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Directora de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea

Isabel Maestre, la ingeniera que despegó entre 50 hombres y voló alto

"Al principio, sorprendía mucho cuando iba a algunos países con un mecánico para recibir aviones para mi empresa, se creían que era su secretaria", cuenta la directora de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA)

Isabel Maestre, directora de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA).

Una mujer de 50 hombres era la proporción de género que había en la universidad cuando Isabel Maestre (Madrid, 1963) empezó a cursar sus estudios de ingeniería aeronáutica. Cuando acabó la carrera la proporción era ligeramente superior, 3 mujeres de 100 hombres. Treinta años más tarde, cerca del 25% de las personas que estudian ingeniería aeronáutica son mujeres. "Seguimos siendo pocas. Todavía mucho margen para mejorar", asegura la que es la "primera y única" directora de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) desde su creación hace doce años.

Maestre llegó a la aviación por casualidad, tras conocer la experiencia de la hermana de una amiga sobre una carrera que ni siquiera sabía que existía. "Reunía tres claves que hicieron que me pareciera interesante: una formación técnica, el atractivo de saber por qué vuelan los aviones y un desarrollo profesional en el que viajar era algo habitual", cuenta quien considera que "no hay nada fatigoso" más que "no conseguir los objetivos" de su trabajo. 

Empezó en la aviación comercial, trabajando en distintas compañías aéreas, primero en el control y mantenimiento de aviones y después como ingeniera. Un trabajo que recuerda como el favorito para una ingeniera porque "la adrenalina siempre está arriba al tener que resolver los problemas en tiempo real" y que durante un tiempo le dio la oportunidad de viajar mucho porque tenía que recibir aviones en distintas partes del mundo, aunque también le llevó a vivir más de una situación incómoda: "Al principio sorprendía mucho cuando iba con un mecánico a recibir aviones para mi empresa, se creían que era su secretaria". 

"Ahora en determinados países ya se es más prudente", añade, aunque tampoco ha mejorado demasiado la situación. Según su relato, en alguna ocasión ha tenido que dar una charla en países "asiáticos y musulmanes" y al despedirse no le dan la mano. "Porque soy impura", explica. "Mis conocimientos no les contaminan, pero mi mano, sí", añade. "Es algo cultural pero da una muestra de lo lejos que estamos", apunta.

Después de la aviación comercial, Maestre empezó a trabajar en la firma pública de ingeniería Ineco, algo que le obligó "a conocer desde dentro la mayor parte de los aeropuertos de Aena". De ahí pasó a la sociedad estatal aeronáutica Senasa. Había tocado ya dos de los tres segmentos del sector, aerolíneas y aeropuertos, pero le faltaba el control aéreo. Llegó a ser directora de Formación de Controladores Aéreos pero le ‘llamaron’ del Ministerio de Fomento para montar la que hoy es la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA).

El vuelo de los drones

España fue uno de los países pioneros en tener una legislación para la operación de drones, esas aeronaves pilotadas en remoto que parecen juguetes pero que en realidad no lo son, de la mano de Maestre. "En 2012 nos pusimos manos a la obra porque había que abrir las normas nacionales al mundo del dron", cuenta. Las normas se aprobaron en 2014 y 2017 y en la actualidad España cuenta con 30.000 operadores de drones y 22.000 pilotos. "Si no hubiéramos tenido esa normativa nacional no tendríamos esos números", asegura. La Unión Europa puso en marcha su regulación de drones a finales de 2020.

Poco conocida en general, AESA se encarga de supervisar "todo el sistema de la aviación", desde los aviones hasta las personas y ha sido clave en momentos como la crisis de los controladores aéreos, cuando el volcán irlandés cerró buena parte del espacio aéreo europeo o cuando unos drones paralizaron hora y media la actividad de Barajas. También durante la pandemia, cuando llegaban aviones cargados de mascarillas, e incluso realizó un informe sobre Plus Ultra, la aerolínea rescatada por la SEPI, sobre el cual Maestre prefiere no hacer comentarios. 

¿Se ha encontrado con dificultades en su carrera por el hecho de ser mujer? "Las dificultades que tienen en general todas las mujeres cuando quieren desarrollar una profesión y es que la sociedad nos tiene colgado el sambenito de que tenemos que ocuparnos del cuidado", explica. "El hombre no tiene esos planteamientos", dice antes de preguntarse "¿por qué el 8 de marzo se habla de conciliación?, ¿es que la mujer es la única que tiene que conciliar?".

A su juicio, hay que trabajar desde el punto de vista personal y social porque a veces las mujeres se autolimitan a sí mismas. "Yo lo he visto a lo largo de mi carrera: había un puesto vacante, le decía a alguna compañera que se presentase y ella misma dudaba de su valía", asegura. Por ello, se creó en la agencia la iniciativa ‘Balance 4AESA’ que tiene como objetivo "potenciar que las mujeres que trabajen en la agencia apuesten por puestos directivos". Pero también cree importante la labor de los gobiernos, "con políticas públicas sobre igualdad de género", y de las empresas, "para crear redes con políticas de igualdad". Un ejemplo es ‘Ellas Vuelan Alto’, asociación creada en el sector para "animar a las jóvenes que se quieren dedicar a la aeronáutica, a que lo hagan". "Y una vez formadas, les ayudamos a incorporarse al mundo laboral", cuenta. 

"Nos queda mucho, mucho, y tenemos que seguir. Hay muchos países por detrás de nosotros y te das cuenta porque cuando ven a una mujer técnico-directiva se siguen sorprendiendo", remata la que es una de las cinco mujeres que hay en el Consejo de Administración de Agencia Europea de Seguridad Aérea (AESA), formado por 33 personas. 

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