Esperando al ‘socio’ de La Moncloa

Las relaciones de los presidentes de Canarias con los del Gobierno central han estaso más sujetas al talante personal de cada uno que al contexto político

Ángel Víctor Torres, Paulino Rivero, Román Rodríguez, Lorenzo Olarte y Jerónimo Saavedra, en el acto de toma de posesión de Fernando Clavijo como presidente del Gobierno de Canarias.

Ángel Víctor Torres, Paulino Rivero, Román Rodríguez, Lorenzo Olarte y Jerónimo Saavedra, en el acto de toma de posesión de Fernando Clavijo como presidente del Gobierno de Canarias. / José Carlos Guerra

Joaquín Anastasio

Joaquín Anastasio

Canarias ya tiene nuevo presidente. Fernando Clavijo no es nuevo en el cargo, puesto que ya lo ocupó entre 2015 y 2019, pero su regreso se produce en circunstancias que otorgan a esta nueva etapa del dirigente nacionalista al frente del Gobierno regional una dimensión casi de estreno. Es un cambio radical en la orientación política respecto al anterior jefe del Ejecutivo, el socialista Ángel Víctor Torres al frente de una coalición de izquierdas; va a estar sostenido por una mayoría parlamentaria también muy diferente a la de hace dos legislaturas, cambiando al PSOE por el PP como socio en el inicio de mandato; y su estreno de ahora coincide con unas elecciones generales en las que se decidirá también el futuro inquilino de La Moncloa.

La conformación de su nuevo gobierno se ha producido además en la recta final de la campaña electoral del 23-J, cuando se despejará la duda, si no hay nuevo bloqueo en el Congreso, sobre si su interlocutor en Madrid para los próximos cuatro años seguirá siendo el socialista Pedro Sánchez, o si, como apuntan casi todas las encuestas, también habrá cambió en ese ámbito y será el popular Alberto Núñez Feijóo quien responderá al teléfono cuando conecte con el palacio presidencial. No es una cuestión menor porque las relaciones entre Canarias y el Estado y el desarrollo de la agenda canaria que Clavijo ha puesto sobre la mesa dependerá mucho no solo de las mayorías parlamentarias que se den el Congreso y del propio signo político del próximo Ejecutivo estatal, sino de la dinámica de relaciones que se establezcan entre los respectivos máximos mandatarios.

Hay pocas dudas sobre las preferencias en este sentido por parte de Clavijo. Más allá del papel que pueda jugar su formación política, CC, en el Congreso, en función de la representación que obtenga y de si sus votos son determinantes o no para conformar una mayoría parlamentaria e incluso otorgar la investidura al candidato, el líder nacionalista apuesta claramente por un cambio de residente en La Moncloa. Y no solo porque considere que su pacto con el PP en las Islas es un elemento que jugará a favor de la interlocución con un presidente de ese partido, sino también porque política y personalmente se siente mucho más cercano a Feijóo que a Sánchez. No es que conozca demasiado al político gallego, pero conoce lo suficiente al líder socialista como para concluir que a él con éste que con el primero.

Clavijo comparte complicidades con Feijóo mientras Pedro Sánchez le provoca recelos

La conexión directa y la complicidad entre los mandatarios regionales y el jefe del Ejecutivo central de turno no es que sea determinante en términos políticos y de análisis de las relaciones entre los territorios y el Estado, pero ayuda, sobre todo cuando los temas se atascan y requieren de una decisión muy concreta y puntual que puede producirse tras una llamada de teléfono y una breve conversación al más alto nivel. Desde los tiempos en que CC tomó las riendas del Gobierno regional en 1993, ninguno de los presidentes nacionalistas han tenido especiales conexiones con los respectivos inquilinos de La Moncloa independientemente de la mache de la agenda bilateral entre los respectivos gobierno. Durante estos treinta años solo se ha dado un caso en que el presidente canario fuera del mismo partido que el gobernante en Madrid, precisamente el de Torres durante esta legislatura pasada con Sánchez, una circunstancia que no se ha dado con el PP porque los populares canarios están por estrenarse como titulares de la presidencia regional.

En el caso de Clavijo, él ya coincidió en su anterior etapa como presidente con Sánchez los primeros tiempos de Sánchez en La Moncloa, entre junio de 2018, justo tras el triunfo de la moción de censura con la que desalojó a Mariano Rajoy (PP), hasta las elecciones autonómicas de 2019 que auparon que Torres a la presidencia. Ese etapa ya fue especialmente tirante entre Clavijo y Sánchez, sobre todo por los pleitos sobre el convenio de carreteras y la financiación autonómica, pero lo ha sido aún más durante los últimos tres años y medio con el nacionalista no como presidente, sino como jefe de la oposición en Canarias y como senador que ha cuestionado casi toda la política estatal hacia las Islas. El líder nacionalista va más allá de la crítica política y considera que el actual presidente es una persona sin palabra y que ha incumplido la mayor parte de los compromisos que adquiría, tachándolo muchas veces de persona ‘soberbia’ y con total ausencia de humildad. Tenerlo de nuevo como interlocutor en Madrid sería para él un contratiempo.

