Los rodajes de Hollywood en Canarias se libran del impuesto mínimo de la UE

La ZEC quiere aprovechar la nueva normativa comunitaria, que arrincona a los paraísos fiscales, para potenciar el área de baja tributación del Archipiélago

Un instante del rodaje de 'Terminator'.

Un instante del rodaje de 'Terminator'. / Madrid Film Office

El Consorcio de la Zona Especial Canaria (ZEC) quiere aprovechar la nueva normativa europea sobre la tributación mínima de las grandes empresas para potenciar el área de baja tributación del Archipiélago. Lejos de lo que podría parecer a primera vista, obligar a las firmas que facturan más de 750 millones de euros a pagar por el Impuesto sobre Sociedades (IS) al menos el 15% de sus beneficios –los negocios bajo el paraguas de la ZEC pueden llegar a tributar a un tipo hiperreducido del 4%– no solo no conduce de manera inevitable a la pérdida de atractivo de la Zona Especial, sino que incluso puede contribuir a fortalecerla. En la ZEC están convencidos de ello y ya tienen perfiladas las propuestas para, por un lado, paliar los efectos negativos del impuesto mínimo –que también los hay– y, por otro, hacer del área de baja tributación isleña el alumno aventajado de la Unión Europea (UE). Una primera buena noticia, explican desde el consorcio presidido por Pablo Hernández, es que los cada vez más habituales rodajes que la industria hollywoodense lleva a cabo en las Islas no se ven afectados por el mínimo del 15%. No en vano, el incentivo fiscal que se ofrece a las producciones cinematográficas internacionales es por una actividad –la grabación de la película– que se realiza en el Archipiélago y que genera empleo y economía en el Archipiélago. Las productoras no obtienen beneficios aquí; al contrario, gastan, y es parte de ese gasto el que se les compensa con el incentivo.

Tras conocerse la intención de Bruselas de fijar un porcentaje mínimo de tributación para las grandes empresas, las primeras voces en la Comunidad Autónoma alertaron sobre la vital importancia de que la ZEC, y por ende Canarias, quedase al margen de la nueva normativa. Parecía lógico: si el gancho con que la Zona Especial trae a las Islas proyectos e inversiones es esa posibilidad de que las firmas promotoras paguen solo un 4% en el IS, establecer un mínimo del 15% para todo el territorio comunitario deslucía el incentivo. La cuestión, sin embargo, no es tan simple.

El cerco de Bruselas a las prácticas de países como Irlanda resta competidores a la Zona Especial

De entrada, la posibilidad de que el Archipiélago quede fuera del ámbito de aplicación del impuesto mínimo no es ya remota, sino casi imposible. El caso es que si se instalara en la ZEC la filial de una multinacional alemana, por ejemplo, y esta tributase aquí por el 4% –para lo que hay que cumplir una serie de compromisos en términos de inversión y empleo–, el restante 11%, hasta ese mínimo del 15%, se le reclamaría o cobraría a la matriz ubicada en Múnich, Stuttgart o Maguncia. Así que no parece que le resultase atractivo montar una delegación en Canarias. Ahora bien, el escenario cambia al tener en cuenta que esa filial isleña sí podrá reducirse de la base imponible del IS el equivalente a un 5% de las retribuciones de sus asalariados en nómina y otro tanto de sus activos fijos tangibles (terrenos, solares, edificios, maquinaria...). De modo que si esa empresa ZEC, esa delegación de la multinacional alemana, se mueve en una horquilla de beneficios equivalentes a entre un 5 y un 10% de sus activos fijos y su masa salarial, en la práctica se libraría del impuesto mínimo y seguiría tributando por el IS al tipo hiperreducido del 4%. Hasta aquí pareciera que para esa filial canaria de ese hipotético gigante alemán nada cambiaría; incluso tendría que pagar más por el IS en esos ejercicios en los que sus beneficios se disparasen. ¿Dónde está entonces la ventana de oportunidad para la ZEC? En su legalidad, en el amparo que le presta la normativa comunitaria y en su pertenencia a España.

