A pesar de la aparición de las grandes superficies en el Archipiélago canario, especialmente en las ciudades de mayor densidad poblacional, los mercados tradicionales siguen siendo una pieza fundamental del paisaje de las Islas, ya que garantizan el acceso a productos locales, frescos y de proximidad, una tendencia que ha llegado para quedarse y que facilita la aparición de mercados del agricultor a lo largo y ancho de la geografía isleña, favorecen el desarrollo local y sostenible de municipios y barrios.

MERCADO CENTRAL DE LAS PALMAS DE G.C.

Los primeros mercados llegaron recién concluida la conquista de Canarias. Uno de los principales retos era garantizar el adecuado abastecimiento de alimentos y de otras mercancías de primera necesidad. El sustento de esta nueva sociedad requería así de un suministro constante que dependía, en gran medida, del comercio exterior, y de la puesta en cultivo de los campos canarios. En las recién creadas ciudades, villas y pueblos, las plazas públicas fueron los lugares elegidos para la exposición y venta de productos básicos, puestos que podrían ampliarse a otras plazas y calles cercanas.

MERCADO DE ARRECIFE EN LANZAROTE.

Gran parte de la población de las islas Canarias se encontraban en un entorno eminentemente rural y ante la falta de lugares de abasto, las transacciones comerciales se basaban en el trueque o el intercambio. La mujer tuvo un papel fundamental en toda la cadena comercial, ubicándose notoriamente en los mercados y la venta al por menor, bien en pequeñas tiendas o principalmente a través de la venta ambulante.

MERCADO DEL PUERTO EN LAS PALMAS

Las ciudades y pueblos más populosos contaron con mercados, ferias y tiendas donde adquirir diferentes mercancías con cierta facilidad, pero en el mundo rural esta tarea era más compleja, dificultando el acceso de la población a bienes que no eran producidos en las proximidades. En estas localidades, además de en islas eminentemente rurales como El Hierro, La Gomera, Fuerteventura, Lanzarote o La Palma, la economía estaba orientada hacia la subsistencia, fundamentándose en una agricultura y una ganadería destinadas al consumo familiar.

MERCADO DE VEGUETA EN LAS PALMAS DE G.C.

Las mujeres se ubicaron en los mercados de abastos con la venta al por menor de productos de primera necesidad, muchos de los cuales eran elaborados o transformados por ellas mismas, lo que refleja su importancia en la economía doméstica y social.

LECHERAS CRUZANDO EL PUENTE SERRADOR EN SANTA CRUZ DE TENERIFE.

Economía en femenino  

Los mercados locales fueron espacios feminizados, donde la venta de productos de primera necesidad, a menudo elaborados por las mujeres, era protagonista. 

Aunque en la mayoría de las poblaciones rurales e islas como La Gomera o El Hierro se siguieron utilizando las plazas como puntos de venta, a partir del siglo XIX en algunas localidades comenzaron a erigirse inmuebles específicos utilizados como mercados. La llegada de arquitectos titulados y los nuevos materiales arquitectónicos favorecieron su construcción.