Cartas de amor en Guaguas Municipales

El servicio de objetos perdidos de la compañía de transporte público recibe artículos extraviados peculiares como satisfayers, vestidos de novia o misivas de enamorados

¿Quién perdió un satisfayer en la guagua? Eso es lo que se preguntaron los trabajadores de Guaguas Municipales al encontrar el juguete erótico. Los objetos perdidos en el transporte público son tan variopintos como singulares. El departamento de Calidad y Comercial recibe constantemente los artículos que por un despiste la gente deja atrás mientras viaja. A pesar de que los más frecuentes son billeteras, gafas y paraguas, otros dan la nota por su peculiaridad. «La gente olvida de todo», cuenta la trabajadora del departamento Lidia Santana. 

Las guaguas son un espacio de tránsito en el que se pueden encontrar muchos objetos de los 150.000 viajeros que diariamente usan el transporte público cada vez más gracias a la gratuitidad. En época lectiva las mochilas se encuentran a tutiplén y con merienda incluida. Quizás entre los estudiantes se ha convertido en la nueva excusa que sustituya a ese perro que se come los deberes como si fueran rosbif. «Profe hice la tarea, pero me la dejé en la guagua», dirían esos alumnos olvidadizos. 

Más misterio tienen las muletas abandonadas, ya que ese pasajero que en un principio subió adolorido, en un trayecto de algunos minutos fue curado de su mal y salió caminando nuevamente en una especie de recreación bíblica. Las dentaduras también tienen su aquel, los trabajadores siguen dándole vueltas a la forma en la que una persona olvidó este objeto tan esencial. «Llegamos a la conclusión que era una dentadura nueva, entonces dijimos, bueno, a lo mejor es que la fue a buscar y no se la llevo puesta como mismo pierdes la cartera, pues pierdes eso, pero sí que nos echamos una risa», asegura Santana.

La trabajadora de Guaguas Municipales Lidia Santana coloca un vestido de fiesta encontrado en el transporte público.

La trabajadora de Guaguas Municipales Lidia Santana coloca un vestido de fiesta encontrado en el transporte público. / josé carlos guerra

Pensar en las historias detrás de cada objeto es lo primero que viene a la cabeza y saber qué pasó después de que la persona lo recupera es una incógnita. En una ocasión una usuaria perdió su vestido de novia, y ese acto involuntario le pareció una señal del destino. ¿Casarse o no casarse? Esa era la cuestión. Comenzó a replantearse si realmente quería comprometerse en la salud y en la enfermedad después de haber perdido uno de los accesorios más importantes para la fiesta, después de la pareja. 

A pesar de que algunos le otorguen un sentido especial, perder un objeto es algo habitual que le ocurre a todo el mundo, sobre todo al volver a la rutina. Por ello, los días que más artículos encuentran son los lunes o a la vuelta de festivos

Los artículos sentimentales son los que más duele perder como los juguetes de los niños, que sus padres llaman desesperados en su busca porque el pequeño no puede vivir sin su peluche. Pero también los monetarios que son de gran valor como «carteras con mil euros, o relojes Rolex o de marcas súper caras, y que a lo mejor algunas veces tienen pinta de nuevos». Santana recuerda que una mujer perdió una cartera con 1.000 euros en efectivo de su salario de todo el mes y pudo recuperarlo gracias a la entrega de los trabajadores de Guaguas.

Cuando algún objeto se extravía el conductor de la guagua lo entrega al jefe de zona y este lo mete en uno de los buzones habilitados para objetos perdidos que se encuentran en las terminales. A su vez son transportados a la oficina central en El Sebadal, para ser etiquetados. Los artículos permanecen durante 15 días esperando encontrar al dueño, pero si no aparecen, son donados a Cáritas sobre todo la ropa o las gafas, que pueden tener utilidad para personas en riesgo de exclusión social. Por otra parte, aquellos que contienen información personal como billeteras, la documentación de identidad o llaves son redirigidos a la policía. Y aquellos que su donación no es posible se botan a la basura al pasar las dos semanas.

Protocolo

Cuando llegan a la central comienza un trabajo casi detectivesco por encontrar al dueño. Si los trabajadores de Guaguas tienen algún indicio de la identidad de la persona comienzan un periplo de llamadas para devolver el objeto. «Por ejemplo, con un carnet de estudiantes, llamamos al centro y comunicamos la pérdida de ese alumno para que avisen a ese chico y puedan llamar a la central», explica. «Siempre se intenta localizar al cliente en la medida de lo posible si tiene un carnet de guagua en nuestra base de datos están los teléfonos y los llamamos, si tienen un currículum, por ejemplo, tenemos también localizado su teléfono», añade Santana. «Recuerdo una vez que se perdió algo de Cortefiel y como la persona había pagado con tarjeta llamamos a la tienda y pudieron localizarla», comenta.

En muchas ocasiones son los propios usuarios los que se dan cuenta de que han perdido algo y llaman directamente al número 928 30 58 00 para recuperarlo. «Nosotros le preguntamos en qué línea ha sido, en qué dirección, a qué hora, para tener datos concretos, y después a lo mejor la persona viene aquí a buscarlo o ya se lo enviamos a la oficina comercial que nos diga, que pueden ser la de Obelisco, Santa Catalina, Teatro o Ciudad Alta», detalla.

Un trabajo que conlleva dedicación y horas para que un despiste no acabe en un drama. «Hemos encontrado también carritos de bebé, pero sin el niño, menos mal», afirma. Está claro que los objetos que más se pierden son los más livianos que los usuarios no notan que dejan atrás como las gafas, llaves, paraguas, carteras o auriculares inalámbricos. Sin embargo, otros descuidos dejan a los viajeros con un mal sabor de boca por haber extraviado algo tan preciado. Como aquel que perdió las cartas de amor que guardaba dentro de un bolso. ¿Me quiere o no me quiere? Nuca lo sabrá. 

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