Opinión | Punto malva

Feminismo de altos vuelos

Mary Pat Laffey Inman

Mary Pat Laffey Inman / La Provincia

Estados Unidos aprobó en 1964 la Ley de Derechos Civiles que ponía fin a la discriminación racial y equiparaba a todos sus ciudadanos, fuera cual fuera su origen, su religión o su sexo, al menos sobre el papel. El movimiento nacional que culminó en aquella ley había empezado en 1955, en el Estado de Alabama, cuando Rosa Parks se negó a ceder su asiento en el autobús a una persona blanca.

Seis años después de que se aprobara aquella ley, las azafatas de la compañía Northwest Airlines emprendieron una batalla judicial para acabar con el sexismo en su empresa y en la profesión. Con la nueva legislación la situación les era más propicia. Por contrato, las empleadas que atendían a los pasajeros en cabina eran despedidas si engordaban, si se casaban o, automáticamente, al cumplir 32 años. Esa era la edad de caducidad de una auxiliar de vuelo de la Northwest Airlines. Su formación consistía, básicamente, en conocer la localización de los controles de emergencias y aprender a maquillarse.

Ellen Church, la primera auxiliar de vuelo de la historia, era una granjera de Iowa que quiso ser piloto, pero que tuvo que conformarse con atender a viajeros durante el vuelo. En 1930 se incorporó a Boeing Air Transport, luego United Airlines. La compañía decidió contratar a varias enfermeras, para tranquilidad de sus usuarios. Solo se admitían azafatas solteras, menores de 25 años, que no excedieran los 52 kilos y no midieran más de 1,60.

La Northwest Airlines, y como ella el resto de las compañías aéreas, promocionaban sus vuelos con imágenes complacientes, incluso sexys, de sus azafatas, casi clones: todas eran jóvenes, guapas, perfectamente maquilladas, impecablemente vestidas, siempre disponibles para los pasajeros. Mary Pat Laffey Inman fue una de esas mujeres reclutadas por la Northwest Airlines. Ingresó con 20 años, pasado un tiempo, y con una reclamación de por medio, ascendió y se convirtió en la primera mujer sobrecargo de la empresa. En 1970, cumplidos los 32, cuando debería haber colgado el uniforme, se puso al frente de una demanda colectiva que se prolongó durante 15 años.

La combativa historia de las azafatas de la Northwest Airlines, que en 2008 fue absorbida por Delta Air Lines, ha sido recogida en un documental, titulado Fly With Me, del programa American Experience, en la televisión pública estadounidense. Coincidiendo con su emisión, a finales de febrero, The New York Times entrevistó a Mary Pat Laffey Inman, que ya tiene 86 años y que relata cómo en 1969, por la resistencia de la aerolínea a equiparar a hombres y mujeres por contrato en el puesto de auxiliar de vuelo, las empleadas emprendieron una demanda judicial que no se resolvió hasta caer en manos de la jueza Ruth Bader Ginsburg, en 1985, con un fallo favorable a las empleadas que a la Northwest Airlines le costó más de 30 millones de dólares en indemnizaciones. Aquellas feministas de altos vuelos, que querían viajar y ver mundo, contribuyeron a hacerlo un poco mejor para ellas y sus compañeras.