"Una mujer culta, inteligente, rebelde, locuaz y vanidosa"

En su estudio de más de una década sobre Adela Almerich, Norberto Mesado se ha quedado prendido de una bella mujer que logró codearse con la más alta alcurnia aristocrática a pesar de sus orígenes humildes. Durante su vida cosechó diversos amantes, todos de un reputado estatus, que la agasajaron con infinidad de joyas y las mejores prendas. Fue la amante fiel de Alfonso XII, del que siempre estuvo enamorada, "aunque Adela era enamoradiza, necesitaba estarlo para seguir viviendo", señaló Mesado. Vivió una vida de lujos, aunque acabó muriendo sola. Aquellos que la conocieron destacan su gran personalidad y señorío ataviada con vestidos de ensueño, que destacaba en un pueblo, les Alqueries, donde las mujeres vestían de negro. Para conocer más en profundidad su personalidad, Mesado encargó a la directora del Instituto de Estudios Psicografológicos de Valencia, María Teresa Beatriz García, que interpretará la escritura de Adela, plasmada en las tres cartas que le mandó a su último amante, Francisco Fenollosa. Una de ellas se la remitió desde el majestuoso Gran Hotel París, en el centro de Madrid. "Letra distinguida, pausada y arrogante como reflejo de una exquisita educación, formando parte de un repertorio de conductas que deben diferenciar a su autora, poniendo de manifiesto quién es y a qué clase pertenece", remarca la experta. El informe prosigue asegurando que, en esencia, "subyace un carácter fuerte e indómito, rebelde, obstinado, independiente, locuaz y llena de energía, porque es también inteligente e interesada y porque su controlada pero presente vanidad así se lo dicta". Fue Adela Lucía Almerich Cardet. i SARA RÍOS