59 días estuvo Felicidad García en la Unidad de Cuidados Intensivos, la mayor parte del tiempo sedada y acostada. Algo menos, 48 días, fueron los que permaneció José del Castillo con cuidados intensivos. Ambos le han ganado la guerra al coronavirus pero ahora se enfrentan a una segunda batalla, la de recuperarse de todos los daños que les ha dejado el virus y la estancia tan prolongada en la cama de una UCI. Daños musculares, psicológicos y pulmonares son las principales secuelas que sufren estos pacientes.

Si por algo se está caracterizando el impacto del covid en la personas contagiadas es por la gran cantidad de días que los pacientes permanecen en las Unidades de Cuidados Intensivos. Se trata de meses de ingreso inconscientes y conectados a una máquina que les permite respirar.

"Por lo general, las Unidades de Cuidados Intensivos dejan un consumo muscular muy grande, incluso se habla del síndrome de debilidad adquirida en UCI", explica José María Núñez, vocal de la Sociedad de Medicina Intensiva. Los pacientes que han estado encamados durante semanas y hasta meses, y también debido a la la medicación que han llevado en estas unidades, llegan a perder un 40% de su masa muscular. Durante los siguientes días a su salida de la UCI no pueden caminar ni prácticamente hacer ninguna actividad de la vida cotidiana, por lo que necesitan de intensas sesiones de rehabilitación.

Las secuelas psicológicas también acompañan durante un tiempo a estos enfermos, quienes llegan a desarrollar cuadros "de estrés posttraumático muy parecidos a los que sufren los soldados que van a las guerras", señala.

Un cuadro que se manifiesta sobre todo en el padecimiento de pesadillas muy fuertes por las noches "o en oir cualquier sonido y enseguida pensar que son las máquinas de la UCI". A estos daños se suman otros específicos del covid, "que ahora estamos empezando a conocer". Una de las principales secuelas son los daños en los pulmones en forma de fibrosis, una especie de cicatriz que hace que los pulmones no se expandan bien al respirar, lo que causa fatiga en el paciente y dificultades para llevar a cabo acciones de la vida cotidiana. También se ha visto que el 40% de los enfermos desarrolla problemas de coagulación que pueden generar trombos.