En el Puerto de La Luz le llaman el Pollito, en Brasil es conocido como el Gordo y la Policía Federal del país sudamericano lo ha bautizado como Aquaman. Su nombre real es Joaquín Francisco Giménez, tiene 34 años y es natural de Las Palmas de Gran Canaria. Este antiguo buzo de la empresa Cadiser fue detenido el pasado 11 de enero en el puerto de Santos como presunto integrante de una red de narcotraficantes en la que tenía el encargo de introducir cocaína en los cascos de barcos que tenían como destino Europa. La Policía investiga si está relacionado con un envío de 60 kilos de esta droga a Las Palmas de Gran Canaria.

Joaquín Francisco es un trabajador reconocido dentro de la comunidad portuaria de la capital grancanaria. Propietario de la empresa de servicios submarinos Cadiser (Canary Diving Services), realizó durante los últimos años importantes trabajos relacionados con la destrucción de barcos abandonados o el mantenimiento y la inspección del estado de los fondos del recinto portuario. Para esta última operativa, Cadiser ganó en 2018 un concurso público de la Autoridad Portuaria de Las Palmas publicado dotado de 400.000 euros y que tenía una duración de dos años. Ese mismo año, la empresa se hizo con otra licitación del Gobierno de Canarias para retirar una decena de gabarras que se hundieron por un temporal en el puerto de Gran Tarajal. Su oferta de 1,5 millones de euros con una promesa de acabar en 60 días se impuso a la otras dos presentadas por 4 -sin plazo definido de finalización- y 4,7 millones de euros en 56 días.

Cadiser consiguió culminar este trabajo en Fuerteventura, aunque en un plazo de tiempo sensiblemente superior al prometido puesto que lo realizó en nueve meses. Otro, como el mantenimiento de las infraestructuras del Puerto, lo abandonó antes de cumplir el plazo fijado en el contrato. El Pollito desapareció entonces, hace unos dos años, de Gran Canaria. No cogía el teléfono. Nadie, o casi nadie, sabía dónde estaba. Fuentes portuarias apuntaron que, presuntamente, dejaba tras de sí altas cantidades de dinero a deber a varias empresas.

Su nombre volvió a aparecer hace aproximadamente diez días. Lo hacía bajo el seudónimo de Aquaman, como le había nombrado la Policía Federal de Brasil al relacionarlo con el superhéroe homónimo de DC Cómics que tiene poderes para permanecer bajo el mar. Los agentes le seguían la pista desde diciembre cuando interceptaron dos alijos de cocaína: uno de ellos en una vivienda de la localidad de Espíritu Santo de 510 kilos de cocaína y el otro de 380 en una lancha. En esa operación detuvieron a tres personas y los investigadores analizaron los teléfonos móviles de los arrestados.

El material que contenían los dispositivos incriminaban a Joaquín Francisco Giménez. Los agentes hallaron dos vídeos del buzo grancanario junto a la droga. En uno de ellos aparece contando los fardos y en el otro se le escucha diciendo: «Creían que estaba muerto, pero estaba de parranda», mientras hace con sus dedos el signo de la victoria con decenas de paquetes de la droga de fondo, como se recoge en los vídeos publicados por la televisión Globo.

A esta prueba se unía que el grancanario había adquirido la lancha interceptada en diciembre con la droga por 70.000 reales brasileños, unos 11.800 euros al cambio.

La investigación determinó que el Pollito, que desde hace dos años reside en Brasil junto a su actual pareja, había sido contratado por un conocido narco brasileño, Marco Camacho, para coordinar los envío de droga a Europa.

Dada su experiencia como buzo, los agentes sospechan que era el encargado de introducir los paquetes de cocaína en las denominadas cajas de mar, situadas en los bajos de los grandes buques para refrigerar los motores. Todo ello sin que la tripulación tuviera conocimiento de la operación.

Este modus operandi ya ha sido detectado en varias ocasiones en el Puerto de La Luz. Policía Nacional y Vigilancia Aduanera hallaron en diciembre de 2019 un total de 188 kilos de cocaína en este sistema de un buque de bandera hongkonesa procedente de Río de Janeiro. Algo similar ocurrió en marzo de 2020 cuando los dos cuerpos, con la colaboración de la Guardia Civil, interceptaron otros 150 kilos en un portacontenedores que realizaba la misma ruta.

La Policía Federal de Brasil buscó al Pollito hasta que el pasado 11 de enero se produjo su detención. Este estaba vestido con un traje de neopreno en las inmediaciones del puerto de Santos, al sureste del país sudamericano. La justicia lo ha metido en prisión a la espera de que se celebre el juicio. Su supuesta desaparición del Puerto de La Luz queda esclarecida. Como señalaba en el vídeo interceptado: «Estaba de parranda».