Medio ambiente

"Extraer madera y preservar el ecosistema es posible": un proyecto europeo dibuja el futuro del bosque mediterráneo

En estos momentos, los bosques maduros suponen menos del 1% de la superficie forestal

Encinas.

Encinas.

Guillem Costa

Poner de acuerdo al sector 'productivista' del bosque y al mundo 'conservacionista' es como aunar agricultores y ecologistas, un reto casi imposible. Esto es lo que ha intentado el proyecto europeo Life Biorgest. Tras cinco años de trabajo conjunto, se puede decir que se han dado pasos importantes. Como mínimo, los que pretenden extraer madera de las arboledas para venderla y los que defienden trabajar para preservar la biodiversidad se han sentado en la misma mesa para determinar cómo debe ser la gestión forestal en Cataluña.

¿Debe centrarse en prevenir incendios? ¿Debe focalizarse en sacar provecho económico de los árboles? ¿O la prioridad debe ser la conservación y la gestión de la biodiversidad? La conclusión es que es viable gestionar los bosques e intervenir en ellos respetando y promoviendo la biodiversidad, incluso mejorándola.

Coinciden en ello los expertos que llevan años trabajando y analizando pruebas para obtener la respuesta, como Jordi Vayreda, investigador del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF): "Hemos puesto punto y final al proyecto y hemos demostrado que es posible integrar la conservación en la gestión forestal. Esto significa que ciertos bosques no se deberán tocar. En otros, se podrá intervenir para mejorar su madurez. Y otros sí se podrán gestionar, sacando provecho de la madera y reduciendo el riesgo de incendios.

Minoría en riesgo

En estos momentos, los bosques maduros suponen menos del 1% de la superficie forestal. Y estos son los que se deben potenciar. "Son una minoría, pero sí hay algunos bosques que apuntan maneras, que podrían convertirse en bosques maduros a medio plazo, teniendo en cuenta que para que un bosque madure se requieren 300 años aproximadamente", explica Vayreda.

En el ecosistema mediterráneo, habituado a las sequías y los incendios, este tipo de bosque no suele ser mayoritario. "Pero sí habrían algunos si no fuese por la intervención humana. Por eso es clave decidir dónde entramos a actuar y dónde no", puntualiza.

Anna Sanitjas, directora de Ecosistemes Forestals del Departament d'Acció Climàtica, asegura que esta gestión es viable: "Es lo que vamos a potenciar. Debemos mantener la industria de la madera y hacerla compatible con la mejora del hábitat forestal".

¿Pero es realista sacar dinero de los bosques mediterráneos, más jóvenes y con árboles más pequeños que los de los bosques atlánticos? Sanitjas considera que sí: "Tenemos que encontrar qué producto sacar de cada bosque. En los Pirineos a lo mejor podemos crear madera de la que se sierra, de grandes dimensiones. En cambio, en otros bosques, deberemos obtener biomasa o 'pellet'. Otra opción es convertir la madera en un nuevo producto, la madera contralaminada CLT, que se forma a partir de pequeños trozos".

Todo esto, o al menos eso se propone el proyecto, debe permitir preservar la biodiversidad y reducir el riesgo de incendios, siempre vigilando que los bosques maduros, los más viejos, resistan y perduren.

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