La Audiencia Provincial de Las Palmas ha impuesto ocho años, seis meses y un día de cárcel a José Aduanich Suárez Rodríguez por abusar en la capital grancanaria de una menor de 10 años en 2009. La niña, que es prima de la pareja del acusado, no tuvo el apoyo de su familia en el juicio celebrado la semana pasada ante la Sección Segunda, pues tanto su madre como su prima resaltaron su carácter "fantasioso" y ofrecieron testimonios encaminados a restar credibilidad a la versión de la pequeña.

El tribunal condena al procesado como autor de un delito continuado de abusos sexuales, al tiempo que le impone una orden de alejamiento de 10 años y le obliga a pagar 20.000 euros en concepto de responsabilidad civil subsidiaria. La niña se "ponía de los nervios" cada vez que la pareja de su prima se dirigía a ella, según recoge la sentencia hecha pública ayer por el gabinete de prensa del Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

La víctima, que está en un centro de menores, vivía en 2009 con su tía en régimen de acogida familiar, pero la que se encargaba de su cuidado diario era su prima. El fallo judicial considera probado que José Suárez comenzó a quedarse en la casa familiar ese año, y durante el verano comenzó a abusar de la menor mientras ésta dormía en su cama.

La situación cesó cuando la pequeña contó lo que le ocurría a sus compañeros de colegio y éstos la convencieron para que hablara con la subdirectora, quien finalmente denunció los hechos al Cuerpo Nacional de Policía.

La ponente de la sentencia, Pilar Parejo, destaca esos testimonios para condenar al acusado, además de las conclusiones de los forenses, que dieron veracidad al relato de la menor. "No tiene ningún motivo para inventarse estas acusaciones y su declaración resultó totalmente creíble", establece el tribunal. El acusado negó los hechos y los principales parientes de la niña no la apoyaron.

La falta de respaldo familiar provocó en el juicio que la víctima se resistiera a declarar contra su agresor. "Lo que digo es la verdad, pero no quiero que vaya a la cárcel por mi culpa", testificó la niña. Lo hizo detrás de un biombo, entre lágrimas y grandes suspiros de angustia.