Desde la ciudad Arzobispal (XXXI)
Don Joaquín Romero y los señores curas de San Juan Bautista
Tras la conquista, Las Palmas, Gáldar y Telde tenían ‘Curas Beneficiados’ a los que socorría económicamente la Corona a través de unos sueldos fijos
Tan pronto concluye la conquista de Gran Canaria y esta se incorpora a la Corona de Castilla, la más importante del Orbe Cristiano, hecho ocurrido el 29 de abril de 1483 (día de San Pedro Mártir de Verona), la Isla fue dividida en curatos a manera de distritos de la administración eclesiástica. Tres fueron entonces las demarcaciones, a saber: Las Palmas, Gáldar y Telde; todas ellas con Curas Beneficiados a los que socorría económicamente la Corona a través de unos sueldos fijos. Para llegar a tal dignidad, había que presentarse a un concurso oposición (llamémoslo así), pues el honor al que iban a ser elevados no era para menos. Con el tiempo, las situaciones cambiaron y, concretamente a partir del Concordato de 1851 entre el Reino de España y la Santa Sede, los sacerdotes en su conjunto recibirían un sueldo del Estado español, en reconocimiento a la deuda contraída por este a causa de las expropiaciones debidas a la Ley de Desamortización de Mendizábal de 1836.
Ya entrado el siglo XX llegó a nuestra Parroquia Matriz de San Juan Bautista, ubicada en la Zona Fundacional de la Ciudad, don Joaquín Romero Rodríguez, quien ejerció como párroco desde 1902 a 1934, y quien en su prolongada estancia realizó algunas de las reformas más radicales de nuestro señero templo. Entre otras, construyó las dos torres gemelas de su fachada principal en estilo neogótico, obras dirigidas por el arquitecto diocesano don Laureano Arroyo.
A él le siguió, en plena II República, el historiador y Cronista Oficial de la Ciudad el doctor don Pedro Hernández Benítez, que desarrolló su labor pastoral desde 1934 hasta 1959 y a quien se le deben las primeras grandes investigaciones de nuestros tiempos pretéritos, condensada en su obra magna titulada Telde, sus valores: Arqueológicos, Históricos, Artísticos y Religiosos, además de otras monografías de gran interés, así como una leve restauración de la imagen del Santo Cristo del Altar Mayor, los Frescos que Jesús González Arencibia realizara para el Baptisterio, el descubrimiento de la cantería de arcos y vanos de puertas y ventanas, etcétera.
A finales de la década de los cincuenta del siglo XX y hasta 1968, estuvo con nosotros el doctor don Juan Artiles Sánchez, natural de Agüimes. Hombre de grandes conocimientos, aplicó con acierto las reformas aportadas por el Concilio Vaticano II.
A él se le debe también que la bajada del Santo Cristo se llevara a cabo de manera anual.
Creador del Centro de Ejercicios Espirituales y Retiro conocida como Casa de Bethania, acercó hasta el Bailadero o Baladero a cientos de personas deseosas de profundizar en la fe. Sus sermones, jamás apartados ni un ápice de los dogmas de la Santa Iglesia Católica, fueron referentes para otros muchos sacerdotes.
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