La ola azul, la del cambio, la del PP que arrasa en toda España, se encontró ayer de frente con la ola del 15-M, la de los indignados, la de los desencantados que acampan en las plazas de todo el país. El choque de ambas mareas, frente al Auditorio y mientras Cardona era investido como alcalde, fue tenso al principio y algo más cordial al final.

De hecho, el alcalde acabó prometiendo a los indignados que se reunirá con ellos en San Telmo, lugar de la acampada en la capital grancanaria.

Como en el resto de España el movimiento 15-M manifestó su rechazo a la clase política aprovechando la toma de posesión del nuevo alcalde del PP. Detrás de un cordón policial, los indignados recibían a los ediles de cualquier partido político que entraban al Auditorio con consignas como "No hay pan para tanto chorizo" o "¿Y ahora qué? Corrupción otra vez".

El 15-M logró colar a dos representantes en el interior de la sala San Borondón aunque se mantuvieron en silencio todo el rato y sin interrumpir el acto de investidura.

"Vigílame a esos dos, no vayan a formar follón", dijo un policía de paisano a otro de uniforme que se colocó es- tratégicamente tras los dos jóvenes.

El acto transcurrió sin sobresaltos. Los nuevos ediles llegaron a la sala a las 11.15 tras ensayar media hora antes los pasos a dar en otra sala del Auditorio. Mientras los concejales ocupaban sus sitios, entre el público se vivía la mañana como una final de Liga con transistores. "¿Cómo va lo de La Palma?", preguntaba un exedil. Los exalcaldes Soria y Luzardo presenciaron el acto en primera fila. El primero de ellos algo distraído mientras twiteaba con su móvil.

Finalmente, la marea del 15-M se fue casi sin hacer ruido. Eso sí, los dos 'infiltrados', tras explicar sus razones a José Manuel Soria, arrancaron de Cardona la promesa de visitar la acampada de San Telmo. El regidor puso condiciones. "Iré a escucharlos pero si me garantizan que no va a haber abucheos ni insultos", dijo Cardona, conocedor de que a uno de sus ediles le habían zarandeado el coche minutos antes.

Los indignados ofrecieron todas las garantías. Ahora, a cumplir.