El sector de las reparaciones navales en el recinto de La Luz ha creado unos 400 empleos durante el último año. Astilleros y talleres del Puerto han comenzado el 2014 con la cifra estimada de 2.100 puestos de trabajo de generación directa, cuando en 2013 se situaba en los 1.700, según los datos contabilizados por la Asociación de Reparaciones Navales (ARN). La patronal calcula en unos 3.500 los empleos indirectos que se mueven en torno a la flota petrolera que recala en la capital grancanaria. La gran mayoría de estas plataformas y sus buques de asistencia operan en el Golfo de Guinea, hoy una de las principales zonas de producción de hidrocarburos del planeta. El recinto se ha especializado en su atención, desde que llegase la primera gran perforadora al muelle, en 2002.

En todo este periodo, el sector ha realizado un esfuerzo por adaptarse a las exigentes condiciones impuestas por las empresas que contratan a las plataformas. En sus grandes reparaciones, las naves traían a bordo a gran parte del personal técnico preciso para llevarlas a cabo. Las empresas locales han ido acumulando año a año una batería de certificados internacionales de calidad que, unidos a la experiencia adquirida junto a los empleados de las multinacionales, les han proporcionado un progresivo aumento de los encargos por parte de sus clientes. Hoy, astilleros y talleres recurren a una batería de subcontratas en el recinto para prestar servicio a buques perforadores (varios de ellos, de última generación) o supplies científicos y de apoyo en las explotaciones en alta mar.

El auge que ha propiciado la flota Offshore ha servido para compensar el impacto de la crisis en La Luz. Fuentes de la Autoridad Portuaria estiman que la recesión, que se inició en 2007, ha provocado una merma del 20% de la actividad económica en el recinto en estos últimos años. Un periodo en el que el tráfico de contenedores ha comenzado a bajar, también por la mayor competencia que presentan los puertos del entorno peninsular y africano. Y en el que se ha ratificado la práctica desaparición de la pesca en el muelle, tras los sucesivos convenios firmados por la Unión Europea con Marruecos o Mauritania.

Pero los astilleros (Astican y Zamakona Yards) y hasta un centenar de talleres navales han sabido aprovechar a los nuevos clientes Offshore, que sustituyen a los pesqueros que reparaban en los años ochenta y noventa. Además de solventar sus eventuales averías, las plataformas deben superar exigentes revisiones obligatorias quinquenales y anuales, y lo hacen en la capital grancanaria como base mecánica óptima por su situación respecto a la costa occidental africana y su condición de suelo comunitario, con las garantías jurídicas que ello conlleva.

La flota petrolera tiene igualmente que someter a revisión y mantenimiento sofisticados materiales empleados en las prospecciones y perforaciones. Generan más volumen de negocio y demandan cada vez más atenciones.

En este contexto, el sector de las reparaciones proporciona hoy casi la mitad del empleo en el Puerto. La evolución ha sido constante en los últimos ejercicios, si se consideran los números recabados en el estudio Impacto Económico del Puerto de Las Palmas (Civitas, Thomson Reuters, 2009), firmado por Ginés de Rus, Beatriz Tovar y María Manuela González. Hace un lustro, astilleros y talleres tenían 1.450 empleados, lo que suponía el 31% de los puestos de trabajo en todo el muelle.

La carga y descarga, organizada durante muchos años alrededor de la pesca, mantiene a unos 500 trabajadores, si bien no se descartan recortes en el conflicto colectivo abierto con la Sociedad Anónima de Gestión de Estibadores Portuarios (Sagep), en plena crisis del tráfico de contenedores. Consignatarios, cementeras o frigoríficos han mermado en plantillas, al tiempo que el recinto cambiaba de clientes a los que atender.