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La riqueza que vino con el alisio

Las innovaciones en materia de molinos beneficiaron a la isla de La Palma a finales del siglo XIX

La riqueza que vino con el alisio

En el archipiélago canario, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, se desarrolló una tipología de molino harinero de viento de características originales. El creador de este modelo fue Isidoro Ortega Sánchez (1843-1913), un inventor autodidacta con conocimientos en herrería, cerrajería, zapatería y carpintería que construyó molinos en las islas de La Palma, Tenerife, La Gomera y Fuerteventura. Más tarde, el denominado sistema Ortega fue desarrollado con algunas variantes en Fuerteventura y Lanzarote, donde dio lugar a las denominadas molinas, y en Gran Canaria, donde floreció el llamado sistema Romero, una derivación creada por el carpintero local Manuel Romero Caballero (1861-1921).

La historia de los molinos de viento en Canarias se remonta a las primeras décadas del siglo XVI. De 1505, por ejemplo, data un contrato recibido por el carpintero Álvaro Fernández para algunos arreglos en el molino de Alonso de Astorga, en La Laguna. Por la escasez de recursos hídricos, fue, sin embargo, en Lanzarote y Fuerteventura donde los molinos de viento adquirieron mayor profusión. El sistema Ortega se encuentra entre las últimas aportaciones a la industria molinar.

GRABADO DEL MOLINO DE PUNTALLANA EN LA ISLA DE LA PALMA.

La importancia de los molinos en la industria canaria

El molino del sistema Ortega era un ingenio de pivote, no de torre, caracterizado por una apariencia completamente lignaria junto a una desnudez absoluta del edificio, fue calificado como ruedas de viento.

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