Los forenses que comparecieron ayer en el juicio que se celebra en Cuenca contra Sergio Morate, por el doble asesinato de Marina Okarinska y Laura del Hoyo, indicaron que ambas murieron estranguladas, la primera con una brida de plástico y la segunda con las manos, aunque ésta intentó defenderse.

Durante una declaración de casi cuatro horas, los forenses del Instituto de Medicina Legal de Cuenca, Guadalajara y Albacete que hicieron la autopsia a los cadáveres, en agosto de 2015, explicaron que Marina recibió un golpe en la cabeza que la dejó en situación de indefensión. Fue un golpe previo a la muerte, mientras que Laura sí que llegó a intentar defenderse de su agresor, aunque recibió también un golpe en el pómulo.

Uno de los forenses subrayó que la agresión a Marina le provocó "una conmoción cerebral de grado 3", y que la muerte se produjo "por un estrangulamiento a lazo", con una brida de plástico que fue encontrada en su cadáver. Este objeto "produce una asfixia mecánica", explicó el forense, quien aseguró que el hecho de que no tuviera lesiones típicas de defensa indica "que en el momento de ser atacada no lo esperaba".

A su vez, Laura sufrió "una asfixia mecánica a mano", apuntó el especialista, que precisó que no es necesario utilizar todos los dedos de la mano para comprimir la vía respiratoria y la carótida. "Con dos dedos, adecuadamente dispuestos, es más que suficiente", aclaró el forense, que añadió: "Si a ese mecanismo le añadimos un movimiento de elevación de la víctima, más rápidamente provocamos la inconsciencia y la muerte".

Pero a diferencia de Marina, en el caso de Laura "la rotura de las ropas indican que la víctima ha intentado zafarse del agarre del agresor, éste ha conseguido cogerla, se ha producido un forcejeo hasta el punto de que las ropas se han roto, y es posible que en esta circunstancia se haya producido el traumatismo en la cara", concluyó.

Los doctores que han defendido el informe de la autopsia realizado junto a una tercera compañera, ya jubilada, fueron los que realizaron el levantamiento de los cadáveres la noche del 12 de agosto de 2015 en Palomera, e indicaron que los cuerpos se encontraban en un "avanzado estado de putrefacción" lo que impidió recoger más datos de los mismos.

Tras la declaración de los forenses, comparecieron los profesores de Medicina Legal de la Universidad Complutense de Madrid José Antonio Sánchez y César Borobia, que descartaron en su informe, encargado por la defensa, que Marina pudiera haber sido estrangulada con una brida y Laura con las manos.