Cuenta Juan Antonio Valido Ortega, de 59 años de edad, que su madre "siempre" le pidió "que ocultara" a su padre que él ya sabía "que era adoptado". Él mantuvo esa promesa hasta que en 2001 falleció su progenitor, un año después de su madre, "y desde entonces he tratado de saber, con la ayuda de mi hija Sara, quién fue realmente mi mamá y dónde nací".

La publicación, ayer, en LA PROVINCIA/DLP del relato de Lourdes Barreiros, que busca también a su madre biológica, despertó la curiosidad de Juan Antonio, que desea también "conocer cómo se produjo" su adopción. Explica que de su madre, Juana Ortega, "sólo" sacó "datos incompletos", por eso, el relato que una tía paterna suya efectuó a su hija Sara, se presenta clave para entender su historia.

"Me crie en el barrio de Alcaravaneras, en Las Palmas de Gran Canaria, y con nueve años, en 1960, es la primera vez que me dicen que soy adoptado. Fueron unos primos míos y mi madre se llevó un disgusto con aquello. Con 17 o 18 años", recuerda, "volví a preguntar, pero no fue hasta que tuve 24, ya casado, que mi madre me contó la verdad entre lágrimas".

Fue ese día cuando le pidió que su padre, Antonio Valido, un humilde chófer de camión, no conociera jamás la revelación que ella le había hecho.

"Siempre pensé por qué razón querría que guardara el secreto, pero cuando ambos fallecieron encontré una documentación donde se demostraba que mi padre había solicitado visado para irse solo a trabajar a Uruguay". Tenía previsto embarcar en mayo de 1951 y el bebé llega al hogar de los Valido Ortega en noviembre de ese año, al menos así figura en su documentación.

"Siempre he tenido la sensación", admite, "de que llegué a esa familia para que no se rompiera, porque si mi padre se hubiera ido a Uruguay", dice, "vaya usted a saber si hubiera regresado, como sucedió en miles de familias de la época. Que mi madre no podía darle hijos era sabido por todos en la familia, así que no habría sido demasiado problema abandonarla", añade vía telefónica desde Arrecife, donde reside desde 2003 este agente de seguros, casado y padre de dos hijas.

Ha sido precisamente la insistencia de su hija Sara, de 30 años, lo que le ha mantenido alerta sobre este asunto "pues cuando me quedé embarazada", explica ella, "me obsesioné con saber si mi hijo podría heredar alguna enfermedad que no conociéramos, por falta de información sobre los orígenes de mi padre".

Noviembre de 1951

La tía paterna, que al final ha puesto un poco de luz en la vida de Juan Antonio Valido, "contó que nací en Tenerife y que me entregó a mi madre una partera de la clínica Santa Catalina", dice el denunciante , y añade: "Un hermano de mi padre y otro familiar fueron a inscribirme al Registro y dijeron que yo había nacido en casa; mi padre, con el sueldo de chófer, dudo que pudiera comprarme".

Él piensa en alguna chica joven como su madre, alguien que "no pudiera mantenerme o que fuera soltera y tuviera que darme en adopción, por lo que aquello suponía en la época". Eso sí, "siempre le agradeceré que no me hubiera abortado", agrega.

Unas horas después de esta entrevista, Valido Ortega, en una nueva conversación, recuerda un detalle que había olvidado: "Mi madre, cada Navidad, cuando yo era un niño me llevaba al hospital San Martín, en Vegueta, a ver a una monja que no era de nuestra familia y que nadie conocía". Por eso, cuando Juan Antonio comenzó su búsqueda "al primer sitio que acudí fue al registro del hospital de San Martín, pero no hubo éxito", concluye.