Se acerca el 22 de diciembre, una fecha muy especial para muchos españoles por ser la jornada en la que se celebra el sorteo de la Lotería de Navidad. Dado que los décimos salieron a la venta el pasado 8 de julio, una gran parte de la población ya ha comprado los suyos. Aun así, siempre hay quien aprovecha los últimos días para hacerse con algún número que no tenía previsto hasta el momento.

Igualmente, una de las administraciones de lotería más reconocidas, Doña Manolita (en Madrid), anunciaba esta misma semana que ha vendido todos los décimos para el sorteo navideño de este año. Un dato que resulta de lo más creíble después de ver las colas inmensas que se formaban casi a diario delante del establecimiento madrileño. Ahora bien, hay un porcentaje de los boletos de Navidad que no se llegan a vender por ninguna de las vías.

El año en el que Hacienda ganó el Premio Gordo

Vayamos un paso más allá en este tema: ¿qué sucedería si uno de los números que no se han vendido resultase ser la combinación ganadora del Gordo? Suena de lo más surrealista, sí, pero no es imposible. Hasta la fecha, este fenómeno solo se ha producido en una única ocasión, pero no está exento de repetirse. Fue el 22 de diciembre del año 1931 en la Casa de la Moneda, lugar en el que se celebraba el sorteo navideño.

Solo faltaban menos de treinta bolas y los premios grandes ya habían salido, pero el premio Gordo se resistía a hacer su esperada aparición. Aproximadamente sobre las once y media, los niños y las niñas de San Ildefonso cantaron el número 24.717, lo que en aquella época equivalía a quince millones de pesetas.

"¡Oído a la caja! El 24.717, ¡a la reserva!", se oyó de repente en aquella sala. Así es como se descubrió que el número afortunado no se había llegado a vender, y el Gordo de Navidad del 1931 entró directamente en las arcas públicas. Ante tal estampa, puedes imaginarte las caras escépticas de los que estaban allí presentes.

Los premios de la lotería navideña que nadie reclama

Supongamos que ningún participante reclama el premio de un boleto ganador o, en su defecto, deja que termine el plazo legal de tres meses para cobrarlo. En estos casos, la mecánica es la misma. El dinero del premio pasaría directamente a manos del Estado.