IN MEMORIAM

El mecánico que hablaba con las rotativas

Muere Suso Castellano Brito, uno de los últimos operarios del plomo de Editorial Prensa Canaria

Suso Castellano Brito en la rotativa del Diario de Las Palmas.

Suso Castellano Brito en la rotativa del Diario de Las Palmas. / FOTO CEDIDA POR LA FAMILIA

El sector de las Artes Gráficas de Canarias perdió la pasada semana a uno de los últimos mecánicos del plomo: Suso Castellano Brito. Trabajador de Editorial Prensa Canaria, editora de LA PROVINCIA, fue todo un referente en la rotativa y en la revolución tecnológica que ha experimentado este diario desde los años 70. Compañeros de trabajo reconocían este lunes su talento como profesional y lo excelente persona que era.  

Suso Castellano Brito falleció este 19 de enero en su casa rodeado de su familia. Su viuda Fefa Cruz Betancor y sus hijas Soraya, Pepi y Raquel. Era vecino de La Isleta y conocido también por su trayectoria deportiva como portero de fútbol del Racing. 

El ex director técnico del grupo Editorial Prensa Ibérica José María Mateos indicó que «Suso nació debajo de una máquina» para expresar el talento innato del operario que con escuchar el ruido que hacía la máquina detectaba lo que le ocurría. «Era como si hablara con ellas, las entendía y se anticipaba a lo que les ocurría», reconocía el gerente de Artes Gráficas del Atlántico en la década de los 90.

Mateos recordó que cuando entró a funcionar la planta de impresión en Arinaga y con ella la gran rotativa japonesa Mitsubishi en el año 1998, que multiplicaba las posibilidades del color, vino un grupo de técnicos japoneses para enseñar cómo funcionaba la rotativa y apenas hicieron falta explicaciones. «Los japoneses venían con una documentación muy extensa debajo del brazo pero Suso tenía una cualidad increíble y es que conocía las máquinas casi de forma natural; sabía de mecánica por lo que apenas hicieron falta explicaciones», explicó el ex director técnico del grupo, que añadió que tras conocerle los japoneses le llamaban «Suso Chan», término utilizado para referirse a alguien con cariño.

«No había nadie igual que él en ninguno de los centros de impresión que tenía Prensa Ibérica entre Canarias y la Península en aquella época», subrayó Mateos. 

El trabajador recuperó y puso a punto la linotipia que está a la entrada de la sede de LA PROVINCIA

En los mismos términos se manifestó Rafael Hernández, durante 42 años jefe de mantenimiento del grupo Editorial Prensa Canaria en las Islas. Hernández manifestó que Suso Castellano tenía un conocimiento exhaustivo de todo lo relacionado con la mecánica pese a ser prácticamente un autodidacta en su profesión.

 «Era mecánico, pero conocía las diferentes facetas de su profesión de tal modo, que lo mismo era mecánico ajustador, que tornero, que tocaba un motor. Su habilidad llegaba hasta tal punto que era capaz de desarmar y armar una caja de cambios con los ojos vendados; y no lo digo por decir, sino porque lo había hecho», rememoraba sobre su «inteligencia natural, casi fuera de lo normal».

Suso Castellano Brito fue mecánico oficial en Canarias de la marca automovilística inglesa Vauxhall antes de entrar a trabajar en Editorial Prensa Ibérica en el departamento de mantenimiento a mediados de los 70. 

«Al principio venía a ayudar a montar los equipos hasta que Tomás Hernández Pulido, gerente del rotativo Diario de Las Palmas, lo contrató como mecánico de la rotativa», señaló Hernández, amigo personal de Suso Castellano. «En doce horas era capaz de montar una linotipia, una máquina que tenía una mecánica muy, muy compleja», apuntó.

Cambios tecnológicos

La linotipia, similar a una máquina de escribir de grandes dimensiones pero con 90 teclas con la que se componían los textos y cuyos caracteres estaban hechos en lingotes de plomo que había que fundir cada cierto tiempo por el desgaste, era junto a la impresión tipográfica el modelo con el que se creaban periódicos, revistas y cartelería.  Inventada por Ottmar Mergenthaler en 1886 y comercializada por la compañía Linotype, de ahí su nombre, funcionó hasta finales de los 70 cuando la impresión offset hizo su aparición. 

Una de aquellas máquinas puede verse hoy a la entrada a la sede de La Provincia, situada en alcalde Ramírez Bethencourt, número 8. Fue uno de los últimos trabajos que realizó Suso Castellano Brito para Editorial Prensa Canaria. Él fue quien la limpió y la puso en funcionamiento para recordar a los paseantes y visitantes del periódico la transformación tecnológica que ha experimentado la prensa en las últimas décadas. 

Precisamente de aquella época del plomo, Rafael Hernández recordaba una anécdota sobre la profesionalidad de Suso Castellano Brito. «Recién acabada mi carrera de ingeniería y estrenando puesto en Editorial Prensa Canaria, un medio que desconocía, se acercó un día Suso y me dijo: Yo todos los días intentó aprender algo de un compañero. Por ejemplo, de Ignacito [entonces era el hombre que limpiaba los talleres] yo le pregunto si ha visto cosas raras y él me dice que mucho polvo. Eso es que la máquina no funciona bien», comentaba para indicar cómo detectaba los problemas y el polvo de plomo en el ambiente, una sustancia muy nociva para el organismo humano.

Trabajador incansable. Suso Castellano no solo trabajaba en los talleres de Diario de Las Palmas, que entonces era vespertino, sino que si la rotativa se atascaba cuando se tiraba por la noche La Provincia; también del grupo, se le llamaba para que recompusiera la máquina. Tenía tal conocimiento de las máquinas de impresión que fue reclamado por Prensa Ibérica para que pusiera en marcha la rotativa en Oviedo, cuando el grupo comenzó a expandirse.

José Delgado, jefe de producción del Diario de Las Palmas y ya jubilado, también resaltaba su «capacidad de trabajo» y su empeño en seguir aprendiendo pese a lo que supuso el cambio tecnológico del plomo a la fotocomposición para todos los trabajadores, pero especialmente a los de talleres. «Tenía dominio y conocimiento de cualquier rotativa; ponía mucho empeño en cualquier cambio tecnológico que hubiera en la empresa», apuntaba José Delgado, a quien en una ocasión le arregló el coche particular. «Era un trozo de pan», declaraba sobre su generosidad como compañero.

El que también fuera jefe de producción de LA PROVINCIA por la misma época, José Buigues, añadía que era un «ejemplo de trabajador» no solo por su lealtad con la empresa «sin él no podía salir el periódico», en referencia a que la rotativa era clave para que el diario estuviera en la calle, sino también como colega. Compañeros y excompañeros manifestaron su tristeza por su pérdida y recordaron su profesionalidad y humanidad.