Más de una década de espera por el ciclotrón

Centenares de retrasos en el tratamiento de pacientes oncológicos recuerdan la necesidad de las Islas de dejar de depender de radiofármacos que se elaboran en la península y que son necesarios para las pruebas diagnósticas

Un ciclotrón en el Instituto Tecnológico PET de Madrid.

Un ciclotrón en el Instituto Tecnológico PET de Madrid. / Efe.

Iván Alejandro Hernández

Iván Alejandro Hernández

"La gente que está a cargo se tiene que dar cuenta que lo necesitamos". Son palabras del personal del servicio de Medicina Nuclear del Complejo Hospitalario Universitario Insular de Las Palmas de Gran Canaria. Se refieren a una demanda de hace más de una década y una promesa incumplida desde la política: un ciclotrón, un acelerador de partículas que produce radiofármacos para realizar pruebas fundamentales a pacientes con cáncer, entre otros, con las que se obtiene información vital de cara al tratamiento a seguir. Las Islas sí cuentan con cinco aparatos de tomografías por emisión de positrones PET/TC, donde se llevan a cabo esas pruebas diagnósticas antes de cualquier intervención de forma más precisa a una radiografía. Pero el Archipiélago es dependiente de una empresa de Madrid para obtener el radiofármaco, que además se lo suministra con dosis limitadas, lo que provoca que cualquier imprevisto -desde una avería a retrasos en los vuelos- suponga un retraso en el tratamiento a los pacientes. 

Es un problema que cada cierto tiempo se da en los hospitales canarios que cuentan con un PET/TC: uno está en el Hospital Insular; dos en el Hospital de La Candelaria de Tenerife y los restantes los explota Hospitales San Roque, uno de ellos en el Doctor Negrín. Y durante la segunda quincena de octubre el desabastecimiento de radiofármacos se volvió a repetir. Los pacientes que acudían a su cita debían volverse a casa sin poder someterse a la prueba porque los centros hospitalarios carecían de los radiofármacos suficientes, ni es posible elaborarlos en las Islas.

El ciclotrón que suministra a las Islas es de la empresa Curium Pharma en Madrid; el 16 de octubre sufrió una avería y dejó de enviar el denominado 18F-FDG, un compuesto de flúor similar a la glucosa que se inyecta por vía intravenosa al paciente y emite la radiación necesaria para poder ver imágenes precisas del metabolismo.

Vida limitada

El principal problema es que los compuestos que pasan a ser radioactivos tienen una vida limitada para poder ser usados y, en este caso, es de unas dos horas desde que llegan al PET/TC, es decir, que pasado ese tiempo pierden la mitad de la radioactividad inicial. Esto se debe a que los envíos a Canarias se producen a las 00.00 horas y se reciben en los hospitales de las islas en dos tandas de martes a viernes: cinco a las 08.00 y tres a las 11.00 horas; los lunes solo se reciben las tres dosis de la segunda entrega. En otras palabras, es preciso usar el radiofármaco prácticamente según llega y, si no hay complicaciones, con un total de ocho dosis se pueden llevar a cabo unos 15 estudios al día.

Recientemente, el personal del servicio de Medicina Nuclear del Hospital Insular anunció que, al menos, consiguieron que se habiliten los sábados para poder llevar a cabo más estudios, aunque aún desconoce si serán cinco dosis -el máximo permitido para vuelos por ser mercancía radioactiva- o tres. Hasta la fecha, solo se recibían los sábados de forma puntual una vez al mes.

Dosis insuficientes para la demanda

Aun así, la cantidad es a todas luces insuficientes y un agravio comparativo respecto a otras zonas de la península, que pueden recibir lotes con hasta 85 dosis, lo que complica la atención. En Medicina Nuclear del Hospital Insular no hay citas disponibles para someterse al PET/TC hasta finales de enero de 2024 y a lo largo de este año han tenido que cancelarse unos 450 estudios por diversos motivos. Del 16 de octubre hasta que se solucionó la avería en el ciclotrón -desde este 3 de octubre se reciben las dosis con normalidad-, el servicio calcula que ha tenido que denegar unas 65 pruebas. 

Además, en este centro hospitalario la situación se agravó aún más porque el PET/TC sufrió una avería durante dos días la semana pasada. Para los pacientes supone "un retraso en el tratamiento", explica el personal del servicio del Insular, pero también "que la enfermedad pueda seguir avanzando y cambie la actitud terapéutica"; que el seguimiento que se haga no sea del todo eficaz porque se desconoce de forma precisa si se requiere una operación u otro tipo de control o seguimiento y, a su vez, implicar un gasto mayor.

