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Barrios que buscan fondos europeos (VIII) | La Feria

La Feria, Lomo del Chinche, entre cascotes

Los vecinos de esta barriada de La Feria, entregada en 1990, alertan de continuos desprendimientos | Las humedades se han expandido por los portales

Lomo del Chinche, entre cascotes | JOSÉ CARLOS GUERRA

En el Lomo del Chinche el gris de los edificios ha dado paso al amarillo óxido. Buena parte de las cornisas de los bloques de viviendas sociales, entregados por las administraciones entre 1989 y 1990, han ido desprendiéndose con el paso del tiempo, al igual que las humedades se han expandido por los portales. «Los bomberos han tenido que venir más de una vez para que las piedras no le caigan a alguien encima», apunta Jesús Cabrera mientras pasea a su perro por la avenida Guillermo Santana Rivero. El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha decidido incluir esta urbanización situada en La Feria dentro del plan de rehabilitación de nueve barrios de la capital que ha remitido al Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y para el que busca fondos europeos.

Varios vecinos aseguran que los aljibes en los sótanos de los edificios están «estropeados»

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Los vecinos del Lomo del Chinche, una urbanización formada por unas mil viviendas, han visto cómo el barrio ha ido deteriorándose con el paso del tiempo y se sienten «abandonados» por parte de las administraciones públicas; de hecho la asociación de vecinos Covibat lleva más de una década reclamando mejoras y varias familias siguen viviendo en régimen de alquiler social. La concejalía de Urbanismo prevé dentro del plan de rehabilitación destinar 7,5 millones de euros -de los 66 que ha solicitado a Europa- para mejorar los tres edificios y el espacio público que los rodea.

Los problemas saltan a la vista nada más entrar en esta barriada. Al pie de la mayoría de los bloques los cascotes se acumulan en las aceras y las malas hierbas se multiplican entre las baldosas. «Hay muchos desperfectos, pero no podemos arreglarlos, no somos ricos», señala una pareja de la calle Pacuco Penichet que preferido permanecer en el anonimato. «¿Viste el portal lleno de humedades por dentro, con la pintura caída? Los edificios están abandonados; en mi balcón, si miras desde la calle, ya se ven los hierros por debajo asomando», recalcan.

Lomo del Chinche, entre cascotes José Carlos Guerra

El gran bloque semicircular entre las calles Donante Altruista y Guillermo Santana Rivero es una buena muestra de lo que ha ocurrido en estas casas sociales en apenas tres décadas, con mallas protegiendo sus cornisas y la fachada está tiznada de amarillo por el óxido que provocan los hierros a la vista de la estructura de hormigón. A diferencia de otros barrios de protección oficial de la capital, el Lomo del Chinche fue construido ya en democracia; en sus portales luce el escudo del Gobierno de Canarias y no la simbología falangista de los pisos construidos durante la dictadura.

«Fuck police»

«Byron buscavidas» y «Fuck Police» rezan los grafitis en las paredes del pasaje que atraviesa este edificio semicircular, a brocha gorda y en color negro. Los jóvenes, con su gran ingenio, han convertido la escalinata en una precaria cancha de fútbol y baloncesto, ante la ausencia de espacios deportivos y de ocio en la zona. Las porterías están pintadas en la pared y sobre las mismas hay unos tableros sin canasta. Además, las rejillas metálicas que cubren los conductos del aire de las casas -situadas justo encima del improvisado campo de juego- se han desprendido en su mayor parte.

«Cuando llueve el agua se filtra por los rodapies del patio y la humedad entra en casa», indica Álamo

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«Los del ayuntamiento vienen de vez en cuando a quitar las hierbas, pero siempre salen», indica Jesús Cabrera mientras a su alrededor prácticamente todas las aceras tienen alguna planta entre juntas y baldosas. Cerca de allí, en la calle Donante Altruista donde los embellecedores de los portales han dado paso al herrumbre de los hierros del hormigón, una vecina señala un tablón y un charco de agua verde, repleta de moho. «Eso sale de las humedades que viene de debajo de las casas», explica. «Lo limpian y vuelve a salir, es algo continuo», insiste.

Varios vecinos de la calle Pacuco Penichet aseguran que los aljibes situados en el sótano de los diferentes bloques están «estropeados». «Cuando cortan el agua no tenemos alternativa y de ahí vienen todas las humedades», asegura una familia en el número 4 de la citada calle. Además, afirman que las columnas de los garajes «están jodidas, destrozadas».

Lomo de los Chinches, entre cascotes José Carlos Guerra

En el portal número 6 la tónica es exactamente la misma. Las humedades se han adueñado de las paredes en la entrada del edificio. «Cuando llueve el agua se filtra por los rodapiés del patio y la humedad entra en mi casa», indica Soledad Álamo Sosa mientras enseña las paredes con la pintura desconchada en una de las habitaciones de su casa. Las filtraciones no son novedad en este bloque. «También entran por el balcón», reitera acompañada de los 26 animales que tiene en su casa.

Aunque a Soledad lo que más le preocupa es la grieta que recorre prácticamente de arriba a abajo el edificio y que surge en los balcones de la última planta. «Pagamos 250 euros de contribución, es un abuso, porque esto son casas sociales», señala. Esta y otras vecinas de Pacuco Penichet afirman que las baldosas de la acera claquetean cada vez que las pisan y que las raíces las han levantado en ciertas zonas, a pesar de haber talado el Ayuntamiento el árbol en cuestión porque «daba problemas». Y es que el deterioro que reina en los edificios se expande a los jardines que los rodean. Además, tampoco tienen ascensor, con el consiguiente problema de accesibilidad.

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Barrios que buscan fondos europeos (VIII) | La Feria José Carlos Guerra

«Ves esa palmera, está podrida, cualquier va a caerse», apunta Soledad a un ejemplar de palmera canaria en la calle Pacuco Penichet. La basura se acumula por las esquinas, las farolas de los patios interiores están oxidadas y la vegetación de los jardines necesita una poda «urgente». Aún así, hay vecinos que han optado por plantar huertos en los parterres delanteros a sus inmuebles, caso de Soledad Álamo y su hijo. «Se puede ser pobre, pero limpio, y aquí hay muchos que no lo son», recalca. Con todo, ponen un grano de arena contra la desidia que reina en el Lomo del Chinche.

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