Noche de duelo grande en Valdebebas. Los focos del estadio Alfredo di Stéfano se posaron ayer sobre dos futbolistas grancanarios. Uno, Jesé, ha sido señalado como la gran esperanza blanca en la cantera de un Real Madrid que, desde hace años, sólo se deja cautivar por jugadores de caché galáctico e ignora el talento que crece en sus filiales. El otro, Vitolo, ha sido designado como la bandera del nuevo proyecto de la UD Las Palmas, una condición de abolengo en el balompié español, algo que no ha pasado desapercibido en clubes como el propio Real Madrid, que este verano tanteó la posibilidad de sacar la cartera para afrontar su traspaso.

Con el pulso servido, rebosante de morbo, Jesé fue el primero en marcar el terreno. En su cancha, en su reino, donde algunos tasan su peso en oro. Con empate a uno en el marcador, en medio del caos, tras dos errores defensivos que provocaron dos goles, el delantero de Las Torres se inventó una jugada repleta de magia que dejó tiritando a la zaga de la UD Las Palmas.

El reloj pintaba el minuto ocho del encuentro en el marcador cuando Jesé cazó la pelota en la medular y mandó parar. Cambió de ritmo, arrancó con fuerza y, al zigzag, dejó atrás a todos futbolista de la UD Las Palmas que intentaban frenar su carrera.

Sólo Lucas, un compañero de filas, se atrevió a cruzarse en la carrera endiablada de Jesé, que, lanzado hacia la portería de Alejandro Martín, se adelantó en exceso el balón en un autopase que decidió resolver su socio en el ataque del Real Madrid Castilla con un latigazo que repelió el larguero.

Con la pelota bajo dominio del conjunto local, Jesé decidió persistir. La cita, por sus declaraciones durante la semana y por su rendimiento sobre el terreno de juego, debía estar marcada en rojo en el calendario. "De niño era mi equipo y solía ir al estadio a ver sus partidos, pero si puedo meterle tres goles a Las Palmas lo haré", afirmó el futbolista formado en la AD Huracán la semana pasada.

Y Jesé cumplió, en parte, su palabra. En el minuto 29 provocó una falta en la frontal del área que él mismo ejecutó. Su disparo, duro y seco, se coló entre Hernán y Chrisantus. Y el balón, lanzado como un obús, entró en la portería de la UD Las Palmas sin que Alejandro Martín, en su debut con el primer equipo amarillo, pudiera hacer más que mirar.

Con Jesé desatado, a Vitolo le tocó pelear en medio del desorden que sacude los movimientos de la UD Las Palmas. No gana el conjunto de Sergio Lobera desde la primera jornada de Liga, cuando visitó al Racing de Santander. Aquello fue en agosto y después, tras ocho partidos sin ganar, la trayectoria del conjunto amarillo apunta hacia la ruina. Ni juego, ni ideas, ni actitud ni rastro de la idea inicial con la que saltó a competir en El Sardinero.

De tono gris, como el resto del grupo, Vitolo tuvo tiempo para brillar en Valdebebas. Fue en un chispazo, en un momento de genialidad. Momo, capaz de agitar el fútbol de la UD Las Palmas durante los 27 minutos que estuvo sobre el terreno de juego, delineó un pase perfecto para dinamitar la defensa del Castilla y habilitar la internada del extremo de la Vega de San José que, repleto de talento, superó con un toque sutil la salida de Jesús.

Fue, tal vez, el único detalle con valor de un equipo, la UD Las Palmas, que sigue en caída libre. Desde la estratosfera hasta un punto en medio de un remoto páramo.