Jorge Larena estaba ayer anonadado. En un día había cambiado el balón de fútbol por una criatura de tres kilos y 48 centímetros llamado Aarón. El centrocampista de la Unión Deportiva Las Palmas vio nacer a su primer hijo, y de joven promesa del fútbol canario pasó a convertirse en padre primerizo.

En 10 horas su vida había dado un vuelco. Le avisaron a la una del mediodía de anteayer, a las cuatro y media ya había llegado al Materno Infantil y pasadas las once de la noche veía respirar a su hijo. Está tan contento que no acierta a encontrar las palabras que describen cómo se siente.

En la habitación su esposa alimenta al pequeño Aarón, rodeado de globos y un centro de flores enviado por el presidente del Club, Miguel Ángel Ramírez.

Jorge Larena siente que ha encontrado "la estabilidad a nivel personal". El ejemplo "es que acabo de ser padre", comenta sonriente.

Las ojeras en sus ojos son visibles: "Sólo he dormido dos horas desde que llegué", dice. Pero merece la pena porque ahora tiene una familia que ha de "mantener". Además, asegura estar "tranquilo, tener la mente puesta en el fútbol" y sentir que "tiene un respaldo familiar importante".

Su objetivo es dedicarle "muchos goles al pequeño Aarón, porque cuando estaba en la barriga de la madre metí dos, así que ahora toca superarlos".

Lo mejor, antes del nacimiento, fue la despedida de sus amigos mientras él se marchaba hecho un manojo de nervios: "Cuando los compañeros te abrazan de corazón te llega" comenta emocionado. Por eso, cuando el equipo llegue hoy podrá conocer a un nuevo aficionado de la UD, Aarón, el hijo de Jorge Larena y Mahi Toro.