Había expectación por conocer los propósitos del hombre que derrotó al presidente del Gobierno canario, Paulino Rivero, en la pelea interna por encabezar la lista electoral de Coalición Canaria (CC) en las próximas elecciones autonómicas. Escasas bajas entre el colectivo empresarial y muy numerosas entre los partidos que, al menos a priori, pelearán el cargo a los nacionalistas.

Estreno de Fernando Clavijo ante una importante suma de patrimonios y directivos de primera fila. El hombre de "consenso", así lo definió el secretario insular de CC en Gran Canaria, Fernando Bañolas, encargado de su presentación, convenció al respetable, a juicio de los comentarios oídos en el hotel Santa Catalina al término del acto.

Gustó que no escurriera el bulto cuando afirmó que Coalición no puede sustraerse al origen de los problemas que acucian al Archipiélago. Lo que podría entenderse como disparar balones en dirección a Rivero no puede serlo.

Sería ridículo sostener que no hay responsabilidad de CC tras más de veinte años gobernando. Además, teniendo en cuenta que Fernando Clavijo es el máximo responsable nacionalista en Tenerife, el propio protagonista del acto se atribuía parte de culpa en las carencias que sufren las Islas.

Encantó que no pidiera el comodín cuanto se le preguntó por si en el enfrentamiento entre Rivero y el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, monta tanto el uno como el otro o existen víctima y verdugo. El también alcalde de La Laguna recurrió, en la esencia que no en la literalidad, al refranero para explicar que dos no discuten si uno no quiere. O, lo que es lo mismo, que el in crescendo guerrero se produce porque ninguno está dispuesto a firmar la paz.

En ese espacio de retornar a su cauce las aguas turbias parece dispuesto a moverse, en la seguridad de que tener sintonía con quien gobierna en Madrid trae beneficios. Claro que en la elección de pareja de baile para el Ejecutivo regional, siempre que pueda hacerlo tras el recuento de las papeletas, habrá de hilar más fino que nunca, porque 2015 también es año de elecciones generales y los sondeos a esta fecha no dan ninguna garantía a los populares de poder seguir ocupando los asientos azules en el Congreso de los Diputados.

En la otra orilla, la del PP, se ve con buenos ojos a Clavijo. Lo mismo ocurre con los empresarios. Al presidente de la patronal de Las Palmas, Agustín Manrique de Lara, el discurso del candidato le pareció pleno de "sentido común", así como factible la puesta en práctica de las propuestas. "Su planteamiento económico es correcto", explicó el presidente de la Confederación Canaria de Empresarios (CCE), que intuyó que en esto y en la fiscalidad, el alcalde lagunero se conducirá con mayor "ortodoxia" y consonancia en relación a los objetivos de déficit que marca Bruselas y sigue Madrid.

La expectación la demuestran también las 27 preguntas que el público formuló al protagonista de la mañana, "obseso de los plazos y la puntualidad", según su propia afirmación. Clavijo raseó el balón desde la cueva cuando le preguntaron si era de centro o de derechas. "Jugué al fútbol de defensa central", ironizó.

Siguiendo sus palabras con atención, los empresarios Eustasio López, Germán Suárez, Héctor de Armas, Ismael Alemán, José Sánchez, por ejemplo, el director general de Casa África, Luis Padrón, y una amplia representación de los medios de comunicación.

En la nómina política, lo arroparon, además de Bañolas, sus también correligionarios María del Mar Julios, José Miguel Ruano, Carmelo Afonso y Juan Francisco Padrón. Por el PP, la concejal de Cultura de Las Palmas de Gran Canaria, Isabel García Bolta, fue el único islote que asomó. La fórmula la repitió el PSOE, en este caso dejando sola ante el peligro a su portavoz en el Ayuntamiento capitalino, Isabel Mena.

Los comicios quedan aún lejos, lo que permitió a Clavijo prescindir de promesas concretas. Es más, incluso afirmó que le tildan de "pesimista" cuando asegura que si la economía no cambia el rumbo, a las Islas les quedan años de penurias.