“Los políticos hablan de avalancha o de invasión, y Moya ofrece un claro ejemplo de que lo denominan como crisis migratoria en realidad es una oportunidad migratoria. Los migrantes están aquí, los queremos aquí, y son tan vecinos como cualquier otra persona del municipio”. Así reaccionaba hoy jueves 8 de julio, David Melián, de 34 años, sobre el premio otorgado por el Parlamento Europeo a los voluntarios que han atendido y siguen atendiendo a las personas llegadas desde el continente africano a las islas desde 2019, cuando el Ayuntamiento de la localidad fue de los primeros, si no el primero, en ofrecer sus servicios para los recién llegados.

La noticia de la distinción Ciudadanos de Europa 2021, única propuesta española galardonada, y que fue presentada por el eurodiputado Gabriel Mato, cayó ayer en peso “sobre todo el pueblo de Moya”, y de hecho ni el alcalde, el popular Raúl Afonso, ni Melián, que habla en nombre de un colectivo sin siglas que no está asociado ni organizado, han querido erigirse en protagonistas de la iniciativa.

El relato del cómo en estos últimos dos años Moya se ha enriquecido comienza con la ola de llegadas de 2019, que es cuando sede el albergue municipal de Corvo a la Delegación del Gobierno para dar techo a los migrantes adultos, según relata Afonso. Una vez que esas personas fueron trasladadas a la capital, “automáticamente el Gobierno de Canarias nos lo solicitó para cederlo a una oenegé para cuidar a los menores”.

Asegura el alcalde, que inmediatamente “muchos vecinos se dirigían al Ayuntamiento preguntando cómo podían ayudar, y para ponerles en contacto con los nuevos responsables del albergue. Así fue como comenzaron a llevarlos al campo de fútbol de Fontanales, y a involucrarlos en la vida de la villa”, al punto que la primera edición de Moya Espacio de Cultura fue dedicado a África, con un programa de danzas, charlas, talleres de percusión y un concierto.

A eso se suma la labor de los denominados Embajadores de la Cultura de Moya, pero también el IES Doramas, que imparte a clases a algunos de los pequeños, “y de una sociedad en su conjunto que se ha volcado ofreciendo desde bienes materiales a ayudas de todo tipo, sin olvidar a las empresas que entregan lotes de productos”.

En el albergue de Corvo hay una media de entre 40 y 46 menores, que ya forman parte del paisanaje de la villa. “Los ves en los parques a veces a su bola, pero también en las actividades que organizamos. El otro día estuvieron sin moverse del sitio en una charla de dos horas y media que impartieron dos deportistas con problemas de discapacidad y minusvalía, haciendo suyos los problemas y la capacidad de superación de los dos ponentes”, pone como ejemplo Raúl Afonso. Quién aprovecha para anunciar que pretende ganar la liga con la incorporación de varios ases del balón en el Unión Deportiva Moya. “Les voy a arreglar los papeles y a ficharlos”, afirma entre risas prometiéndose un ascenso de categoría.

El alcalde afirma que lo que hace el Ayuntamiento “no es más que aportar un granito de arena en un pueblo que es de sobra conocido por ser muy hospitalario, y desde que tomamos la decisión de ceder el albergue de Corvo no hemos tenido un problema con ningún vecino, al contrario nos han ayudado en todo, al punto que vienen personas mayores que te recalcan que cómo han tenido que sufrir esos niños en sus países para tener que dejar a su familia y cruzar ese mar sin saber que van a llegar vivos a la otra orilla”.

Melián, que como abogado también presta sus servicios de forma altruista y que desde niño ha participado en el programa Vacaciones en Paz con los pequeños saharauis, asevera que Moya vivió durante generaciones la migración en sus propias carnes hacia Cuba o Venezuela, “y siempre ha sido un pueblo solidario. Desde el minuto uno veías a los agricultores acercándose con sus cajas de papas o de naranjas al albergue. Si mandaba un mensaje diciendo que faltaba un abrigo, te llegaban cinco. Y si en el restaurante se enteran de que no ha llegado el catering te envían termos de café, pan y lo que sea”, sin olvidarse de empresas y particulares que han hecho “donaciones muy importantes”. En este sentido asegura que en realidad, lo que hace el pueblo de Moya no es asistirlos, “sino integrarlos, y creo que la gran diferencia está justo en eso”.