Desde hace décadas los componentes del tejido comercial, educativo, vecinal del ámbito de El Calero y el Cruce de Melenara viene advirtiendo de los problemas generados por los continuos atascos que se producen en la zona durante las horas puntas. Los años han ido pasando, la zona ha crecido paulatinamente, pero en este intervalo las instituciones públicas no han llegado a impulsar medidas que mejoren la circulación en este sector.
Por esta razón, los principales afectados no pueden seguir guardando silencio. Ya no aguantan más. Los empresarios y dirigentes vecinales denuncian una vez más la problemática del tráfico y solicitan a los responsables políticos que pongan en marcha acciones rápidas y sencillas para evitar que pasado el verano, con el comienzo del curso escolar y la esperada apertura de nuevas infraestructuras en la zona, se produzcan mayores retenciones.
A la espera de que pueda llevarse a cabo una intervención integral en este punto negro, los afectados tienen sus propias propuestas. Econara (entidad urbanística de conservación del parque empresarial) recuerda que hace cinco años encargaron un estudio de movilidad sostenible en el que se valoraba el impacto que podía tener la implantación de nuevas actividades comerciales en el polígono y, como consecuencia, la afluencia de más público.
En este informe se propone una actuación sencilla de rectificación de la señalización horizontal que consiste en pintar un desdoblamiento de carril unos metros antes de la glorieta Juan Rodríguez Betancor para desviar a los vehículos que quieran acceder a la playa, que podrían así evitar entrar en la rotonda accediendo a la carretera de Melenara por el carril derecho.
La comunidad alerta que el colapso no permite el acceso a los vehículos de emergencia
Desde la entidad explican que esta solución eliminaría el efecto de «cuello de botella» que se produce en esta ubicación, que además en la actualidad se ve también agravado por la posición de los contenedores de basura a la salida de la calle Galileo Galilei, una de las pocas salidas con las que cuenta el barrio de Casas Nuevas. «Estos contenedores de basura deberían trasladarse, ya que restan visibilidad a los usuarios que se incorporan de dicha calle obligándonos a meter el coche en medio de la circulación», expresan.
Por otro lado, apuntan que también es habitual el estacionamiento irregular de vehículos junto a estos depósitos, ocupando así el espacio que debería ocupar un carril de circulación apuntando a la costa. «Sin mencionar lo mucho que afean el paisaje urbano con la continua acumulación de basura», agregan.
Desde el punto de vista vecinal, Estiven Bolaños, presidente de la asociación de vecinos del barrio de La Viña, señala que además de las numerosas visitas que recibe la zona por parte de conductores que quieren acceder a las zonas comerciales o al área de salud, también constituye un problema el hecho de que los barrios aledaños a El Calero, como La Viña o La Montañeta, solo cuentan con una salida: la rotonda de los luchadores. «Aunque la retención sea mínima en ese punto, estos se colapsan por completo», agrega preocupado.
Recuerda que con el crecimiento de esta localización se ha ido agravando y destaca la situación de estos últimos días, en los que la apertura de una nueva superficie comercial ha provocado colas de hasta 40 minutos. «Estamos encantados con que la zona siga desarrollándose, pero no podemos seguir soportando las carencias en materia de tráfico», explica.
En concreto, el problema del tráfico se ha visto acrecentado en los últimos cuatro años debido al rápido desarrollo que ha experimentado el parque empresarial, así como de la instalación de nuevos servicios como el Centro de Atención Especializada (CAE) en el sector de La Montañeta, al que asisten vecinos de todos los barrios del municipio.
La zona continúa así dotándose de nuevas infraestructuras comerciales, deportivas y sociales, pero el entramado de vías de acceso y salida al sector continua siendo el mismo, sin mejoras apreciables desde hace décadas. Bolaños recuerda que «existen varios proyectos para ejecutar carreteras secundarias que den otras alternativas de salida a estos barrios por otras zonas, como podría ser la conexión con El Caracol por el interior», explica.
En este sentido, Mari Paz Monzón, presidenta de la asociación vecinal de La Montañeta, añade que desde su colectivo han propuesto al Ayuntamiento y al Cabildo numerosas alternativas para solventar esta situación, como la ampliación de la calle Ajódar hasta el barrio de Las Huesas. Actualmente esta vía está cortada por una parcela de tierra abandonada, pero podría unirse a la calle de Juan Rejón, que conecta con el siguiente barrio, y agilizar así la circulación de El Calero. «Lo que no se puede consentir es que para cuatro barrios solo haya una salida», agrega con enfado.
El Cabildo ha prometido redactar un estudio de la circulación antes de redactar un proyecto
Resalta además el tema de la seguridad. «Si no se hace algo pronto aquí va a pasar una desgracia», alerta, pues piensa que si se produce algún accidente en hora punta «va a estar complicado que puedan circular con rapidez los servicios de emergencias, porque las calles son muy estrechas y no forma de que los coches se desvíen», explica.
La dirigente reitera que esta lucha lleva activa desde hace décadas y asevera que «es uno de los problemas más graves que se producen en la GC-1 a su paso por Telde». Además no solo afecta a los residentes de la zona o a los empresarios del parque comercial. Juan Francisco Padrón Rivero, que fue director del instituto de El Calero durante 20 años, también resalta la problemática que ha supuesto esta situación para el sector educativo.
«Pasan los años y lo que tenemos es cada vez más caos y más obstáculos», asegura. En su opinión una de las soluciones más factibles a largo plazo sería el refuerzo del transporte público como alternativa al uso del vehículo privado. «Podrían instaurar un carril único para las guaguas, de modo que mucha gente que trabaje en la zona puede aparcar sus vehículos en fuera de este núcleo y acceder mediante transporte público sin atascos», agrega.
Madrugones
Quizá esta podría ser la solución para María de los Reyes Cruz, encargada de la floristería Tara, ubicada frente e la iglesia de El Calero. «Yo vivo en Vecindario, así que en la temporada de invierno tengo que salir de casa sobre las cinco y media para llegar a tiempo para abrir la tienda», explica. Por otro lado, la situación del tráfico también le afecta directamente a su servicio. «Tengo muchos pedidos de flores para el tanatorio, al que podría llegar en apenas cinco minutos; sin embargo, cuando me pilla el atasco puedo tardar hasta media hora», agrega sorprendida.
De momento no hay ninguna intervención específica programada por parte de las instituciones, aunque sí un estudio. El Cabildo insular anunció hace unas semanas que redactaría un documento informativo del flujo de tráfico en la rotonda de El Calero y el Cruce de Melenara, y en sus accesos y salidas a la GC-1, para buscar soluciones de intervención rápida que agilicen la circulación de vehículos.
