Mogán

Romería de San Antonio en Mogán: La devoción de un día excepcional

El pueblo de Mogán vivió este sábado la romería de San Antonio el Chico junto a miles de devotos | La tradición obliga a todos los asistentes acudir vestidos de canarios

Miles de devotos acudieron este sábado a la romería de San Antonio el Chico. Una tradición que va de padres a hijos y que ha hecho que los vecinos del pueblo mantengan como oro en paño, intentando que la costumbre que tenían sus antepasados no quede en el olvido. En total, participaron 15 carretas perfectamente diseñadas que fueron acompañadas de sus respectivas agrupaciones folclóricas. 

El reloj marcaba las siete de la mañana cuando empezó a sonar el despertador de Tania Alonso. Es sábado, pero los vecinos del pueblo de Mogán saben lo que significa este día, cuando se celebra la romería de San Antonio el Chico. «Llevo participando en esta tradición desde que tengo uso de memoria», rememora Alonso. 

San Antonio significa mucho para el pueblo de Mogán, que desde el mes de enero se empieza a preparar para recibir de la mejor manera estas fiestas tradicionales, que va de padres a hijos desde hace años. En esta edición, participaron en la romería un total de 15 carretas y 15 agrupaciones folclóricas, que fueron las encargadas de poner melodía al trayecto.

La carreta en la que participa Tania Alonso es la de El barquillo. Una carroza que ha estado siempre presente en esta festividad. «Siempre la han liderado vecinos de playa de Mogán, sobre todo Chanito», explica Tania. «Ahora, su edad y los diferentes motivos de salud, le han impedido acudir, pero todos los demás vecinos, por no perder la tradición, hemos cogido el relevo», comenta. 

La ofrenda forma parte de esta tradición, por lo que cada una de las carretas se esmera para llevar de todo lo que se les ocurra. En el caso de El barquillo, Tania explica que este año han comprado 200 kilos de bonito de los cuales 100 de ellos son para la ofrenda, y el restante para repartir entre los asistentes. Además, han llevado 10 kilos de sardinas y productos no perecederos. 

Romería de San Antonio el Chico

Romería de San Antonio el Chico / Jose Carlos Guerra

Aunque cada año el motivo de la carreta es relacionado con alguna cuestión marinera, este año, según explica Tania Alonso, han querido rendir homenaje a los pescadores. «Hemos querido tener un toque de atención con ellos, tanto con los veteranos como con los que están empezando ahora y que están tomando el relevo», comenta. Un homenaje que, tal y como explicó Alonso, estuvo presente en la carreta a través de fotografías que expusieron. 

Tania Alonso, al igual que muchos de los vecinos de Mogán, lleva acudiendo a esta romería desde que era pequeña, cuando iba con sus padres. «La romería de Mogán es de mucha tradición y es muy importante venir bien vestidos porque queremos respetar al máximo las tradiciones. Es algo muy familiar y de pueblo que te permite disfrutar. Después del trayecto, nos reunimos todos los que participamos en las carretas y compartimos. Es una forma de convivencia», sentencia. 

La carreta El Barquillo llevó 200 kilos de bonito y 10 kilos de sardinas y productos no perecederos

Paqui Guerra participa en la carreta que simboliza una caja de tunos. «Llevamos toda la vida yendo a esta romería y este año llevamos una representación que es una caja con tunos y un plantón de tuneras», explica entusiasmada. La ofrenda es una de las cosas que realizan con más cariño, pues en ella le hacen un homenaje a Modestita, una señora del barrio que siempre fue muy entregada en esta tradición. Una tradición que ahora siguen con mucho orgullo sus hijas, tal y como ha explicado Paqui. «En la ofrenda levamos frutas, verduras y hortalizas de la zona», comenta. Además de la ofrenda, llevan diferentes tipos de comida, como es el caso de carne de cochino, bollos o tortillas de harina. «Llevamos en la cocina desde las ocho de la mañana», explica Paqui Guerra. 

Una de las 80 personas que estuvieron presentes en la carreta del tallero de madera fue Aythami Suárez junto a su familia, que cada año son fijos en esta tradición. «Este año nos hemos inspirado en el tallero de madera que siempre tenían nuestros abuelos en sus hogares para beber agua», explica Suárez. «Se ha hecho a mano con materiales reciclados y nos ha costado alrededor de cuatro meses en llevarla a cabo, porque tanto la elaboración del propio tallero como conseguir los materiales ha sido complejo», comenta. 

Uno de los momentos más característicos de la romería es cuando los asistentes se detienen para saltar a la comba

Entre los adultos más devotos también hay espacio para los niños, que ya empiezan a coger las tradiciones de sus familiares. «Los pequeños de la casa se lo pasan muy bien porque ellos lo ven como algo familiar. Bailan, juegan e incluso a mitad del trayecto llevamos una comba y paramos para que ellos salten. Es muy bonito», sentencia Aythami Suárez. Una carreta a la que no le faltó ningún plato degustación, pues llevaron pata asada, tortilla, croquetas, carne, pescado, queso, bocadillos e incluso dulces tradicionales. 

Romería de San Antonio el Chico

Romería de San Antonio el Chico / Jose Carlos Guerra

Si hubiese que poner un adjetivo a los participantes de la romería de San Antonio el Chico sería «personalidad». Todos los vecinos que llevan carretas, se pasan meses pensando cuál será la alegoría de cada año, y la inspiración la afinan bien para poder pasarlo bien con sus propias construcciones. 

Julio Sánchez participó en la construcción de la carreta que estaba inspirada en una trampa para ratones, y es que tal y como comenta, cada año intentan superarse y buscar un nuevo motivo para que sea diferente. «Nos dejamos llevar por cosas que vemos, y este año llevamos una caja que es como nuestros padres y abuelos llamaban a una especie de dispensario donde se guardaba el grano y la comida para que no se la comieran los roedores». 

Julio Sánchez: «Todos los años nos inspiramos en cosas que vemos para intentar que siempre sea diferente»

En total, han tardado un mes en conseguir el resultado final, que lo han logrado gracias a la utilización de maderas. «También hemos añadido una llave y un candado que entre las dos cosas podrán tener 100 años. Es todo muy antiguo», comenta Julio Sánchez. Más de 30 años participando en la romería da para mucho, motivo por el que tanto Julio como su familia guardan el recuerdo de varias carretas, como la que simbolizaba una especie de molino o cuando imitaron a la iglesia del pueblo. 

Entre carretas veteranas también están las que han empezado a iniciarse hace unos años, como es el caso de la de Los Navarros, que se han inspirado en un fuelle para avivar las barbacoas. «Meses antes de que llegue el día de la romería estamos pensando qué se hace y pensando las comidas», explica Ana Hernández, que asegura que se visten todos juntos para después poner rumbo al punto de encuentro. Unas fiestas patronales que sus asistentes describen como «excepcional», «increíble», «para el recuerdo» o «con mucha devoción». 

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