Un profesional sanitario manipula un radiofármaco que se inyecta por vía intravenosa.

Un profesional sanitario manipula un radiofármaco que se inyecta por vía intravenosa. / Efe.

"Los pacientes no tendrían que pasar por esto. A nosotros se nos cae la cara y el corazón cuando le tenemos que decir que hoy tampoco se puede hacer y vamos a ver cuando le damos cita", lamentan. Por ello, los profesionales reiteran la necesidad de contar con ciclotrones en las Islas que, aunque supongan una inversión cuantiosa, es mucho más económico que mantener el actual sistema.

En este sentido, explican que actualmente el coste de la dosis de 18F-FDG es de unos 560 euros, lo que se convierte en 4.480 por las ocho dosis diarias que recibe el Insular regularmente. En cambio, en la península se sitúa, aproximadamente, en unos 180 euros.

Presupuestos de 2024

La Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias considera que el desabastecimiento de radiofármacos fue "un desajuste puntual". También recuerda que estaba prevista la adquisición de dos ciclotrones en Canarias para este año "pero no se ha hecho efectiva", si bien asegura que "está contemplado en los presupuestos de 2024". En las partidas aprobadas se fija 1 millón de euros para la "construcción y equipamiento de ciclotrones" de cara al próximo año.

Durante una entrevista en febrero de este año, la exdirectora del Servicio Canario de la Salud Elisabeth Hernández explicó que ya se había iniciado la fase de elaboración de los pliegos para la instalación de ciclotrones en las Islas, aunque en cualquier caso, vaticinó que no estarían operativos antes de 2025. En este sentido, matizó que se tratan de "aparatos muy complejos" y que requieren de "las infraestructuras adecuadas para poder alojarlos".

Promesas incumplidas

La promesa de instalar ciclotrones en las islas se remonta a la primera década del siglo XXI, coincidiendo con la puesta en funcionamiento de los primeros PET en el Archipiélago: en 2008 en La Candelaria y, poco después, en el Hospital Doctor Negrín. En agosto de 2009, el entonces presidente del Gobierno de Canarias Paulino Rivero anunció que cada provincia tendría este aparato para dejar de depender de la península y, de esta formar, tratar de zanjar una polémica iniciada un año antes a colación de la disputa insular por albergarlo.

Sin embargo, a pesar de que el Hospital Negrín reservó un espacio para un ciclotrón, se adelantó el Hospital Universitario de Tenerife (HUC) a través de la empresa pública Instituto Médico Tinerfeño (Imetisa) del Cabildo. Se inició el expediente de contratación por casi 3 millones de euros a cargo de la Reserva Canaria de Inversiones (RIC), que se llegó a formalizar en 2011, pero la sociedad quebró y las promesas nunca se hicieron realidad.

En el último Consejo de Gobierno de la legislatura de 2015 a 2019, presidida por Fernando Clavijo, se aprobó un crédito extraordinario para comprar nuevas máquinas para los hospitales, entre los que se incluían dos ciclotrones por 2,2 millones de euros. El siguiente equipo de gobierno -el cuatripartito formado por el PSOE, Nueva Canarias, Podemos y Agrupación Socialista Gomera- llevó a cabo la instalación de los dos PET/CT más modernos del Archipiélago: uno en el Hospital de La Candelaria y el del Insular.

El entonces consejero de Sanidad Blas Trujillo anunció durante la visita a la instalación del PET/CT del Hospital Insular en marzo de 2022 que también tenía previsto para 2023 la incorporación de los dos ciclotrones. "Ahora nos queda otra asignatura pendiente, que es la alta dependencia que tenemos de los radiofármacos, que vienen desde La Península y que condicionan claramente el poder realizar más pruebas todavía, incluso toda la formación funcional de este tipo de servicios", señaló.

Gama media

Ante este panorama, los profesionales de Medicina Nuclear insisten en la necesidad de cumplir con las promesas y contar con ciclotrones en las islas. Recuerdan que cuando se empezó a plantear la idea de instalar estos aparatos, se precisaba una gran instalación y equipo, pero ahora, con los avances en la materia, existen opciones más reducidas, como los de gama media, que son autoblindados, no necesitan un búnker, y precisan de un espacio de 90 metros cuadrados, que podrían ubicarse incluso en un hospital que tenga el servicio de Medicina Nuclear.

Esto permitiría producir una cantidad de radiofármacos suficiente para atender la demanda en las Islas sin depender de la península. Así, se podría acabar con los problemas en las citaciones y las listas de espera en este servicio.

Suscríbete para seguir leyendo