País Vasco pelea con Canarias por el liderazgo de los incentivos al cine

Las producciones en Vizcaya pueden beneficiarse de una deducción de hasta el 70%, superior a la de Canarias pero solo para películas en euskera

Brad Pitt, durante el rodaje de ‘Aliados’ en Gran Canaria.

Brad Pitt, durante el rodaje de ‘Aliados’ en Gran Canaria.

País Vasco echa el resto para pelearle a Canarias el liderazgo en los incentivos fiscales a las películas, series y documentales. Más en concreto Vizcaya, una de las tres provincias forales en que se divide Euskadi, que ha puesto en práctica un ambicioso sistema de deducciones con el objetivo de multiplicar el número de producciones audiovisuales en su territorio. Pronto le seguirán los pasos Álava y Guipúzcoa, con lo que toda la autonomía vasca se convertirá en un poderoso competidor en la pugna –«lo de los incentivos es una especie de guerra de guerrillas», reconocen en el Clúster Audiovisual de Canarias– por ganar tantas grabaciones como sea posible. Y lo que es más importante: por quedarse con todo ese gasto que se genera alrededor de este tipo de proyectos –alquileres, estancias, catering, contrataciones de profesionales locales, de personal auxiliar...–, máxime cuando se trata de las grandes superproducciones de Hollywood, un buen puñado de las cuales se ha rodado en las últimas décadas en el Archipiélago, al menos en parte. Dicho esto, ¿es el marco fiscal de Vizcaya mejor que el que ofrece el Archipiélago? «Canarias mantiene una singularidad única; en esto sigue siendo la capital europea», resume el presidente del Clúster Audiovisual, Rubén Zarauza.

Lo anterior no obsta, eso sí, para reconocer que el sistema de deducciones implementado en Vizcaya tiene potencial para robarles a las Islas algunos proyectos. De hecho, el régimen de incentivos al cine que el territorio foral ha sacado adelante, por supuesto con el plácet de las autoridades europeas, permite un beneficio fiscal superior al de Canarias, pero esta posibilidad está tan limitada que casi se difumina. En las últimas semanas ha corrido como la pólvora entre el sector audiovisual el anuncio de que grabar en Vizcaya supone una deducción, en forma de tax credit –crédito fiscal–, de hasta el 70%.

Pero la clave está en ese hasta el 70%, porque para llegar a ese porcentaje resulta que la peli, la serie, el cortometraje o el documental debe rodarse en euskera. Íntegramente en euskera. Ese incentivo máximo queda así circunscrito a producciones locales, ya que los proyectos nacionales, como es lógico, se ruedan también en español y los internacionales quedan, de facto, excluidos. «Brad Pitt no va a rodar en euskera», bromeaba este martes un empresario del sector. De cualquier forma, hay que recordar que el incentivo en Canarias es de un 50% del primer millón de euros de gasto –hasta un 54% del primer millón en caso de producciones internacionales que se dejen en las Islas más de 1,9 millones de euros– y de un 45% a partir del primer millón.

Además, los límites se elevan para los proyectos nacionales que cumplan determinados requisitos. Pues bien, en el caso de Vizcaya, el tax credit oscilaría en cuatro tramos entre el 35 y el 60%, con lo que solo en el tramo más alto sería sobre el papel más potente que el incentivo isleño. Sin embargo, para que la película se beneficie de ese crédito fiscal equivalente al 60% del gasto es necesario que más del 50% de este, más de la mitad, se haya hecho de manera efectiva en País Vasco. En el Archipiélago, la condición fundamental para los proyectos nacionales, al margen de las relacionadas con el empleo, es que se ruede en Canarias un mínimo de entre 11 y 18 días dependiendo del menor o mayor presupuesto de la producción.

Rubén Zarauza, presidente del Clúster Audiovisual: «Canarias mantiene su singularidad»

Por lo demás, el tax credit en Vizcaya sería del 50% –se movería así en un porcentaje en línea con los que se aplican en Canarias– si el gasto efectivo en el territorio foral oscila entre el 35 y el 50% del desembolso total para la producción; y del 40%, por debajo del Archipiélago, cuando el gasto efectivo en la provincia se mueva entre el 20 y el 35%. En Canarias, cabe insistir, los porcentajes son de hasta el 54% del primer millón de gasto y del 45% a partir de ese primer millón de euros, sin tramos en función del mayor o menor desembolso efectivo en la región.

La monetización del beneficio fiscal y la presencia de la ZEC juegan en favor del sistema de las Islas

Los sistemas de incentivos canario y vasco-vizcaíno son así diferentes, si bien el presidente del Clúster Audiovisual considera que el marco fiscal del Archipiélago es «más flexible». En todo caso, Zarauza puntualiza que en esta particular «guerra de guerrillas» en la que se han convertido las deducciones a las producciones cinematográficas –en España y en toda Europa–, las Islas no solo están a la vanguardia por los beneficios tributarios que ofrecen, que también, sino por singularidades que no se pueden igualar: las horas de luz, temperaturas cálidas durante todo el año, paisajes desérticos y boscosos, playas y montañas, desiertos y praderas...

Dicho esto, hay otros dos factores que juegan en favor de la industria audiovisual canaria: en primer lugar, que el crédito fiscal es monetizable, es decir, que como una parte considerable de las producciones incurren en pérdidas, ese beneficio tributario puede venderse, esto es, trasladarse en favor de un tercero que invierta en el proyecto, lo que en Vizcaya solo podría hacerse dentro de Vizcaya, toda vez que tiene una Hacienda propia; y en segundo lugar, y lo que es más importante, porque el Archipiélago cuenta con la Zona Especial Canaria (ZEC), de modo si la productora se instala baja el paraguas de la ZEC, puede llegar a tributar en el Impuesto sobre Sociedades por un tipo hiperreducido del 4% sin perder el derecho a disfrutar del resto de deducciones e incentivos.

Por su parte, las ventajas comparativas del sistema de Vizcaya, que también las tiene, son, por un lado, el hecho de que el incentivo fiscal sea del 35% aun cuando no se gaste ni un solo euro en suelo vasco. Se trata de un potente porcentaje de deducción totalmente desvinculado del requisito de la territorialidad.

Y, por otro lado, si bien contar con una Hacienda propia es un factor que juega en su contra al monetizar el incentivo, se vuelve un elemento a su favor en la concesión de prevalidaciones. Esto implica mayor autonomía. El productor presenta un proyecto y la institución foral lo valida en un acto vinculante, con las garantías que ello proporciona a empresas e inversores. En este sentido, la letrada Carmen Aguado, socia de Écija Abogados y experta en la materia, sí avisa del potencial del sistema vasco para competir de tú a tú con las Islas.

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