Entrevista | Antonio Rodríguez Rodríguez Hijo Adoptivo

Antonio Rodríguez: «La universidad debe especializarse y no poner un clavito en cada esquina»

Antonio Nicolás Rodríguez Rodríguez (San Mateo, 1949) ha sido distinguido por Las Palmas de Gran Canaria con el título de Hijo Adoptivo. Del presidente de la Universidad Fernando Pessoa, de Guía, se destaca que es «un profesional formado en la asistencia sanitaria, gestor y emprendedor tenaz en su vocación de ampliar la oferta universitaria en la región».

Antonio Rodríguez, presidente de la Universidad Fernando Pessoa, de Guía. | |

Antonio Rodríguez, presidente de la Universidad Fernando Pessoa, de Guía. | | / Juan Castro

Javier Bolaños

Javier Bolaños

¿Cómo se le ha tratado Las Palmas de Gran Canaria?

Yo he vivido 60 años de mi vida en la ciudad, y desarrollado toda mi labor siempre en Las Palmas de Gran Canaria. Mis primeras empresas las monté ahí, y todavía sigo teniendo una gran vinculación con Vegueta. Porque, entre otras cosas, yo trabajé en Vegueta. Cuando era pequeño vivía en Vegueta. Empecé con el centro, porque estaba trabajando allí. De hecho la Universidad nació en el seno de los hospitales San Roque, que son nuestros hospitales universitarios. Y siempre he tenido una gran vinculación con el barrio de Vegueta. Y todavía conservo una casa, y parte de nuestra Universidad sigue, con un centro de innovación para futuros empresarios.

Sea crítico constructivo. ¿En que se puede mejorar la ciudad?

Una de las cosas que echo más de menos es la limpieza. Está a la vista. Molesta pasear por la calle y pisar cacas de perro, y que pases junto a los contenedores y huelen mal. No solo por nosotros, sino que da una mala imagen, porque muestra falta de higiene.

Y ¿qué aspectos deben valorarse, y que son ejemplares?

Yo valoro mucho mi playa de Las Canteras, que es un referente mundial. Tenemos una de las mejores playas de ciudad del mundo. Y es algo muy positivo.

Desde la Universidad Fernando Pessoa tiene una visión panorámica muy real de cómo son las nuevas generaciones. ¿Cómo las definiría?

Los que tenemos una edad tendemos a decir que son peores que las nuestras; yo no lo creo. Vienen muchísimo mejor preparados. Nosotros hemos tardado más años en evolucionar, como profesionales y personas. Y hoy la gente está mucho mejor preparada.

Se suele hablar de que se da una formación muy teórica y poco práctica. ¿Se puede derribar ese muro?

Yo derribaría ese muro, al menos en nuestra Universidad. Casi todas las carreras son prácticas, que llega en muchos casos al 50%. Y los alumnos salen perfectamente preparados. Los periodistas tienen su estudio de televisión y de radio, y tienen un micrófono y una cámara el primer año. En la época en la que vivimos hay que combinar la teórica y la práctica.

«Una de las cosas que más echo en falta es la limpieza en la ciudad; y, en el lado positivo, tenemos la mejor playa urbana del mundo»

¿Hacia dónde deben tender las universidades, tal vez hacia la especialización?

La nueva Ley de Universidades no acompaña a la especialización, porque pretende que tengas distintas facultades en cada universidad. Yo opto por la especialización, porque eso hace que crezca con más robustez, y no poniendo un clavito en cada esquina. Como decía Fernando Pessoa, «pon todo lo que eres en lo mínimo que hagas», que es nuestro lema.

¿Qué ha aportado la Fernando Pessoa a Gran Canaria y a Canarias, aunque el mundo de la privada es joven?

Las universidades públicas son importantísimas, y yo estudié en una, como casi todos. Pero estuve 38 años en los hospitales San Roque trabajando de director de Recursos Humanos, y detecté que la gente salía de la formación profesional medianamente preparada, porque no tenía la parte práctica. Fallaba, y todavía sigue fallando en algunas. Ahí surgió la necesidad de crear un centro de formación profesional, que fue cómo empezamos nosotros: con técnicos superiores de rayos, de laboratorio, anatomía patológica, de radioterapia... Los primeros radioterapeutas de Canarias los formamos nosotros, luego lo dejamos, porque sacamos como 50, y ya eran suficientes. Tampoco era cuestión de que se quedaran en el paro. La universidad privada surge ante una falta de respuesta de los diferentes organismos, porque no puede crear carreras nuevas y no ponen las perras. Nosotros salimos ahí porque había un montón de personas que se iba a la Península, con los costes que eso supone. Lo que hemos con gente que nunca podía haber cumplido sus sueños con determinadas carreras, como Enfermería, Fisioterapia, o Medicina, que empezamos este año, y que es la primera universidad privada en Canarias que la tiene. Eso le da una oportunidad a 50 alumnos por año a formarse. No hemos querido un número superior para formarlos bien. Además, hay una carencia de médicos y enfermeros que es bestial. Y estamos en ello.

Han creado nuevos Grados, y ampliado las instalaciones, que les permite duplicar su capacidad. ¿Es el momento de asentarse o le están dando vueltas a cómo seguir creciendo?

No, no. La Universidad es una empresa viva. Hay mucha gente joven, con muchas ambiciones. Y se les ocurre decir: yo haría un máster de no sé qué, o esto que no hay. Estamos en un momento de mucha creatividad, y creo que el profesorado nuestro está muy motivado. Somos un triunvirarto, mis hijos y yo, esto no tiene grandes burocracias como las universidades públicas, que son muy grandes. La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria tiene unos 22.000 estudiantes, nosotros 1.400. Aspiramos a crecer, y por ejemplo, hemos presentado en la consejería de Educación un proyecto para dar tres nuevas carreras: Podología, Óptica, que ahora se tiene que ir a la Península, y un doble grado en Educación Física-Fisioterapia. Está pendiente de que nos lo aprueben, pero se quedó encajonada.

¿Y nuevas ampliaciones?

Entre la primera fase y la nueva que acabamos de terminar tenemos fabricados casi 22.000 metros cuadrados. Se aprovechan los espacios por la mañana, pero puede funcionar por las tardes. Como capacidad, podríamos albergar entre 4.500 y 5.000 estudiantes. Y la nueva Ley también permite expandirnos a otros suelos, porque ya no se restringe la zona.

Y ¿cómo se ha vivido en la familia este reconocimiento?

Con mucha alegría. La primera sorpresa me la he llevado yo. Me llamaron de la Alcaldía diciéndome que el alcalde -Augusto Hidalgo- quería hablar conmigo. Y me pregunté: ¿qué querrá?, pensando que era porque había presentado una propuesta para firmar un convenio para pasar pacientes con necesidades bucodentales, en su mayoría de Servicios Sociales, y estaba pendiente de firmarse, y como anunció que se iba a marchar. Y nada más llamarme me dio las felicidades, y no sabía por qué. Y me dijo que había sido elegido, y lo agradezco mucho. Yo las felicidades que más he sentido han sido las de mis hijos y mi mujer.

Suscríbete para seguir leyendo