La multinacional con filial en Dublín no escapará del tributo pero sí podrá aliviar la factura en las Islas

La ZEC es un paraíso fiscal bueno, una herramienta tributaria autorizada por Bruselas para que un territorio alejado de la Europa continental, fragmentado y con un mercado interior de pequeñas dimensiones pueda conseguir inversiones, renta y nuevos puestos de trabajo. Y luego hay paraísos fiscales en sentido estricto, o paraísos fiscales malos, si se prefiere. Ahí están Luxemburgo y la República de Irlanda como claros ejemplos. Pues bien, lo que pretende la UE con la tributación mínima es evitar la elusión fiscal de esas multinacionales que usan para ello países como los mencionados Irlanda o Luxemburgo. Hasta ahora, la ZEC sufría cierta desventaja respecto de estos paraísos malos, ya que la empresa que quiera tributar en Canarias a ese bajísimo tipo del 4% debe cumplir requisitos de inversión y empleo, y en todo caso, solo tributará por ese 4% por la parte de actividad que desarrolle de manera efectiva en Canarias. En cambio, siempre tenía la opción de instalarse en Irlanda, donde sin necesidad de cumplir requisito alguno en términos de empleo o inversión –o con unos requisitos como poco laxos–, pagaría por el IS un 12,5%. Ojo, un 12,5% no por la actividad que efectivamente lleve a cabo en Irlanda, sino por sus beneficios en toda Europa. Un auténtico dumping fiscal que se va a acabar con el impuesto mínimo, ya que lo que no se pague en Dublín se pagará en Bruselas, Madrid, París o Ámsterdam. Así que la tortilla se ha dado la vuelta, porque en adelante, la multinacional alemana siempre podrá montar esa filial en las Islas y reducir de forma legal su factura tributaria a cambio de contribuir a la economía regional, pero no se librará de pasar por caja si monta la filial en Dublín o Luxemburgo.

Hay, no obstante, un segundo factor tanto o más importante que juega a favor de la ZEC: el hecho de que sea la única jurisdicción de baja tributación europea en un mercado, como España, de mediana dimensión. ¿En qué se traduce esto? Pues en que a la hora de calcular ese 5% de la masa salarial y ese otro 5% de los activos fijos tangibles que pueden reducirse de la base imponible del IS, no se consideran solo las nóminas y los activos en Canarias, sino todos los que la firma, la matriz o el grupo empresarial tenga en el país. La reducción puede ser, por tanto, mucho mayor de la que correspondería única y exclusivamente por las actividades en el Archipiélago.

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La hoja de ruta de la ZEC para sacar rédito del impuesto mínimo del 15% tiene su parte más fácil en la promoción de su estatus de paraíso fiscal bueno. La parte difícil está en conseguir que no se vean afectadas las actividades de I+D+i. Las empresas de este sector no se caracterizan por tener muchos trabajadores, tampoco por contar con muchos activos. Así que ese 5% de los salarios y ese otro 5% de los activos que podrán reducirse en el impuesto resultan en su caso en pequeñas cantidades, con lo que en un año de altos beneficios –como el de esa empresa ZEC de I+D a la que se le aprueba una patente– pagarían más del 4%. Frente a esto, desde el Consorcio de la ZEC trabajan en tres propuestas para elevar al Ministerio de Hacienda, que ya tiene en consulta pública la trasposición de la Directiva comunitaria sobre la tributación mínima. La primera es que en estos casos se permitan los créditos monetizados en forma similar a los tax rebate que se conceden a los rodajes internacionales, que justamente están fuera del impuesto mínimo. Siempre, claro, vinculados al empleo y a la actividad en las Islas. Otra propuesta es que el exceso que esas empresas paguen sobre el actual 4% se quede en el Archipiélago y se reinvierta en, por ejemplo, formación en el ámbito y el sector de la I+D+i. Por último, la ZEC quiere que el consorcio sea parte activa en los mecanismos para solucionar posibles controversias. Es decir, que llegado el caso pueda explicar en esas instancias mediadoras por qué una empresa bajo su paraguas tiene derecho a tributar a un tipo reducido, algo importante en un contexto en el que el cruce de información fiscal entre Estados crecerá sobremanera.

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