Hoy se cumple un año desde que el Ministerio de Fomento decidió obligar a los ciudadanos de los dos archipiélagos y las ciudades autónomas a portar el certificado municipal de empadronamiento para tener acceso al descuento del 50% en sus conexiones con la Península. En el departamento que dirige Ana Pastor se mantiene que era necesario adoptar la decisión para atajar las prácticas fraudulentas que inflaban el gasto estatal. Doce meses después, los ciudadanos continúan manifestando la molestia que les supone obtener el papel y el peligro de cualquier error u olvido. La mayoría de las aerolíneas ofrecen la posibilidad de acreditar la residencia en sus páginas web, pero aún 40 de los 88 municipios isleños continúan obligando a sus vecinos a desplazarse hasta las oficinas municipales para hacerse con el documento.

La sensación es que estos 365 días han servido para avanzar, pero sin llegar al punto de comodidad que suponía tener acceso al descuento en el transporte con la simple presentación del Documento Nacional de Identidad (DNI).

Es cierto que la mayor parte de las aerolíneas ya operan con el Sistema de Acreditación de Residencia Automático (SARA), que en teoría evita la presentación del certificado para poder viajar a mitad de precio. También debería hacerlo en la práctica, pero sirva el comentario realizado desde el departamento de Comunicación de Iberia para entender el alcance del problema: "Nosotros siempre recomendamos a los viajeros que lo porten con ellos, porque no cuesta nada".

Lo cierto es que sí cuesta. En concreto, 42 ayuntamientos del Archipiélago continúan obligando a desembolsar un máximo de 3,50 euros para obtener el documento. La casuística es variada, con exenciones de pago en algunos municipios para estudiantes y jubilados o un precio menor si el desplazamiento programado es de una isla a otra, sin salir del Archipiélago.

Luego están las colas que se continúan formando en los municipios que no ofrecen aún la posibilidad de solventar el trámite a través de la Red. Sonia García, de 21 años y estudiante de Filología Hispánica en Sevilla, reconocía esta semana que las veces en que ha tenido que hacerse con el papel acreditativo de su condición de residente ha tenido que soportar esperas en su ayuntamiento. "No sabía que se podía obtener por Internet", afirmó.

Eso sí, no tuvo que pagar un solo euro por su condición de estudiante y, a pesar de señalar que le resulta "incómodo" por añadir trámites que parecían superados, estima "lógica" la decisión del Gobierno central "porque mucha gente se estaba aprovechando no siendo residente canario". Remedó así sin pretenderlo el argumentó de Ana Pastor cuando explicó la puesta en vigor de la medida. La titular de Fomento señaló entonces que con la exigencia del certificado se intentaba dejar fuera de juego a quienes habiendo residido en las Islas no habían cambiado el DNI, en el que continuaba apareciendo su domicilio canario, maniobra que de forma espuria les hacía acreedores al descuento.

Lo que viajeros como Noelia Fortes no comparten es que se coloque la carga de la prueba sobre los hombros de los ciudadanos. "Una vez tuve que volver a mi casa de Sevilla desde el aeropuerto porque se me había olvidado y no me dejaban viajar sin el papel", relató esta estudiante de Publicidad y Relaciones Públicas de 20 años y natural de Fuerteventura.

El colectivo de estudiantes es uno de los más afectados, ya que pasan temporadas relativamente largas fuera de casa, lo que hace que la validez de sus certificados -semestral- expire cuando están en las ciudades peninsulares en que estudian, a miles de kilómetros de sus ayuntamientos. En el caso de Noelia, eso obliga a sus padres a ir cada medio año al ayuntamiento a solicitarlo y hacérselo llegar después a ella. Quizá ahora varíe la situación, ya que hasta la fecha tampoco ella sabía "que se podía obtener por Internet". También en lo económico, ya que varios municipios que ofrecen la posibilidad de descargar el papel a través de la Red de forma gratuita sí cobran cuando los ciudadanos abordan el trámite de manera presencial.

Otro factor variable es la regularidad con que se exige la presentación del documento en los trámites para el embarque. "En algunas ocasiones me lo piden y en otras, no", afirmó la joven majorera. De nuevo en entredicho, si no la fiabilidad, sí la infalibilidad del programa SARA. En Iberia no se equivocan cuando aconsejan que se viaje acompañado del certificado de empadronamiento, hacerlo evita problemas.

Volviendo a la relación de compañías aéreas que sí disponen de este sistema además de Iberia, Binter Canarias fue una de las primeras en implementarlo, antes incluso de acabar 2012. Air Europa y Vueling lo hicieron la pasada primavera, mientras que Ryanair despachó la cuestión en unas breves líneas: "Estamos en estos momentos evaluando el sistema SARA, pero por el momento no tenemos nada más que decir sobre este aspecto". La lógica traducción es que la low cost irlandesa no lo tiene, si bien, visto que en Iberia recomiendan portar el papel hasta parece lógico que no se acometa una inversión que no garantice la total erradicación del problema para el cliente.

