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Salud

Covid persistente, una enfermedad que apenas da tregua

Elena Rodríguez, una mujer de 55 años afectada por el covid persistente, relata cómo cambió su vida el coronavirus - La paciente lucha por superar las secuelas

Elena Rodríguez, recientemente en su domicilio. LP/DLP

La vida de Elena Rodríguez, una mujer de 55 años que reside en el municipio majorero de Puerto del Rosario, cambió de forma radical en diciembre de 2021 al contraer la infección por SARS-CoV-2. Y es que el virus no solo la llevó a permanecer ingresada tres semanas en la Unidad de Medicina Intensiva (UMI) del Hospital General de Fuerteventura, también le provocó secuelas que a día de hoy persisten. «Siento que estoy limitada. Siempre he sido una persona muy activa y ahora no soy capaz de hacer ni la mitad de las cosas que hacía antes», cuenta la afectada. 

El colectivo de aquejados solicita la creación de grupos multidisciplinares especializados

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Según relata, todo comenzó el 4 de diciembre, cuando aún no había accedido a la vacuna contra el Covid-19 y conoció que había contraído la afección. «Mis dos hijos también dieron positivo, pero yo con el paso de los días me sentía cada vez peor. Por eso, el día 8 llamé a Emergencias y vino a recogerme una ambulancia para trasladarme hasta el hospital», recuerda. Allí le realizaron una placa de tórax y los médicos determinaron que podía regresar a su domicilio. Sin embargo, 72 horas después, la paciente empeoró y volvió al centro nuevamente en ambulancia. «Sufría una neumonía bilateral y me dejaron ingresada en planta. Ya en la madrugada del día 13, me trasladaron a la UMI y me intubaron», lamenta la quincuagenaria.

La mujer logró abandonar el área el 3 de enero, pero no recibió el alta hospitalaria hasta el día 10. Desde entonces sufre atrofia muscular, problemas respiratorios, pérdidas de memoria, temblores en una mano, dolores articulares y musculares y fatiga. «Acudo a rehabilitación física y respiratoria para tratar de superar poco a poco las secuelas. Intento ser positiva, pero es cierto que todo esto me ha afectado a nivel psicológico», admite Rodríguez, quien no ha podido reincorporarse aún a su puesto de trabajo. «Soy autónoma y trabajo como guía turística con varios turoperadores para hacer recorridos por las islas. Esto implica dedicar muchas horas y ya no puedo prever cómo voy a amanecer cada día», confiesa. 

Rodríguez pasó tres semanas en la UMI y no estaba vacunada en el momento del contagio

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Tal y como afirma, su médica de cabecera siempre ha sido muy comprensiva con su situación y nunca ha puesto en duda su sintomatología para poder extender su baja laboral. Pero no todos los aquejados de covid persistente tienen la misma suerte. «Muchos pacientes tienen dificultades porque algunos profesionales no creen lo que les sucede. Esto, sin duda, tiene que cambiar», reivindica Elena Rodríguez, que además forma parte de la asociación Covid Persistente Islas Canarias

Ante esto, defiende la necesidad de contar con equipos multidisciplinares formados y con unidades de atención específica en todas las islas, no solo en las capitalinas. De hecho, el colectivo trasladó el pasado miércoles estas y otras peticiones al Diputado del Común, Rafael Yanes, en el marco de una reunión celebrada en Santa Cruz de Tenerife. «Es imprescindible que dispongamos de más recursos. En mi caso, sigo a la espera de que me pueda atender el neumólogo y logré tener cita en julio con Neurología, gracias a que fui derivada por la médico rehabilitadora». 

«Nunca puedo prever cómo voy a amanecer cada día», confiesa la residente en Fuerteventura

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Afortunadamente, Rodríguez, que ya ha recibido dos dosis de los sueros contra el coronavirus, no ha vuelto a contraer el covid. «Siempre salgo con una mascarilla FFP2 y evito ir al supermercado a las horas que se concentran más grupos de personas», apunta. «En realidad no siento temor cuando pienso en la posibilidad de volver a contagiarme», aclara, «pero me gusta ser prudente y extremar las precauciones». 

A pesar de haber tenido que hacer frente a muchas dificultades, la paciente se muestra optimista y tiene muy claro que seguirá luchando para poder recuperar su vida. «Voy a hacer todo lo que esté de mi mano para volver a ser la que era, pero soy consciente de que no solo depende de mí», asevera la mujer, sin olvidar que en la asociación Covid Persistente Islas Canarias ha encontrado «una segunda familia, un punto de apoyo para seguir adelante y un lugar para intercambiar experiencias». «Estoy muy agradecida con los integrantes, con el personal que me ha asistido en el hospital y con mi propia familia. Sin ellos, esta batalla sería mucho más difícil», manifiesta con firmeza.

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