La Provincia - Diario de Las Palmas

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‘Satisfaction’

"La satisfacción es la única riqueza real" A. Nobel

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Uno de los grandes dilemas del siglo XX será saber si eran mejores los “Beatles” o los “Rolling Stones”. Obviamente la respuesta va por parroquias. Los habrá que dirán que los “Rolling” eran más irrespetuosos, más roqueros, menos pijos; mientras que otros dirán que los escarabajos eran más “intelectualoides”, más poéticos, más cultivados, y que llegaron a rozar la convergencia asintótica con la música clásica. Quizás esta discusión tuviera más sentido a mediados del siglo pasado, los famosos 60, en la que cada cual tenía que elegir en qué bando se situaba, como en la famosa película “Quadrophenia”, con música de los “Who”, otros que tampoco eran cojos. Por entonces o eras rocker, o eras punk, o eras mod. Las famosas peleas entre rockers y mods en la ciudad de Brighton, la capital de la Costa del Sol británica. Bueno, en esa película los punk todavía no habían aparecido, con los “Sex Pistols” y su famoso “God save the Queen”, o los “Clash”, con su mítico “London Calling”. ¡Qué tiempos aquellos de antigua normalidad!

Es muy interesante el origen de todos estos términos que han impregnado la cultura occidental. Rock, para el que no lo sepa, significa balanceo. Por ejemplo, en inglés a la famosa tumbona se le denomina “Rocking chair”. ¡Me encantan los tupés y las faldas de lunares! Pop es otra palabra muy interesante, que significa aparición súbita y que también es la abreviación de popular. Creaciones simples, sencillas, de fácil comercialización, como el famoso Beaujolais Nouveau, un vino joven sin pretensiones elaborado con uvas Gamay en la región que le da su nombre. ¡Un verdadero éxito comercial! El término punk parece ser que fue originalmente utilizado por Shakespeare y era sinónimo de prostituta o de jóvenes que se prostituían con hombres más viejos. Quadrophenia es una variación popular del término médico esquizofrenia, utilizado para describir las diferentes personalidades de los jóvenes mods de la época, con estilos de vida diferentes en el plan social y en el personal. Es lo que se denomina trastorno de identidad disociativo, conocido por el acrónimo DID. Por entonces, los jóvenes británicos no vivían para trabajar, sino que trabajaban para dar rienda a suelta a sus pasiones. Siempre me llamó la atención, la sencillez con la que en el Reino Unido se conseguía un “job”, y que los salarios se pagasen cada semana: el arte de vivir al día. La llegada de Thatcher al poder, la dama de hierro, cambió el curso de la historia. Thatcher introdujo una serie de reformas en el mercado de trabajo británico que hizo que la contratación fuese mucho más flexible, disminuyendo el apabullante crecimiento del paro y reduciendo en gran medida el gran poder de los sindicatos. Se quiera o no, es considerada, después de Winston Churchill, como uno de los primeros ministros más influyentes en la historia del Reino Unido. Sus políticas desreguladoras del sector financiero cambiaron la fisonomía de un país que fue el origen de la revolución industrial y de la lucha obrera. En particular fue sonada su enconada batalla durante dos años en la huelga minera de 1984-1985, pulso que terminó ganando.

Ustedes pensarán ¿por qué hablo de este tema?, ¿de qué va el artículo de hoy? Va de satisfacción, como la famosa canción de los Rolling, que es un icono de la música de los 70. Va de una satisfacción hipócrita que nos está matando. Creo que ya se han dado cuenta que estamos en una situación extrema de emergencia nacional, que va a cambiar la fisonomía de nuestro país y de la nuestra sociedad a nivel mundial. La gestión inicial que se hizo de la pandemia, con un bloqueo total de la economía, fue un desastre, porque ahora ya no será posible hacer lo mismo, o iremos dirigidos claramente hacia el abismo. Se habla de que el 30% del pequeño y mediano comercio de nuestro país desaparecerá. Se diga lo que se diga, la vacuna tardará y no creo que ningún gobierno tome la decisión de vacunar a las poblaciones de riesgo sin las precauciones necesarias. Una vacuna no deja de ser la introducción de una réplica del virus atenuada; y si las personas en riesgo son aquellas que generan procesos inflamatorios y una lluvia de citoquinas debido a la desregulación de su sistema inmune, todavía quedaría ver como reaccionarían ante este estímulo. Fíjense que pese a los esfuerzos internacionales no se ha conseguido una vacuna contra el sida. Dicho de otro modo, la dirección que se ha tomado es la de inmunización de grupo y el tratamiento de la infección y sobre todo de la inflamación con fármacos reposicionados. Hay muchos intereses económicos y la ciencia nunca ha estado tan controlada por grandes lobbies. Nosotros mismos en colaboración con equipos de Ohio hemos finalizado investigaciones sobre fármacos reposicionados contra la covid, encontrando cuatro tipos de drogas:

