Turismo financia el equipamiento del Hotel Emblemático de Teror para su apertura en 2025

La consejería de Turismo del Cabildo se hará cargo de financiar el equipamiento del nuevo Hotel Emblemático de Teror, cuyas obras en una casona protegida del siglo XIX situada en el corazón de la Villa mariana se iniciaron a comienzos de este año y que deberían estar acabadas antes de final año, tras algunas modificaciones previstas sobre el proyecto original. Mientras, el Ayuntamiento trabaja ya en la elaboración del concurso para que una empresa privada se haga cargo de la gestión, con la mirada puesta en su apertura en 2025. El establecimiento dispondrá de ocho habitaciones, una de las cuales será una suite de 54 metros cuadrados que dispondrá de una amplia terraza descubierta, un restaurante dentro de la plaza del Pino, y un solárium en la azotea con grandes vistas panorámicas y a la basílica.

Teror oferta en estos momentos de 40 viviendas vacacionales y casas rurales censadas oficialmente. Y este establecimiento emblemático que pone en marcha el Ayuntamiento vendrá a suplir la carencia de hoteles en el municipio, teniendo en cuenta la enorme afluencia de turistas y de población isleña, sobre todo durante las fiestas patronales de septiembre. Los datos que maneja la concejala de Turismo, Laura Quintana, apunan que cada día deambulan por sus calles empedradas del casco unos 1.500 visitantes.

Las obras del hotel se iniciaron en enero por la empresa Taller de Construcción TMR, con un plazo de ejecución inicial de 10 meses y un presupuesto de casi 960.000 euros. El proyecto va a sufrir algún modificado, según avanzó el alcalde, Sergio Nuez, para actuar ante los vicios ocultos y reforzar las estructuras de la centenaria edificación, en la que se conservarán parte del inmueble y del mobiliario.

Riqueza sin ser sol y playa

Luego vendrá el equipamiento y el concurso para que una empresa privada se haga de la explotación, ya que el ayuntamiento adolece de técnicos y experiencia para llevar su día a día, reconoce el alcalde. En este sentido, el consejero insular de Turismo, Carlos Álamo, anunció este miércoles durante su visita a la obra en compañía del alcalde y la concejala que su presupuesto para este año ya incorpora una partida para este fin de 260.000 euros, que se suma los casi 800.000 aportados por su departamento para la obra, por lo que el coste total de rehabilitación y puesta en el mercado antes de su apertura alcanzará casi 1,3 millones. El alcalde señaló que parte del mobiliario antiguo se volverá a colocar en el inmueble, para conservar su esencia histórica y tradicional.

Álamo destacó que este alojamiento situado entre la esquina de la calle del Pino y la plaza de Nuestra Señora del Pino es una muestra de la oferta alternativa de sol y playa que puede aportar Gran Canaria al turista, y que generará riqueza.

El grupo de gobierno espera inaugurar el nuevo Hotel Emblemático de Teror en 2025.

Vistas exclusivas

La casona cuenta con 820 metros cuadrados, con su entrada principal por la Plaza del Pino a través de un vestíbulo y recepción que dará acceso a una zona de estancia abierta a un patio central, del que parte la escalera principal, donde también estará ubicado el restaurante, que tendrá su propia cocina. Aquí estará instalado un ascensor adaptado que conecta todas las plantas desde la baja hasta el solárium en la cubierta, que tendrá grandes visitas, tanto a la basílica como panorámicas.

En la planta baja se ubicará la suite de 54 metros cuadrados con un gran patio al aire libre. Y las siete restantes estarán en la planta superior, con baños individuales.

El edificio principal data de finales del siglo XIX, de la década de 1880. En 1884 la casa fue reedificada por Francisco Navarro Sarmiento y su arquitectura actual data de 1887. Desde esa época perteneció a la familia de los Hernández.

El Ayuntamiento de Teror adquirió el inmueble en 2011 mediante un convenio con la propietaria, quedándose en usufructo la planta alta hasta el año 2015, fecha en la que tuvo lugar la recepción completa por parte del Consistorio. El inmueble ha tenido desde entonces diferentes usos para los servicios municipales, tanto en Turismo, Educación, Servicios Sociales, Cultura y Festejos, manteniendo en la planta alta el que fuera el despacho de José Hernández Jiménez, que fue un deseo de la última propietaria. El edificio está protegido por su situación dentro del Conjunto Histórico de la Villa desde el año 1979, por lo que el proyecto ha tenido que cumplir con estas exigencias arquitectónicas.

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