Agustín Reina, la voz de Arinaga

El empresario hizo de la defensa de la zona industrial su obsesión y la antepuso a su negocio

En sus tiempos de lucha en Arinaga.

En sus tiempos de lucha en Arinaga.

Agustín Reina Martinón fue empresario que supo hacer que se oyera su voz. Con su insistencia, su carácter, y su temperamento, que le impedía desistir hasta conseguir lo que pretendía, aunque eso le llevara a enfadarse cuando se frustraba su lucha, logró su gran reto: el desarrollo de Arinaga como una gran zona industrial, con un puerto como referente. Su mujer y sus cuatro hijos, junto a los empresarios que le conocieron de cerca, y los políticos con los que tuvo que bregar coinciden al recordarle cómo el polígono de Arinaga llegó a estar entre sus prioridades, antes incluso que su propia empresa, Industrias Químicas Reina, que había creado su padre en 1949, en la calle Luchana, en el barrio de Guanarteme.

La tarea de liderar los inicios de una incipiente área industrial en los años 80, colocándose al frente de los intereses de los inversores y a la vez implicando a la administración le ha valido un reconocimiento de todos las empresarios que no se imaginan hoy sus negocios fuera de este espacio donde Reina siempre ha estado en el recuerdo, y desde el pasado jueves se queda observando la intensa actividad de camiones desde un busto en bronce, que se ha colocado cerca de donde precisamente implantó su fábrica de pinturas, en la calle Las Adelfas.

En su casa con su mujer Mari Pepa, y sus cuatro hijos: Laura, Leonor, Marñia José y Carlos.

En su casa con su mujer Mari Pepa, y sus cuatro hijos: Laura, Leonor, Marñia José y Carlos.

Para esbozar la historia de la vida de este empresario, que nace en 1934 en la capital grancanaria, y fallece en 2004, justo cuando apenas hacia un año que se había jubilado, hay que resaltar que siempre supo anticiparse a los tiempos. Eso lo hizo primero cuando se atrevió a cambiar la estrategia comercial de la empresa de su padre Carlos Reina que era químico y fabricaba colorantes con la base del carmín de la cochinilla. 

De Miller Bajo a Arinaga

Cuenta su hija Leonor Reina que su padre dejó la carrera de Perito Industrial para implicarse en la aventura de exportar a países de África, Francia o Alemania ya que era la única empresa española y la segunda de Europa que utilizaba la cochinilla. Eso motivó que se trasladaran de Guanarteme a la calle Diego Vega Sarmiento, en Miller Bajo, y ya más tarde a Arinaga donde llegan a disponer de 10.000 metros cuadrados. Se sintió siempre orgulloso de este logro aunque también reconoció que «le hubiera gustado que sus hijos la heredasen la empresa», porque tuvo que venderla.

Pero, a la vez que se le iluminaba la mirada al explicar cómo fueron esos momentos al frente de su negocio, en los que hubo tiempos de subidas y de bajadas, exponía, con la misma inquietud que sus objetivos eran reclamar una Zona Franca en este suelo de Agüimes para que se asentaran empresas foráneas, y que se terminara de construir el puerto de Arinaga para el desarrollo del sur de la isla. «Nunca desvío los problemas, discuto y me comprometo dependiendo de las circunstancias», declaraba en una entrevista concedida en 1998 a 'Mundo Canario'.

Su mujer Mari Pepa Verge del Castilo cuenta que para Agustín Reina hubiera sido un orgullo saber que los empresarios de Arinaga le han brindado este reconocimiento tan significativo porque con esa escultura que ha creado el artista Chano Navarro se queda para siempre en el mismo lugar por el que luchó. «Para él fue maravilloso tener su empresa aquí. Le decían que si estaba loco de salir de Miller Bajo y que en Arinaga no había nada más que viento, pero como navegante tiró para adelante, y ese fue su logro», señala. También su hija Leonor destaca que quién conoció a su padre sabía que su pasión y su meta era la mejora de este polígono. Coinciden su mujer y su hija que incluso dejó en segundo plano sus tareas en la empresa por estar implicado en este reto.

«Le decían que si estaba loco por venir a Arinaga, pero tiró adelante», cuenta su mujer Mari Pepa

Para conseguir este objetivo se pone al frente de la recién creada Asociación de Industriales del Polígono de Arinaga (Aenaga) y con el mismo coraje coge la riendas de la entidad de conservación Ecoaga. En esas tareas en Ecoaga le sustituye después Juan Acosta, para quien su antecesor fue un «líder empresarial» porque supo unir a todas las partes, a los empresarios y al Ayuntamiento, el Cabildo, para favorecer el desarrollo imparable de la mayor zona industrial de Canarias. «El modelo de gestión de este área, privada y pública se lo debemos a él», subraya.

También se implicó Reina en otras batallas como el fútbol y llegó a ser presidente de la UD Las Palmas por un solo día porque cuando lo anuncia en casa su mujer le pone las cosas claras. «Mira, Agustín son demasiadas cosas, si aceptas nuestro matrimonio se viene abajo», le avisa. Y renuncia. Pero su curriculum en este deporte es amplio. Preside el Comité de Fútbol Aficionado de la Federación de Fútbol de Las Palmas, también el equipo de Agüimes, y fue consejero del Doramas.

Además, fue un hombre comprometido con causas benéficas, apunta Manuel Da Silva, que constituye la Fundación Alejandro Da Silva, para recaudar fondos para la  lucha contra la leucemia. Da Silva recuerda que Agustín Reina «parecía un hombre de carácter pero era una persona muy cercana y muy sensible». 

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