Renovación turística | La situación de los centros comerciales (IV)

El Anexo II intenta otro lavado de cara para amortiguar su impacto visual

El último proyecto de los propietarios amplía la zona de paseo entre las terrazas y armoniza las fachadas

Los comercios arrastran conflictos desde su apertura

La privilegiada ubicación del centro comercial Anexo II en la primera línea de Playa del Inglés ha sido también la principal fuente de conflictos en sus 40 años de existencia, en los que nunca se ha realizado una reforma integral pese a que su fea arquitectura y sus locales obsoletos interrumpen una de las imágenes más icónicas de la isla de Gran Canaria.

Aunque hasta ahora han fracasado todas las iniciativas para rehabilitar las instalaciones o para reducir su impacto visual y medioambiental, desde hace justo un año, julio de 2022, existe un proyecto de renovación impulsado por la comunidad de propietarios que contempla la mejora de las terrazas, la armonización de las fachadas y cubiertas, y la reducción de la explanada de aparcamientos para crear zonas verdes.

El informe encargado por el Cabildo de Gran Canaria para conocer la situación de los centros comerciales de San Bartolomé de Tirajana resalta esa polémica existencia del Anexo II, que se empezó a edificar en 1979 y no culminó todas las fases hasta cuatro años después. El redactor del estudio, Antonio Garzón, recuerda que se construyó de forma horizontal, sin alturas y en el frontal marítimo de Playa del Inglés. Entre el casi centenar de locales destacan los restaurantes, cafeterías, pubs y tiendas de souvenirs y artículos de playa. En los últimos años, de forma progresiva, esos comercios de recuerdos y artesanía han ido pasado a manos de empresarios chinos.

El Ayuntamiento, a partir de 2010, amplió los espacios peatonales en la vía que conecta el Jumbo con el litoral, con zonas de sombra, pérgolas y bancos públicos en su recorrido, pero la desembocadura en el Anexo II «contrasta con dicha actuación por permanecer en la antigüedad de su concepto», sin espacios verdes o de sombra, sin carriles bici, con zona peatonal dentro de los propios comercios, sin vistas al mar y locales sin unidad de imagen.

El informe recoge comentarios de viajeros en redes sociales especializadas en turismo que describen esos aspectos negativos. Una de las afirmaciones en Tripadvisor, «Desfasado: un paseo marítimo con restaurantes cutres, pubs antiguos y tiendas de recuerdos chinos», podría representar una visión generalizada del centro comercial.

La polémica ha acompañado al Anexo II desde sus inicios. Se construyó, resalta el informe de Garzón, de acuerdo a la Ley de Costas de 1969, por lo que el deslinde del espacio público estaba donde hoy comienza la arena. «Algunos años más tarde, después de procesos judiciales que culminaron en 1996, el deslinde del dominio público marítimo terrestre se adaptó a la Ley de Costas de 1988 y se modificó, retrocediendo unos 50 metros hacia el interior, hasta donde hoy está la avenida marítima, el Paseo Costa Canaria», puntualiza.

Esa modificación supuso que todo el suelo del Anexo II, tanto el centro comercial como el aparcamiento, pasaran a ser de titularidad pública, pero para evitar las expropiaciones y un desembolso millonario, Costas estableció una concesión administrativa de 30 años con posibilidad de prórroga por otros 30. Sin embargo, nunca se llegó a formalizar dicha concesión y, por tanto, las condiciones de operaciones como la venta, el arrendamiento o el cambio de actividad de los locales comerciales. Los empresarios siguieron siendo titulares de sus locales en el Registro de la Propiedad hasta el año 2016, que fue cuando se puso una anotación preventiva.

Tras varios planes fallidos del Ayuntamiento para modernizar las terrazas, la Demarcación de Costas de Canarias exige en la actualidad que se tramite la concesión administrativa que le reconoce la normativa.

En los primeros años del Consorcio de Rehabilitación Turística de Maspalomas también se propuso modernizar el Anexo II, con una imagen homogénea de fachadas y toldos, así como reubicar el paseo para recuperar las vistas hacia la playa. Tras la consulta a comerciantes de la zona aparecieron dos argumentos «de peso» a la hora de realizar el nuevo diseño de la avenida marítima.

El primero es el «viento frontal» que durante unos ocho meses al año, de octubre a mayo, sufre esa zona de Playa del Inglés, lo que justifica los actuales cerramientos de la avenida que posibilitan a los clientes caminar por el interior protegidos del viento. El otro inconveniente está relacionado con la limpieza de la avenida marítima. En el caso de quedar abierta, entraría arena empujada por el viento y debería ser devuelta a la playa de forma constante por el Ayuntamiento. Los empresarios desconfían de que el servicio de limpieza municipal realice un mantenimiento adecuado de la avenida.

Reforma

El último proyecto de reforma es de hace un año. Ante el vencimiento en 2026 de la concesión administrativa de 30 años (todavía no formalizada), «en julio del 2022 los propietarios del centro comercial presentaron un ambicioso proyecto de reforma, financiado por ellos mismos y dividido en tres subproyectos, dos privados y uno público», subraya el informe del Cabildo.

El primero consiste en una mejora de las terrazas con una imagen uniforme. Se mantendrían en el frente marítimo, pero los accesos a los locales quedarían libres, de manera que se ganaría espacio peatonal en la avenida. Actualmente las terrazas la invaden por ambos lados, por lo que solo quedan un pasillo estrecho como vía de paseo para los turistas.

El segundo proyecto, también de ejecución privada, es la reforma homogénea de las fachadas de los locales, que no aumentan, en edificabilidad o aprovechamiento, y renovación de las cubiertas, donde «se instalarán estructuras de lonas tensadas con colores similares a los de las dunas, con el fin de reducir el impacto del edificio desde el paseo marítimo y crear una visión extensiva hacia la reserva natural».

Por último, se plantea una reducción del 20% de las 613 plazas de aparcamiento, de los 24.514 metros cuadrados de la actualidad a 20.546, «con el fin de ampliar la acera trasera del centro comercial, ahora de metro y medio, y lograr una acera más ancha de 17 metros, con un parque longitudinal de juegos infantiles y un centro vegetal que separe este espacio del parking, al que se quitan los techos. La sombra la darán palmeras y zonas verdes. En la parte pública, el Ayuntamiento acondicionaría la ladera colindante, ahora deteriora, con una zona ajardinada.

Suscríbete para seguir leyendo