Narcotráfico

Cuando las mafias de la droga escondían sus 'narcolanchas' en la provincia de Córdoba

En 2022 se desmanteló una organización de traficantes que empleaba puntos de la provincia para sus operaciones

Una de las lanchas intervenidas por la Policía Nacional en Córdoba en el 2022.

Una de las lanchas intervenidas por la Policía Nacional en Córdoba en el 2022. / D. C.

Rafael Verdú

El asesinato de dos guardias civiles en Barbate ha puesto de relieve la falta de medios de los agentes de las fuerzas del orden en el Campo de Gibraltar para luchar contra los narcotraficantes. Los delincuentes emplearon una potente lancha con la que embistieron la embarcación de goma de la Benemérita. 

Los narcotraficantes esconden sus lanchas en embarcaderos y naves de la zona, pero hace dos años se destapó un escondrijo inesperado por su lejanía al mar: los traficantes empleaban enclaves en la provincia de Córdoba pensando que nadie las buscaría allí. 

No ocurrió así, ya que los Cuerpos de Seguridad desbarataron los planes de los narcos en una operación que se saldó con medio centenar de detenidos. Ocurrió hace casi dos años, en abril de 2022. 

La operación

La investigación se inició en el mes de marzo del año 2020 cuando los agentes de La Línea de la Concepción identificaron a un individuo que circulaba con gran cantidad de material náutico del utilizado en narcolanchas, así como una importante cantidad de dinero escondida en su vehículo, que podría estar sirviendo a grandes organizaciones criminales. 

Siguiendo esta pista, los agentes averiguaron que el principal dirigente de una organización en la zona de La Línea, un conocido narcotraficante de la localidad dada la fuerte presión policial en la zona, habría decidido establecer nuevos lazos de unión con otra conocida organización criminal con sede en Sevilla.

'Narcolanchas' en Córdoba

La red de la ciudad hispalense estaba liderada por un hombre con un largo historial por asuntos relacionados con el tráfico de drogas y especialista en introducir grandes cantidades de estupefaciente a través del río Guadalquivir. Ambas organizaciones contaban con un gran entramado logístico, mediante el cual transportaban las embarcaciones semirrígidas y los motores de gran cilindrada desde fuera de España hasta naves industriales sitas en diferentes localidades de Sevilla y Córdoba, donde las preparaban y custodiaban hasta el día de la botadura.

Todo este entramado logístico requería de conductores de camiones de gran tonelaje, mecánicos encargados de la puesta a punto de la misma y la preparación para su botadura, pilotos, embarcaciones y camiones con un valor económico superior al medio millón de euros y utilizados exclusivamente para estas actividades.