Doña Leonor, la gran señora del magisterio teldense

A ningún ciudadano de Telde le sorprenderá el título con que hemos comenzado este escueto relato pues, ante todo y sobre todo, nuestra biografiada fue una auténtica señora de los pies a la cabeza. Su porte y su elegancia eran dones tan naturales como intrínsecos a su personalidad. Nadie jamás la vio despeinada, aunque fuera ligeramente. Y tanto en el interior de su casa como cuando salía de ella a la calle León y Castillo de Telde lucía sus vestimentas con rigurosa coquetería. Nada vanidosa, ni mucho menos altiva, derrochaba gentileza y simpatía entre propios y extraños.

Hablar de doña Leonor es hacerlo de una mujer de vida ejemplar, tanto a nivel familiar como social. Sus amistades se contaban por cientos y, si nos apuran, por miles, ya que su predisposición a la sociabilidad le granjeaba el cariño y el aprecio de todos, muy especialmente de sus exalumnos y de los padres de estos. Católica ferviente, siguió los pasos del Pobrecillo de Asís, perteneciendo desde muy joven a la Orden Tercera Franciscana, en la que llegó a ocupar cargos de relevancia a nivel local; pero siempre exenta de altanería, ya que tomaba sus cargos académicos y religiosos como un servicio a los demás, desde la humildad más extrema y la fraternidad más daditativa. Doña Leonor Estévez Santana nació el 10 de febrero de 1922 en la zona fundacional de Telde, también conocida por el barrio de San Juan. Su padre fue don Juan Estévez Melián, originario del barrio conventual de San Francisco de esta misma ciudad y, su madre doña Leonor Santana Almeida procedía de Las Palmas de Gran Canaria.

Doña Leonor recordaba con cariño y agradecimiento a quienes la habían formado académicamente, muy especialmente a sus primeras maestras, doña Felisa Pérez y doña Carmen Gutiérrez. Ya el Bachillerato lo hizo con gran aprovechamiento en la llamada Academia de San Juan, regida por los hermanos Cruz (Don Juan y don Francisco).

El 5 de junio de 1937, cuando solo contaba quince años de edad comenzó el Bachillerato Superior en Las Palmas de Gran Canaria, llevándolo a cabo en las aulas del Instituto Nacional de Enseñanzas Medias Pérez Galdós.

A los 22 años comenzó sus estudios en la Escuela Normal de Magisterio en la capital grancanaria, carrera que terminó en 1948.

En 1950 contrajo matrimonio con don José Manuel Aguiar de la Guardia, joven nacido en el barrio laspalmeño de Vegueta.

Su vida profesional transcurrió entre los municipios de su Telde natal, Las Palmas de Gran Canaria, Teror y Valsequillo. En todas estas localidades dejó fama de gran pedagoga y se granjeó la admiración y el respeto de sus pupilos.

En Telde fue la eterna directora de colegio público a la que todos aplaudían y querían imitar. Doña Leonor, así, a secas sin apellidos, era una toda institución en su Telde. Se jubiló en el Colegio Plácido Fleitas en 1987, cuando contaba sesenta y cinco años de edad. Su vida profesional cargada de aciertos y de una entrega total a sus cientos de alumnos, no fue óbice para ser una excelente madre y esposa. Sus hijos: Celeste Estrella y José Juan, maestra la primera y doctor en Medicina (oftalmólogo) el segundo, siguen cosechando el respeto, cariño y admiración allí donde van.

Doña Leonor tuvo un gran amor confesable a lo largo de toda su vida, el Santo Cristo del Altar Mayor o de Telde, a cuyos pies escuchó misa y comulgó todos los días de su vida. Estando yo cotidianamente en la puerta de la Casa Museo León y Castillo, sobre las 7 de la tarde, la veía bajar hacia la parroquial de San Juan Bautista y a manera de saludo le decía: ¿A dónde va doña Leonor, a ver al jefe? Y ella me sonreía y decía: Mientras yo pueda, nunca faltaré a su cita.

Así era esta mujer ejemplar, teldense de pro y digna representante de un gremio, tan importante como necesario para la formación de la ciudadanía, como es el Magisterio.

El 10 de diciembre de 2009, cristianamente, entregó su alma a Dios, adornada con las mayores virtudes que en la vida humana se pueden cultivar.