en cuatro pruebas, con distancias y exigencias para todos los gustos. A las 12 de anoche tomó la salida la élite, los 350 atletas que intervienen en la prueba de 123 kilómetros y los 250 inscritos en la carrera Sur-Norte de 96, a los que aguardaba la exigente subida nocturna hasta la cumbre, donde los más afortunados podrán ver amanecer y un espectáculo incomparable en plena naturaleza.

Este año las condiciones meteorológicas no afectarán el desarrollo del evento. Apenas ha llovido, el campo está seco y se espera buen tiempo durante todo el recorrido, con buenas temperaturas. La lista de bajas se reducirá, pero el recorrido no deja de ser duro y siempre se cobra su peaje. La organización como siempre cuida lo más mínimos detalles y todo está bajo control, con puntos de avituallamiento, descanso y atención que facilitarán el camino para quienes estén dispuestos a cruzar la isla de punta a punta.

En cabeza del torrente de corredores que discurre por los senderos estarán los auténticos especialistas en las ultra trail, como el vasco Zigor Iturrieta, ganador de la pasada edición y que reconoce: "Soy más conocido aquí que en el País Vasco". Viene ilusionado y preparado, pero sabe que es el rival a batir. Como lo será la inglesa Lizzy Hawker, la indiscutible reina de la montaña. Emma Roca, Julia Boettger o Fernanda Maciel también cuentan para el podio. Y en hombres, el francés Sebastien Chaigneau siempre es favorito para ganar, junto a Jez Bragg o Mike Wolfe, entre los extranjeros de 17 nacionalidades que nos visitan en esta ocasión.

Hoy es el día grande de una Transgrancanaria que se prolonga hasta el domingo, y la isla es un hervidero de corredores que se verán recompensados cuando crucen la meta, porque el objetivo de la gran mayoría es llegar dentro del control horario.