Reseteando

Traidor el que no hiperventile

Feijóo y Pedro Sánchez.

Feijóo y Pedro Sánchez. / Europa Press

Javier Durán

Javier Durán

Hablemos de la hiperventilación política. ¿Con quién hiperventila más, con Sánchez o con Feijóo? Esa referencia clínica para referirse a una respiración más profunda y rápida, producto de un episodio de ansiedad o malamente sorpresivo (ser testigo de un asesinato, una pregunta desgraciada en una oposición...), se ha incorporado a la jerga política y periodística. Los tertulianos que estrujan la amnistía como la teta de una cabra hablan de la España hiperventilada, de la misma forma que dictaminan sobre la crispada o indignada. Se me antoja, en todo caso, que la adaptación de la acepción vale más para la derecha que para la órbita de la izquierda. Un tipo que inunda todos los poros de su pellejo con el antisanchismo y su horizonte universal está en posesión de una compleja hiperventilación. Sin ir más lejos, esa derecha pretende (y sigue en ello) que el país entero hiperventile, una agitación a través de la madre de todas las guerras, la Apocalipsis, la fractura entre el cielo y la tierra, el juicio final. Y pobre de usted en caso de no hiperventilar por las tretas del brujo: lo abrazan como a un santo descarnado con la bandera del águila para que le entre el canguelo y manche el gayumbo. La hiperventilación es muy dañina: bastantes luchan contra ella, evitando ser contaminados, soportando los embates y eructos de los que ven a los remilgados como traidores de la patria. Pienso en esas señoras y señores de cierta edad que van a Ferraz y se les sube la tensión, aunque acaricien con sus dedos las cuentas de un rosario. Digiero también esas cenas y almuerzos que acaban en broncas hiperventiladas, donde parece que a los comensales se les acaba la vida en el perdón a Puigdemont y su tropa. Esto no puede volver a suceder. «No es esto, no es esto», dijo Ortega y Gasset. Claro que puede ser, pero con ejercicios respiratorios aproximativos para evitar algo tan molesto como la hiperventilación. A sabiendas, además, de que la derecha derechona iba ir a por todas sin importarle una manzanilla la bola que se le forma al hiperventilado en el bajante alimenticio.

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