El recibo del agua subirá el próximo año para tres de cada cuatro familias aunque el alcalde de la capital grancanaria y presidente de Emalsa, Augusto Hidalgo, no aclaró ayer la magnitud del incremento. El coste de la factura será más caro para el 75% de los abonados, pese a que la tarifa del agua de abasto bajará debido a la eliminación de la cuota mínima de 13 euros que pagan en la actualidad todos los usuarios aunque su consumo de agua sea igual a cero. Esa desaparición del mínimo hará que al menos un 15% de los abonados, según Hidalgo, se beneficie de una reducción en el recibo. Sin embargo, la cantidad que tendrá que pagar la inmensa mayoría subirá porque se repercutirá en la factura el coste del servicio de alcantarillado, de nueva creación, y porque la tasa depuración también se incrementará y crecerá más cuanta más agua se consuma.

La subida se traducirá entre dos y tres euros mensuales más -o cuatro y seis euros más por recibo- para la inmensa mayoría, salvo el 20% de los que más consumen, que soportarán un incremento mucho mayor. "Son usuarios acostumbrados a pagar más de 50 o 60 euros por bimestre" y "que gastan en exceso porque tienen piscinas y jardines", afirmó el alcalde.

Hidalgo, que ha negado varias veces durante el último año que se fuera a producir una subida de tarifas, admitió ayer que el próximo año sí habrá un incremento, al que se refirió como actualización y modernización del sistema normativo y tarifario del agua. Aunque no dio fecha, el objetivo de Emalsa es que las nuevas tarifas se apliquen durante el primer trimestre de 2017.

El nuevo sistema tarifario, sostuvo, responde a tres objetivos: "Que sea justo socialmente y pague más el que más consume y contamina; que sea medioambientalmente sostenible y que se ajuste a la ley. El actual sistema tarifario ni es justo ni medioambientalmente sostenible y tampoco se ajusta a la norma".

Nuevo reglamento

"La reestructuración tarifaria va a cargar sobre el que más consume y el que más contamina; sobre el que no ahorra agua. Y aquellos que ahorran y que tienen menos recursos, pagarán menos. Con el sistema actual, el que tiene más recursos termina pagando menos que el que menos tiene, que no puede soportar el derroche de los que más tienen", consideró.

Para ello se van a reformar el reglamento de abastecimiento de aguas y dos ordenanzas y se van a crear un reglamento de vertidos -para controlar y sancionar los derrames incontrolados y contaminantes a la red por parte de particulares y empresas- y dos ordenanzas fiscales nuevas, la de depuración y la de alcantarillado.

El reglamento de vertidos permitirá actuar contra aquellas empresas, que no pagan nada a Emalsa porque potabilizan o compran su agua y, sin embargo, vierten a la red pública. "En esta ciudad hay usuarios que producen su agua y la vierten al alcantarillado con salinidad, con salmuera, deteriorando la red con contaminantes y que nosotros tenemos que reparar porque se rompe. Todos pagamos por esos señores que no pagan ni un céntimo de agua, porque no compran a Emalsa", denunció el alcalde, que no quiso desvelar de quienes se trata.

Unas 5.000 personas con escasos recursos económicos no sólo no se verán afectadas por la subida, sino que en los casos más extremos no tendrán que pagar nada, pero para ello se tendrá que poner en marcha la tarifa social del agua, que aún sigue en el aire, según admitió Hidalgo, pese a que fue anunciada a principios de este mandato y fue incluida una partida de 300.000 euros en los presupuestos de este año. "La única medida social que no hemos aplicado es esa. La idea es que sea Emalsa la que aporte 500.000 euros. Estamos tramitando el expediente, pero no sabemos en que fase está", sostuvo. Aclaró que el aumento tarifario para los grandes consumidores de agua no afectará a las familias numerosas con escasos recursos, que ya disponen desde hace años de un sistema tarifario especial.