Silvestre Bello y Artiles

El barrio de Los Llanos de San Gregorio de la ciudad de Telde, también llamado De Los Llanos de Jaraquemada, Barrio de Arriba o simplemente Berbería, tiene un más que intrincado plano urbanístico, en donde dos o tres calles rectilíneas se pierden en un auténtico mar de callejas y callejones, los cuales al decir de nuestro poeta y dramaturgo local Montiano Placeres Torón éstos tienen entrada, pero no salida… a vista de pájaro el pueblo se parece a la pizarra grande, tras una clase de geometría. Pues allí, no muy lejos de la iglesia neoclásica de San Gregorio Taumaturgo, nació el 6 de enero de 1806 Silvestre Bello y Artiles, hijo legítimo de don Francisco Bello Quevedo y doña Francisca Artiles Martín. Admirador y seguidor del gran José Luján Pérez, dedicó su vida a a las Artes Plásticas destacando como excelso dibujante, notorio pintor y más que plausible tallista y escultor. De su obra pictórica destacamos la bellísima Inmaculada Concepción que por mucho tiempo conservaron sus herederos. Además de un Descendimiento de la Cruz y una Adoración de los Santos Reyes Magos.

En cuanto a escultura propiamente dicha, destacó como tallista, trabajando con esmero el arte de la gubia sobre las más diversas maderas, extrayendo de ellas bellísimas imágenes de dolor, sentimiento que hace aflorar con exquisita destreza. En la Parroquial de sus Llanos de Telde y por donación propia, podemos admirar una Dolorosa de gran porte y serena belleza. Otra de igual advocación, pero no tan digna de elogio, pues es obra juvenil, se conserva en la Iglesia Conventual de San Francisco o de Santa María de La Antigua. Esta última perteneció a la Iglesia Hospitalaria de San Pedro Mártir de Verona y fue encargada por la Cofradía de La Piedad sita en aquel lugar sagrado. En Tenoya, población del norte de la Isla, se encuentra una talla de vestir, como las anteriores, que representa a la Virgen de la Encarnación. Y en la Parroquial de San Juan Bautista de la bella ciudad de Arucas, podemos apreciar el sublime Arte de don Silvestre en varias tallas. Especializado en escultura religiosa, fue hacedor de numerosos Cristos crucificados, que desperdigó por toda la Isla y fuera de ellas, tanto en ermitas, iglesias parroquiales, capillas conventuales y numerosísimos domicilios particulares.