comercios históricos de las palmas de gran canaria

La boutique Gema: las hijas de Mercedita

La boutique Gema, abierta desde hace 65 años es uno de los comercios más longevos de Triana

Tres hermanas han pasado por la tienda después de que madre la fundara 

Benito Robaina rezó a la virgen de la Soledad para que su mujer, Mercedes Frías sobreviviera a su primer embarazo, en el que estaba en peligro la vida de la madre. Pudo ser gracias a la virgen, el médico o la suerte, pero Frías sobrevivió y nació Soledad y luego Josefa, más tarde Mercedes, y por último Dolores. O como son conocidas, las hijas de Mercedita. Las dos generaciones han gestionado la boutique Gema en la calle Travieso desde 1958, uno de los comercios más longevos que permanecen en Triana. 

Tras quedarse viuda muy joven Mercedes Frías decidió abrir una tienda de ropa para sacar adelante a sus cuatro hijas. Utilizó sus conocimientos como modista para compaginar mercería con boutique. «En esa época no había ropa ninguna», explica Soledad, por eso, era importante la venta de mercería y de confección personalizada. 

La empresaria cosía vestidos de novia, de fiesta o ropa de moda de la época. «Nos criamos entre alfileres y telas por todas partes, por las mañanas nuestro salón se convertía en taller de costura, imagina en una casa pequeña la sala con ocho o diez chicas que venían a trabajar», recuerda Mercedes. «Y así crecimos, entre muchas mujeres en casa y mucho trabajo», dice Josefa.

Poco a poco la tienda se fue transformando con el tiempo y dejaron de vender botones y cintas para convertirse en una tienda exclusivamente de ropa. Además, Frías dejó de coser porque las clientas de la alta sociedad «eran muy malas pagadoras». La ropa siempre ha sido de marcas prestigiosas, como Anna Mora, que las empresarias fueron las primeras compradoras que tuvo la marca en Canarias.

«Nuestra madre fue muy avanzada para su época», afirma Soledad. Y es que su madre se iba de viaje a las capitales de la moda como Milán, Londres o París sin saber una palabra del idioma del lugar. Sus viajes eran para surtir a la tienda con prendas a la última tendencia. «Ella cogía la tarjetita del hotel paraba un taxi que la llevara al centro, compraba, y le enseñaba al taxista la tarjeta para que la llevara de vuelta», detalla Mercedes. 

El escaparate de la boutique Gema.

El escaparate de la boutique Gema. / ANDRES CRUZ

Soledad y Josefa, las dos primeras hijas no quisieron seguir estudiando después de finalizar el bachillerato, por lo que empezaron a trabajar en el negocio familiar. La tercera, Mercedes, aunque siempre le había gustado la tienda se casó muy joven y tuvo que dedicarse al trabajo en el hogar a petición de su marido. Sin embargo, siempre que su esposo se iba, la joven aprovechaba para ir a ayudar a sus hermanas. La más pequeña, Dolores, estudió Enfermería y se dedicó a su profesión en el Hospital Materno Infantil. 

Frías se fue desligando poco a poco de la tienda para pasar el testigo a sus dos hijas mayores. A partir de entonces empezó a vivir la vida que no había podido disfrutar por trabajar incansablemente en su negocio y en el cuidado de la familia. Pudo irse de viaje, pero no para comprar mercancía, sino por turismo y comenzó a pintar, su gran pasión. Sin embargo, nunca dejó de visitar el negocio y a sus hijas para ayudar en lo que hiciera falta o simplemente pasar tiempo juntas. «Ella estaba siempre con nosotras», asegura Soledad. 

Mercedes Robaina cuelga una de las prendas de la tienda.

Mercedes Robaina cuelga una de las prendas de la tienda. / ANDRES CRUZ

Sin embargo, dos varapalos llegaron seguidos para la familia. Primero, la muerte de su madre y al poco tiempo después el fallecimiento de la hermana más joven. Para la familia fue devastador, por lo que encargarse de la tienda cada día era un peso muy duro. Soledad y Josefa se jubilaron a finales del año porque «se vinieron abajo». «Yo pasé el duelo de mi hermana, no podíamos aquí hablar de ella cuando venían clientes, pero yo era más dura, quizás», cuenta Mercedes, que relevó a sus hermanas y es la que actualmente sigue con el legado de su madre. El legado en que cualquier cliente merecía una atención personalizada. «Siempre decía que una persona solamente por pisar la tienda, ya es digno de agradecer», rememora Mercedes. 

Suscríbete para seguir leyendo