Las críticas por las molestias que genera esta burocracia añadida abundan. Es más, es muy complicado encontrar a quien no haga algún comentario negativo aun posicionándose al lado de Fomento en su decisión de atajar el fraude. Sin embargo, la percepción del ministerio es diametralmente opuesta. "La aplicación se aceptó bien por los usuarios y las compañías", señaló un portavoz del departamento que dirige Ana Pastor.

Cuando hace un año entró en vigor la medida, 62.000 canarios se encontraban en tránsito. Las mismas fuentes de Fomento reconocen un porcentaje de incidencias -olvido, desconocimiento o caducidad- de alrededor del 3% en este tiempo, si bien centran la mayoría de ellas en las primeras semanas desde la entrada en vigor.

Sin resultados conocidos

Si la decisión de Pastor y su equipo ha surtido efecto o no continúa siendo una incógnita. En el ministerio no manejan cifras, según su departamento de Comunicación. "Hay que esperar a que se cumpla el año y que las compañías aéreas nos envíen el billetaje para poder hacer un cálculo", que, a la vista de estas afirmaciones no se ha producido trimestral ni semestralmente.

Quien sí tiene claro que no se ha generado ningún tipo de ahorro es la directora general de Transportes del Gobierno de Canarias, Rosa Dávila. La comunidad autónoma sufraga un 25% del descuento, también de la mitad del precio del billete, que se aplica a l os pasajeros que optan por el barco para sus desplazamientos interinsulares o con la Península. "No veo el ahorro", afirmó Dávila, para quien el método impuesto por Madrid a los residentes canarios le hace pensar "que estamos en el siglo XIX".

Además, la directora general abre otro debate. "El fraude se supone que será de quienes vienen de la Península", lo que dejaría fuera de lugar la decisión de exigir el certificado de residencia en los desplazamiento de una isla a otra.

En el Gobierno de Canarias se tiene por seguro que existían fórmulas alternativas y se optó por la que crea "una enorme molestia a los pasajeros frecuentes, que son todos los canarios", señaló Rosa Dávila. "Hacienda sabe cada paso que damos, sabe dónde residimos, que crucen datos, pongan cinco multas sonadas y se acabó el problema", explicó la directora general de Transportes.

En cuanto a la evolución de las aerolíneas para hacer más llevadero el engorro a los ciudadanos, reconoce que paulatinamente han ido mejorando, si bien tampoco ella se siente segura dependiendo del buen funcionamiento del SARA. "Yo por si acaso lo llevo siempre", zanjó en referencia a lo inseparables que se han vuelto ella y su certificado de residente.

"Si ya contamos con el DNI, no entiendo por qué tenemos que llevar el certificado", expuso por su parte Isabel Ramos, trabajadora del sector de la hostelería que a punto estuvo de quedarse en tierra en su anterior viaje al haber caducado la vigencia del documento sin que se percatara. "Menos mal que me hicieron el favor", afirma. Porque los casos en que los propios trabajadores de tierra de la compañía se apiadan de los clientes, aunque no de forma general, se producen. Claro que trascienden lo menos posible porque podrían crearse un problema que hasta les cueste el empleo.

En el lado contrario, la empleada de una aerolínea que pidió mantenerse en el anonimato relató que "a diario" se producen "casos en que el pasajero olvida el certificado y se queda sin poder subir al avión". Como viajera y usuaria opinó que es un "atraso en la normativa, pero que sirve para verificar que realmente eres residente canario y no caer en el engaño". A pesar de que se está "trabajando en mejorar", actualmente existen personas que, "al poder sacarlo por Internet se siguen aprovechando del descuento aunque vivan fuera". Sobre el fin último, prefirió "pensar que se trata de fiscalizar, hacer que las cosas vayan mejor y garantizar que se cumplen las leyes".

Otra de las consultadas, Ángela Obiang, trabajadora de Canaryfly, afirmó que en el momento de producirse la venta del billete "se recuerda al pasajero que debe portar el documento" para viajar. Con todo, los olvidos se producen.

La canaria María Cárdenes se sumó a quienes entienden la decisión como una incomodidad para el pasajero. Como ejemplo, la larga espera que tuvo que soportar el pasado año para obtener el "dichoso papelito. Se pierde mucho tiempo y encima te cobran", afirma. Como la mayoría de los consultados, también ella desconocía que se puede solicitar a través de Internet.

Antonio José Teruel, trabajador del sector de la seguridad, señaló que exigir la presentación del documento acreditativo de la residencia "es una buena medida para garantizar que la persona que va a hacer uso del descuento es residente canario". Sus críticas van para los ayuntamientos que, "en pleno siglo XXI, no tienen el servicio por Internet".

En este punto, Esteban Rodríguez introduce un matiz, como es la desigualdad que se crea con quienes "no se manejan con las nuevas tecnologías". En cualquier caso, lo que Rodríguez tiene claro es que siempre "debe ser gratuito". A eso y a garantizar que la ausencia del papel no sea un problema para viajar se tiende, pero el camino por recorrer es aún largo.