La radiofrecuencia destaca en el campo de la Otorrinolaringología

La técnica, que emplea electrodos, demuestra eficacia para tratar problemas en las amígdalas y la hipertrofia de cornete - Reduce complicaciones postoperatorias

De izquierda a derecha, el doctor Ángel Ramos y el doctor Daniel Pérez en el Hospital Universitario Insular de Gran Canaria.

De izquierda a derecha, el doctor Ángel Ramos y el doctor Daniel Pérez en el Hospital Universitario Insular de Gran Canaria. / Juan Carlos Castro

La radiofrecuencia se ha consolidado como una técnica eficaz para abordar problemas en las amígdalas que derivan en roncopatía o apnea obstructiva del sueño. Se trata de un procedimiento que permite calentar el tejido –sin llegar a quemarlo– y liberar electrodos que vierten energía en su interior, lo que provoca una serie de cambios estructurales. «Al principio se produce una inflamación, pero luego acontece un proceso de retracción cicatricial. Así, conseguimos disminuir el volumen del tejido, que es lo que en realidad permite mejorar la roncopatía o la apnea del sueño», detalla el doctor Daniel Pérez, jefe de sección del Servicio de Otorrinolaringología del Complejo Hospitalario Universitario Insular-Materno Infantil (Chuimi) y profesor asociado al departamento de Otorrinolaringología en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).

Tal y como explica el facultativo, estos trastornos son fruto de la falta de espacio que existe en las vías periféricas de los aquejados. «Un tejido cierra el istmo de las fauces, que es por donde entra el aire a alta velocidad y provoca un efecto de succión sobre todos los tejidos blandos –amígdalas y paladar, fundamentalmente–. Esto se conoce como efecto Venturi», apunta el especialista. Ahora bien, cuando los tejidos vuelven a su posición original se produce el ronquido. 

A través de la radiofrecuencia, los profesionales consiguen reducir el volumen de todas estas estructuras, un logro que va de la mano de una disminución del efecto Venturi. Lo cierto es que esta técnica no es nueva, pero ha registrado grandes innovaciones desde su nacimiento. «Durante todo este tiempo, hemos pasado de la cirugía radical –extirpación– a cirugías de disminución de volumen externas –quemando el tejido con sistemas de bisturís muy sofisticados–. Después llegó la radiofrecuencia, que es capaz de conservar el tejido sin dañar la superficie», comenta el doctor Ángel Ramos, responsable del citado servicio y profesor titular de Otorrinolaringología en la misma institución educativa

Innovación

Los equipos también han mejorado en materia de liberación de energía, lo que ha permitido que los expertos puedan hacer procedimientos cada vez más específicos. «Las indicaciones también se han ampliado. De hecho, la instrucción emergente que ha aparecido para tratar a las personas con amigdalitis caseosa pasa por operarlas con este método», resalta Daniel Pérez. 

Hay que señalar que la radiofrecuencia se extrapola también al tratamiento de la hipertrofia del cornete –aumento excesivo del volumen de la estructura–. «Este trastorno puede tener un origen alérgico, lo que lleva al uso continuado de corticoides. Sin embargo, también puede ser fruto de una causa intrínseca que se denomina rinitis vasomotora, con lo cual es el propio paciente el que genera el problema», aclara Ángel Ramos. La experiencia clínica ha demostrado que en ambos casos, la aplicación de la radiofrecuencia suele tener resultados excelentes.

El procedimiento permite reducir el volumen de los tejidos y conservarlos

Según informan los doctores, aunque la consola que se utiliza es siempre la misma para todos los cuadros, hay un terminal diseñado para cada tipo de cirugía. No obstante, los parámetros varían en función de la técnica quirúrgica que se vaya a emplear. Para que sea efectiva, los otorrinolaringólogos deben realizar una correcta selección de los pacientes que pueden ser candidatos a someterse a este procedimiento. Esto se realiza a través de una minuciosa anamnesis, un análisis del historial clínico y una exploración. «Puede ocurrir que no obtengamos los resultados esperados, pero no es lo habitual. Si esto sucede, siempre existe la posibilidad de recurrir a una técnica más convencional como la extirpación de las amígdalas, una operación en el paladar o una cirugía más agresiva en el cornete. Hay que tener en cuenta que la radiofrecuencia no descarta la cirugía, pero permite que muchos pacientes que antes solo tenían esta alternativa no tengan por qué pasar por esto en un primer momento y mejoren su calidad de vida», asevera el jefe de servicio. 

Por lo que concierne a las ventajas que ofrece frente a otros procedimientos convencionales, hay que decir que la radiofrecuencia es capaz de reducir las complicaciones postoperatorias, evita ocupar camas de hospitalización por ser un procedimiento ambulatorio y ahorra costes. «Estamos ante una técnica muy útil. En el campo pediátrico, ha permitido que muchos niños con problemas de roncopatía mejoren mucho, o bien, que se liberen del problema manteniendo el órgano –la región palatina o, incluso, las amígdalas–», concluye el doctor Ramos.

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La investigación en el servicio de Otorrinolaringología del Chuimi ha ido, en palabras del doctor Ángel Ramos, «piramidamizándose». «Las líneas de investigación se potencian en base a los valores humanos y económicos. El 90% de nuestro presupuesto lo aporta la Unión Europea y contamos con recursos humanos que vienen tanto de la ULPGC como del propio hospital. A todo esto hay que sumar otros elementos colaborativos nacionales e internacionales», detalla el especialista. Tal y como señala el otorrinolaringólogo, actualmente, el complejo contempla tres líneas de trabajo: la estimulación eléctrica de la cóclea y en el área del equilibrio, y la terapia génica. «Sobre cada una de ellas hay unas sublíneas que están vinculadas a grupos de profesionales, entre los que figuran ingenieros, enfermeros, médicos e investigadores de la ULPGC y del Servicio Canario de la Salud –SCS–», agrega. | Y. M. 

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