El ADN ha dejado claro que llamado violador de Tafira no cometió los tres crímenes por los que fue juzgado y condenado el año pasado a 36 años de cárcel. Ricado Cazorla Collado ha salido esta misma tarde de la cárcel de Salto del Negro después de que el Tribunal Supremo haya fallado su absolución.

El pasado julio Cazorla Collado fue condenado después de que, en el juicio celebrado el 15 de junio de 2009, las tres víctimas le reconocieran como la persona que las agredió, si bien habían pasado diez años de las violaciones.

El testimonio de las violadas fue fundamental para condenar a Cazorla Collado, denominado el violador de Tafira porque fue en este barrio de Las Palmas de Gran Canaria donde se perpetraron las violaciones entre el 13 y el 17 de noviembre de 1997. La Audiencia Provincial de Las Palmas le impuso 36 años de cárcel, 12 por cada una de las agresiones sexuales, así como una indemnización total de 30.000 euros y una multa de 1.000 euros por tres faltas de lesiones.

La sentencia de la Audiencia daba por probado que Ricardo Santiago Cazorla Collado había forzado a las jóvenes de manera violenta, pues les puso una navaja en la sien y las obligó a que le practicaran una felación.

Ese uso de la violencia explica la dureza de la pena, sólo tres años inferior a la solicitada por la Fiscalía Provincial de Las Palmas y la abogada de la acusación particular, Juana Rosa Rodríguez. El magistrado ponente, Pedro Herrera, junto al resto de la Sala, no aplicó la agravante de las circunstancias de tiempo y lugar, porque entendió que los ataques se produjeron en caminos cercanos a núcleos poblados. Si lo hubiera hecho, la pena habría sido superior a 36 años.

La defensa, que entonces cuestionó sin éxito esas identificaciones, apeló al Supremo aportando las pruebas de ADN. Tenidas éstas en cuanta, han resultado clave para exculpar al condenado injustamente.