El metal invita a su presidente, Vicente Marrero, a marcharse

Un grupo de asociados, con los grandes a la cabeza, fuerza la convocatoria inmediata de una junta extraordinaria de Femepa

El presidente de Femepa, Vicente Marrero, en la sede de la federación.

El presidente de Femepa, Vicente Marrero, en la sede de la federación. / JUAN CASTRO

Julio Gutiérrez

Julio Gutiérrez

Se le acaba el tiempo a Vicente Marrero. El presidente de la Federación del Metal y Nuevas Tecnologías de las Palmas (Femepa) ha recibido un mandato de los pesos pesados del sector: convocar una junta extraordinaria en la que le pedirán que se marche. Han pasado más de doce años desde que tomó el timón de la sectorial, tiempo en el que su gestión ha propiciado una acumulación de sucesos indeseados que terminaron por estallar a finales del pasado año.

El pasado 4 de enero llegó al registro de entrada de Femepa un escrito firmado por organizaciones que cobijan a algunos gremios tan relevantes para la federación como los reparadores navales, los talleres de reparación de vehículos o los instaladores eléctricos, entre otros. «Ese grupo quiere manifestar su falta de apoyo», explicó ayer Marrero, Hijo Predilecto de Las Palmas de Gran Canaria en el año 2017. «Veremos cuáles son sus razones», continuó.

"Se deduce que me retiran su confianza, sí"

Vicente Marrero

— Presidente de Femepa

Ese diálogo, que se prevé tenso, se producirá en la tarde del lunes, día elegido para la celebración de la mencionada junta extraordinaria. No habrá distracciones, el orden del día tiene un único punto: «Los solicitantes quieren manifestar su decisión de retirar su apoyo a la gestión del presidente y que en la misma [en referencia al cónclave] presente su dimisión y la puesta en marcha del consecuente proceso electoral».

Vicente Marrero ha captado el mensaje. «Se deduce que me retiran su confianza, sí», admitió, si bien descartó que vaya a haber unas voces más altas que otras en el encuentro empresarial convocado para el inicio de la próxima semana. Al contrario, prevé que se generará un diálogo en el que reinará la «normalidad».

Elecciones en breve

El siguiente paso será abrir un proceso electoral que se intentará sea rápido. El discutido dirigente propuso en agosto un cambio estatutario que bendijese una presidencia ejecutiva, pero su propuesta no encontró apoyos. 

Los ingredientes que han cocinado la convocatoria extraordinaria no son, sin embargo, los más propicios para garantizar que el tono contenido vaya a estar presente en todas las intervenciones. A los oídos del presidente irán llegando los testimonios de empleados y directivos que miembros de la junta directiva recabaron desde que el pasado noviembre tuvieron conocimiento de que el metal amenazaba con fundirse.

En el listado de agravios se incluye un juicio por la vía penal parado 'in extremis' mediante acuerdo

Denuncias por mobbing, bajas por depresión y hasta un juicio por acoso parado en la vía penal en el último momento mediante acuerdo entre las partes. Suficiente equipaje como para que los asociados hayan decidido poner la proa sin ambages al que continúa siendo presidente del cluster marítimo; «lo lógico es que termine también saliendo de ahí», explicaron ayer fuentes del sector.

A pesar de todo, el presidente de Femepa ha tenido oportunidad de marcharse por la puerta grande, «hasta con honores», afirmó una fuente cercana. Descartó esas opciones, «quiere morir matando», continúo la misma persona.  

Desde el año 2011

Vicente Marrero fue elegido presidente de Femepa en noviembre de 2011. No encontró pega alguna para su nombramiento en sustitución de José Sánchez Tinoco, que por entonces tenía ante sí el reto de reinventar la Cámara de Comercio de Gran Canaria –era el presidente– tras el varapalo que supuso, justo un año antes, el fin del pago obligatorio de las cuotas camerales; vía de financiación hasta ese momento de dichas instituciones.

Marrero era uno de los hombres fuertes de Astican, que comandaba el desaparecido Germán Suárez, y, además, estaba al frente de la Asociación de Reparaciones Navales de Las Palmas. Desde entonces ha logrado ser reelegido en dos ocasiones a pesar de que los estatutos de Femepa limitan a ocho los años que puede ejercerse la presidencia.

Los estatutos limitan a ocho años el cargo de presidente, él ha superado ya los doce

En enero de 2016 se produjo su primera reelección. Por entonces aún se mantenía en la órbita de Astican. Este segundo mandato se extendió hasta el pasado verano por los problemas que se derivaron, para Femepa y el resto de organizaciones de cualquier naturaleza, del estallido de la crisis sanitaria. A pesar de haber cubierto sobradamente los ocho años en el cargo y ya jubilado, durante el pasado verano Marrero maniobró para mantenerse en el despacho principal de la sede. «No estoy apegado al cargo», aseguró ayer.

El aún presidente de Femepa tiene una empresa propia, Taliarte Lighthouse SL. Se dedica al alojamiento turístico, lo que poco tiene que ver con el sector del metal. Sin embargo, también ocupa un lugar preeminente en la Asociación de Empresarios de El Sebadal (Aedal).

Dudas resueltas

El siguiente paso fue convencer a los asociados de que la limitación a ocho años operaba para las empresas, pero no para las personas. De hecho, los sillones de Femepa están adscritos a sociedades mercantiles. «Había dudas pero cuatro abogados dijeron que sí», explicó Marrero. Vía libre para llegar a casi los 16 años al frente de la patronal del metal.

Si fue posible es «porque nadie sabía lo que se sabe ahora», aseguró uno de los asociados que han promovido la convocatoria de la junta extraordinaria del lunes. Hay dos directivos de Femepa que están de baja, el equipo que venía gestionando la federación hasta 2011 está prácticamente arrinconado y son personas de la máxima confianza de Marrero, la mayoría llegadas a la sede de la calle León y Castillo de su mano, las únicas autorizadas para hacer y deshacer.

Con todo, lo que más inquietó a quienes decidieron interesarse por lo que ocurría en las tripas de su casa común, es la judicialización de las relaciones laborales. El acoso es una lacra que las nuevas generaciones de empresarios no toleran, sobre todo porque saben que supone un lastre para la productividad y un impedimento para la construcción de un ambiente de trabajo en el que los empleados puedan dar lo mejor de sí.

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