El caso de Feijóo es muy distinto aunque desde el entorno de Clavijo se mantiene aún un prudencial compás de espera, primero para ver si gana las elecciones y con qué margen, luego si es capaz de sacar la investidura adelante y ver qué tipo de gobierno forma, y también para calibrar el peso que pueda tener CC en el juego parlamentario de la próxima legislatura. Aunque desde el círculo más cercano a presidente canario aseguran que no han hablado por teléfono ni durante las negociaciones con el PP canario para los pactos en las Islas, ni después, sí reconocen que hay una relación cordial y ciertas complicidades desde que ambos coincidieron al frente de los respectivos gobiernos de Canarias y Galicia entre 2015 y 2019.

No ha sido fácil para los presidentes nacionalistas su relación con los jefes del Ejecutivo central

Feijóo fue uno de los líderes regionales que respaldó la campaña iniciada por Clavijo para un frente autonómico reclamando la reforma de la financiación o más recursos del Estado para cubrir los servicios básicos (sanidad, educación y servicios sociales), y también para exigir al Ministerio de Hacienda poder usar el superávit presupuestario por parte de aquellas comunidades autónomas saneadas. Desde que Feijóo asumió la presidencia del PP, ambos han coincidido como senadores en la Cámara Alta y han hablado en alguna ocasión, manteniendo una relación «cordial». El dirigente popular aseguró el día siguiente de las pasadas elecciones del 28-M que había «muy buen feeling con el señor Clavijo» para acuerdos políticos entre el PP y CC. Los producidos en las Islas se firmaron con rapidez y faltaría por ver cómo se concretaría esta sintonía si él alcanza La Moncloa.

Talantes y dineros

Lo cierto es que no ha sido fácil para los presidentes de Canarias de corte nacionalista su relación con los jefes del Ejecutivo central. El primero de ellos, Manuel Hermoso, fue un completo desconocido para el inquilino de La Moncloa con el que le tocó lidiar, un José María Aznar que prefería invitar a cenar en La Moncloa al portavoz de CC en el Congreso, José Carlos Mauricio, que levantar el teléfono para hablar con el líder del partido nacionalista con el que primero había firmado los pactos que le dieron la presidencia, junto a PNV y CiU. En su segunda legislatura, la del Aznar ensoberbecido por su mayoría absoluta, el líder del PP no estaba para nadie y así lo comprobaron en carnes propias los dos presidentes canarios con los que coincidió, Román Rodríguez entre 2000 y 2003, y Adán Martín hasta 2004.

Durante la etapa del socialista José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2011), el propio Adán Martín sí logró en un primer momento una sintonía personal con él tras al apoyo de CC a su investidura, pero las cosas cambiaron radicalmente cuando tras las elecciones autonómicas de 2007 el pacto entre nacionalistas y populares evitaron que el candidato socialista, Juan Fernando López Aguilar, se hiciera con la presidencia pese a su rotundo triunfo. Pese a que Zapatero y el nuevo presidente canario, Paulino Rivero, tenían una muy buena relación durante el tiempo que coincidieron en el Congreso, las tensiones políticas entre CC y el PSOE y entre los gobiernos regional y central, con un PP azuzando desde la Vicepresidencia canaria en manos de José Manuel Soria, cambiaron el ambiente. Solo muy al final se recobró un poco la relación tras un cambio en el trato presupuestario a Canarias, que CC apoyó y que provocó la salida del PP del Gobierno regional.

En la siguiente etapa, el propio Rivero se encontró en La Moncloa con un Rajoy que con una primera mayoría absoluta que escoró todo entendimiento con Canarias, y con la crisis económica como excusa y se llevó por delante todos los convenios entre ambas administraciones. Rivero, por su lado, le abrió una de las más graves crisis entre Canarias y el Estado a propósito de las prospecciones petrolíferas autorizadas por el Gobierno central en aguas canarias, además del pleito sobre la capacidad autonómica para convocar una consulta popular al respecto. Tras Rivero, fue el propio Clavijo quien interlocutó con Rajoy en Moncloa, con buen talante por parte de ambos pero con el hándicap de que el gobierno presidido por el nacionalista era de coalición con los socialistas y esos tuvo sus consecuencias. Ahora, espera que otro gallego le facilite la labor.

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