No he cruzado jamás una palabra con Willy García, el presunto saqueador de RTVC a pesar de que desde que el Gobierno canario lo puso al frente de la tele pública autonómica revolotearon a su alrededor una buena panda de aduladores, colaboradores necesarios, profesionales del negocio, sordos y mudos que a cambio de generosas financiaciones para sus programejos callaron, tragaron y pusieron la mano. El hijo político de Paulino ha sido la persona que más daño le ha hecho al político de El Sauzal, sin contar con él mismo, claro, cuya insensatez frente a las presuntas tropelías financieras de su chico le animaron hace unos días a sacar pecho pidiendo a los calumniadores que depongan las armas, que alguien quiere hacerle daño a García. Quiero pensar que García engañó a Rivero y a su club de fans que le definían en la intimidad como “un buen chico”, pero me cuesta. No me lo creo. Cruzo los dedos para que la investigación en marcha sobre su escandalosa gestión, le siente si es necesario en el banquillo, responda y pague por lo que a todas luces es el mayor escándalo de la Tele Canaria y su pandilla, esos que minaron el trabajo de profesionales honestos que trabajaban en esa casa humillándoles y orillando sus conocimientos. A ver cuántos palmeros lo defienden ahora.

García ha gastado en cuatro meses la práctica totalidad del presupuesto destinado para programas de lo que queda de este año, concretamente el 95%. Eso quiere decir que de los 5,3 millones de presupuesto previstos para este año destinados a contratar programación, de enero a abril se pulió 5 millones de euros con lo cual apenas quedan 300.000 para producción propia. Una vergüenza. Entre la complicidad de unos y otros se lo comieron todo.

Espero que si se demuestra la intencionalidad del caos financiero, García responda ante la justicia de lo que a todas luces parece una gestión encaminada a dejar RTVC como un solar. Ojalá las rendijas por las que se cuela la mentira estén bien selladas. Parece como si Willy hubiera accedido al cargo sin otra intención que beneficiar a productoras amigas que acabaron con el trabajo de otras de las que dependían familias enteras. Tipejo.

Entre tanta basura quiero recordar que el único consejero de RTV-C que durante años denunció los manejos de Willy fue el tenaz y honesto Miguel Guerra (NC). Clamó en el desierto, su empecinamiento no gustó e intentaron acallarlo, sin éxito.

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