1. Reguladores de la expresión genética

2. Antivirales

3. Antiinflamatorios

4. Fármacos que actúan contra las comorbilidades.

Paradójicamente, varias revistas no han querido publicar estos hallazgos hasta que no mostremos los resultados de análisis clínicos. Nunca hemos visto tal cosa. El control de la información es abrumador y es difícil diferenciar las informaciones con base científica y las “fake news”.

La organización de la docencia en las universidades ha sido una calamidad, se han perdido meses valiosos, porque muchos creían que en junio todo esto estaría superado

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Esta semana la viróloga china emigrada a los Estados Unidos, Li-Meng Yan, ha afirmado que mostrará las pruebas que demuestran que se trata de un virus manipulado. De ser cierto puede ser muy grave. Mientras tanto, nuestros políticos y nuestros responsables muestran satisfacción. No se sabe de qué. La organización de la docencia en las universidades ha sido una calamidad, se han perdido meses valiosos, porque muchos creían que en junio todo esto estaría superado. Anunciamos la segunda ola y desgraciadamente no nos hemos equivocado. Solo hemos infraestimado el número de contagios, lo cual indica que la gestión ha sido aún peor de lo que cabía esperar. Cada cual hace la guerra por su cuenta, no hay coordinación y una adopción de medidas sencillas y eficientes. Se diga lo que se diga, no estamos preparados para la Universidad online, porque estos últimos años nos hemos quedado rezagados. No podemos competir con Coursera, Udemy, o con la Khan Academy. Yo recomiendo sus vídeos a mis alumnos. Abrimos los bares y cerramos las aulas. Y aunque todo ha cambiado, algunos siguen obsesionados con el programa. Los políticos siguen peleándose, pensando mediocremente que las derrotas del enemigo son únicas victorias, obstruyendo a la justicia, mientras todos nos vamos al carajo. “Satisfaction”. No quiero oír más esta palabra, ni por parte del rector, ni de los consejeros, ni de los ministros, ni de nadie, mientras este país se está yendo al carajo. Se necesita un ejercicio de realidad, unos presupuestos generales, y que los partidos políticos colaboren y hagan política de estado. Los funcionarios tenemos que dar la talla en estos difíciles momentos, poniendo en marcha medidas sencillas y fáciles de seguir y de respetar. No parece ser la dirección que algunos han adoptado, sino la de las medidas rococó, la falta de responsabilidad, la de vuelva usted mañana, o esto de mí no depende. El pasado 31 de agosto quise utilizar la sala de Juntas del Departamento para reunirme con dos personas que venían desde Madrid y Barcelona para discutir un proyecto y no fue posible. El procedimiento está tan inadaptado a la realidad que terminamos reservando una sala en el talud de la Ería. Éste es solo es un ejemplo. Impedir cuando deberíamos facilitar. Con los ERTE y las ayudas sociales ha ocurrido lo mismo.

¿Por qué hay que elegir entre los Beatles y los Rolling? Cada cual en su momento. Solo saldremos de esta si estamos unidos, y si somos capaces de poner a los mejores al mando. Las mentiras tienen un corto recorrido, y da igual que te metas un dedo en la nariz o que se niegue la mayor diciendo que los que están ahora son otros y nada tienen que ver con los que la han armado. La fidelidad tiene el límite de la ley. Cada vez nos queda menos tiempo. Siento ser tan realista.

JUAN LUIS FERNÁNDEZ-MARTÍNEZ es CATEDRÁTICO DEL DEPARTAMENTO DE MATEMÁTICAS

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