Desde la ciudad arzobispal… (XX)

Matías Yánez Zurita, el líder absolutista teldense

Iglesia de San Juan de Telde

Iglesia de San Juan de Telde / La Provincia

El convulso siglo XIX español comienza con un desprestigio creciente de la monarquía reinante. Carlos IV es un títere en manos de su esposa María Luisa, que a su vez hace todo lo que le dice su amante Manuel Godoy, Príncipe de La Paz. Muy fácil se lo pusieron a Napoleón Bonaparte cuando, con la disculpa de invadir Portugal, ocupó las principales ciudades españolas. El vergonzoso exilio de aquellos monarcas y del Príncipe de Asturias, futuro Fernando VII, sonrojaría a cualquiera menos a ellos, auténticos traidores a España y sus gentes. Después de varios años de lucha encarnizada entre franceses y españoles, ganada por estos últimos, la que desde entonces se llamó Guerra de la Independencia, se entregó el trono español a aquel cobarde y mezquino Borbón, séptimo de los de su nombre.

En las tierras de Gran Canaria, muchos se resistieron a las primeras leyes liberales surgidas al amparo de la Constitución de Cádiz de 1812. El centralismo, primero de Santa Cruz de Tenerife y segundo de Las Palmas, hicieron que los pueblos del Sur de la Isla se levantaran en armas al clamor de las gentes y al ruido anunciador y de los bucios. Telde fue el epicentro de dichas revueltas y al frente de ellas como líder indiscutible y admirado se encontraba Matías Yánez Zurita. Su nombre y primer apellido era Matías Zurita como así lo reconocen los diferentes historiadores. Nació en esta ciudad de Telde el día de Santa Lucía, 13 de diciembre de 1751, siendo hijo de Andrés Zurita y Bastiana Cruz. Su vida la dedicó a la agricultura y ganadería, pues según parece fue un propietario de mediano status económico.

Harto de las vejaciones sufridas por esta ciudad y las otras villas y pueblos en favor de la capital de la Isla, luchó denodadamente a favor del restablecimiento de los Fueros Absolutistas que daban mayor autonomía a estas y otras poblaciones. Los días 8, 9 y 10 de septiembre de 1823, se batió en armas contra las tropas liberales que intentaban entrar en la ciudad desde La Primavera y que habían apostado varios cañones en lo alto de Cendro, en el lugar conocido como Los Caserones.

La lucha cuerpo a cuerpo se volvió en contra de los intereses de Zurita, que fue apresado y tras juicio militar sumarísimo se le condenó a muerte. Colocado junto a la pared Norte de la actual Basílica de San Juan, fue arcabuceado por un pelotón de soldados liberales. Es tradición oral que, en los instantes previos a recibir los disparos mortales, gritó a viva voz «¡Tanta gente para ver morir solo a un hombre!». Y la tradición dice que después de desplomarse su cuerpo en tierra se le acercó su hijo, que todavía pudo escuchar de los labios de su padre, la siguiente consigna: «¡Esta es tu bandera!». Se refería a su chaquetón azul marino empapado en su sangre roja. Su vástago lo despojó del mismo colocándolo en el extremo de una larga pica y batiéndolas al aire la llevó entre vítores desde La Alameda de San Juan a la plaza de Los Llanos de San Gregorio.

Desde ese momento ambos colores dan brío a la bandera municipal de Telde. No estaría de más que las autoridades municipales colocasen una placa en el lugar de su óbito, recordando a este hombre que, con 72 años, luchó por Telde y por sus derechos ancestrales.