Los jóvenes se lanzan a las dietas

El número de jóvenes que se somete a dietas para perder peso ha aumentado con la pandemia del COVID. Concretamente, el 21% de los adolescentes entre 15 y 19 años, es decir, uno de cada cinco, realiza alguna dieta de adelgazamiento en estos momentos, lo que representa casi el triple que en el año 2017, según el Barómetro Juvenil Salud y Bienestar 2021 realizado por la Fundación FAD Juventud y la Fundación Mutua Madrileña a partir de las respuestas ofrecidas por un panel online de 1.500 jóvenes españoles de entre 15 y 29 años.

Según este tercer barómetro, en la actualidad, un 18,9% de la población joven española (15 a 29 años) se somete a una dieta de adelgazamiento, una cuestión en la que se aprecia cierta tendencia al alza desde el año 2017, cuando solo un 11,1% declaraba hacer dieta, y que ha crecido ligeramente desde antes de la pandemia (con un 17,2% de los jóvenes sometiéndose a dieta).

Además, por primera vez, se observa un mayor porcentaje de realización de dietas entre los varones jóvenes que entre las mujeres. En los dos anteriores barómetros había más mujeres que hombres que confesaban hacer dieta, sin apenas diferencias en 2017 (menos de un punto porcentual por encima las mujeres) y con algo más de distancia en 2019 (4,7 puntos por encima las mujeres). Sin embargo, por vez primera se observa un mayor porcentaje de realización de dietas entre los chicos, con un 19,2% frente a un 18,4% de chicas.

Esta inversión en la tendencia no sorprende a los especialistas en nutrición, que asisten a una mayor preocupación de los chicos por su imagen física, lo que, al mismo tiempo, está trayendo consigo más casos de trastornos alimentarios, según la nutricionista y doctora en Farmacia Amil López Viéitez. “Estamos viendo en consulta cada vez más casos de vigorexia en chavales no muy altos que se obsesionan con su desarrollo muscular y el gimnasio”, advierte la especialista viguesa.

Según este III Barómetro de la FAD, los motivos para realizar una dieta se reparten entre la estética y la salud. Los motivos estéticos (verse mejor estéticamente) son más frecuentes entre las mujeres (el 64,2% de ellas los señalan, frente al 50,6% de ellos), mientras que los motivos de salud (sentirse más saludable) son más frecuentes entre ellos (los indica el 57% de hombres y el 53,1% de mujeres).

En todo caso, estas dos razones son mayoritarias, tanto entre los chicos como entre las chicas. Uno de cada diez realiza (9,9%) dietas por indicación médica y un 3,5% lo hace por gustar a su pareja.

En cuanto a los motivos para realizar dietas, las personas más jóvenes se inclinan más por motivos estéticos, frente a las personas jóvenes de mayor edad, que lo hacen por motivaciones relacionadas con la salud. En el caso del grupo de 15 a 19 años, hay un 60,2% que realiza dieta para verse mejor estéticamente y un 50,2% que lo hace por salud, mientras que en el caso del grupo de 25 a 29 años estos porcentajes invierten la tendencia, un 56,5% de este grupo hace dieta por motivos estéticos y un 60,7% para sentirse más sano.

El principal riesgo radica en que la mayoría de los jóvenes que decide perder peso por razones estéticas es que no está supervisada por un médico o un especialista en Nutrición, sino que recurre a internet en busca de aquellas fórmulas que los influencers han puesto de moda en las redes sociales y en canales como YouToube y que suelen ser muy restrictivas.

Precisamente, tras las fiestas navideñas, así como después de Semana Santa y en la llamada “Operación bikini”, hay que estar especialmente vigilantes para que los adolescentes “no caigan en las garras de las dietas milagro”, según Viéitez, unas propuestas hipocalóricas que suelen restringir el consumo de uno o varios alimentos, pero que son muy atractivas por los resultados rápidos y sin esfuerzos que prometen.

La especialista viguesa advierte, sin embargo, de los riesgos para la salud que puede tener en los adolescentes, especialmente en los de edades más tempranas, someterse a este tipo de regímenes de adelgazamiento. En este sentido, explica que son edades en las que el individuo aún se está formando, por lo que someterse a dietas muy estrictas puede resultar “muy contraproducente”, ya que pueden afectar al crecimiento, al rendimiento deportivo e incluso al rendimiento académico. Además, pueden perjudicar la salud mental del joven y hacer que desarrolle una relación insana con la alimentación, lo que puede derivar en trastornos como la anorexia y la bulimia.

“Una dieta restrictiva va ligada a más ansiedad y a un mayor riesgo de desarrollar un trastorno de conducta alimentaria si se lleva hasta el extremo. La dieta tiene que ser coherente”, advierte la especialista, que añade que una dieta para perder peso tampoco puede suponer un menoscabo de la vida social del joven.

Por ello, subraya que es muy importante que el pediatra o el médico, según le corresponda, en colaboración con el nutricionista, supervise todo el proceso. Igual de importante es que la familia se involucre en el mismo. “Los padres también tienen que colaborar, adoptando hábitos de estilos saludables tanto de dieta como de ejercicio, porque los chavales copian más lo que ven hacer que lo que se les manda hacer”, manifiesta la nutricionista.

En su opinión, una dieta para perder peso hay que enfocarla de forma positiva y no perseguir metas a corto plazo. “Tiene que ser una dieta coherente”, sostiene.

“Al final, la solución pasa por llevar un estilo de vida saludable: hacer ejercicio y comer de todo con moderación, producto fresco y de temporada, y evitar alimentos menos saludables. Sin embargo, muchas veces vemos en consulta que este tipo de productos menos saludables son los que consume con mucha asiduidad la población adolescente: comida rápida, refrescos, zumos, bollería... calorías vacías que, si las sumamos a las de alcohol, que según van sumando años también se incorpora a su dieta, hace que vayan perdiendo la forma física”, manifiesta la nutricionista.

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