Crónica parlamentaria | Pleno del Parlamento de Canarias | A vista de guirre

Todos saben que Torres es un hombre honrado

Franquis terminará teniendo un busto de bronce en el jardín del Parlamento y quizás al busto se le entienda más y mejor que al diputado socialista 

La ‘canarista’  Esther González habla con la popular Lus Reverón antes del inicio de la sesión plenaria.

La ‘canarista’ Esther González habla con la popular Lus Reverón antes del inicio de la sesión plenaria. / Andrés Gutiérrez

Alfonso González Jerez

Alfonso González Jerez

Por supuesto, lo más interesante políticamente de la segunda jornada del pleno parlamentario concluido ayer - por cierto, varias de sus señorías, y no todas primerizas, se quejaron de lo extenuante de estos dos días, los pobres - fue el debate, votación y aprobación de la comisión de investigación sobre la gestión de compraventa de material sanitario por el Servicio Canario de Salud en los meses más graves de la pandemia del covid. El Gobierno lo presidía Ángel Víctor Torres, secretario general del PSOE canario, el consejero de Sanidad en funciones era Julio Pérez, consejero de Administraciones Públicas, y el director provisional del SCS Antonio Olivera, viceconsejero de Presidencia. Uno de los enigmas del relato político de esos días aciagos es la razón por la que se destituyó como consejera de Sanidad a Teresa Cruz justo cuando comenzaba a arreciar la pandemia, un caso insólito en España. Cruz, por lo demás, ha sido fulminada en el PSOE, y no se le consideró para incluirla en ninguna lista electoral el pasado mayo. Los promotores de la comisión - Coalición Canaria y el Partido Popular - establecieron que se investigarán las hipotéticas responsabilidades políticas que se deriven de los casos Mascarillas, Koldo, Damco y Sanitary, que se corresponden a las varias líneas de investigación abiertas por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil cumpliendo órdenes judiciales.

Las intervenciones fueron más o menos las esperadas. La actual mayoría parlamentaria - de la que procuró desgajarse sin separarse la Agrupación Socialista Gomera, sin convencer a unos ni a otros -- recordó con saña que el Gobierno de Torres y los partidos que lo apoyaban se negaron a una solicitud de comisión de investigación de coalicioneros y conservadores en 2022. Se negaron incluso a que fuera debatida y votada en el Parlamento: Olivera aconsejó que no había que ceder a los propósitos destructivos de la oposición y el presidente tomó la decisión y fue apoyado por todos sus socios, y muy enérgicamente, por Román Rodríguez. José Alberto Díaz Estébanez mantuvo la tranquilidad y las formas, aunque se le notaba el placer que corría por todas las venas de su cuerpo; en cambio, Luz Reverón no parecía disfrutar nada, ni siquiera con su evidente irritación. «Aunque ahora digan que no tienen nada que esconder, hace año y medio no solo votaron contra la comisión, sino que negaron a esta Cámara la posibilidad de votar si se llevaba o no a cabo». Reverón subrayó una y otra vez que esta operación de «pelotazo y saqueo» forma parte de una manera particular de entender la gestión de los intereses públicos. Por supuesto, Nicasio Galván fue un poco más lejos: «la corrupción política es inherente al PSOE». Nadie encontró tiempo - quizás ni siquiera valga la pena - para recordarle a Galván que Vox se ha disuelto en Gran Canaria al menos en una ocasión, y que uno de los motivos de tan desgraciado suceso fue la desaparición de un montón de billetes sustraídos de las arcas de su partido por alguien no precisamente ajeno al mismo.

Otras intervenciones fueron todavía más divertidas. Por ejemplo, Luis Campos, el portavoz de Nueva Canarias, recordó que su organización nunca había apoyado la creación de una comisión de investigación, «porque al final siempre se pervierten». Si eso fuera un criterio válido, más vale no aprobar una ley, porque su desarrollo puede agravar y no solucionar un problema, ni apoyar un presupuesto, porque en alguno de sus capítulos y objetivos puede trastocar las buenas intenciones de los legisladores, o simplemente salir a la calle, porque te puede caer una maceta en la cabeza. Si Campos adoptase este punto de vista hasta sus últimas consecuencias debería meterse en una casa cueva y llevar una vida eremítica de soledad, silencio y recogimiento. Por ASG, por supuesto, no habló Casimiro Curbelo, sino el señor Ramos Chinea, que su habitual bonhomía pidió que no se juzgara a nadie, que para eso está la administración de justicia.

El mejor fue Sebastián Franquis. Estoy seguro de que el señor Franquis terminará teniendo un busto de bronce en el breve jardín del Parlamento de Canarias, y si se encuentra un buen escultor, quizás al busto se le entienda más y mejor que al diputado socialista, que repitió más o menos - si el cronista escuchó bien - el argumentario de Moncloa o de Ferraz, entidades que bajo Pedro Sánchez ya son lo mismo. Es decir, que no hay ningún dirigente ni cargo público socialista investigado. Es extraordinario. ¿Cómo sabe que no se está investigando a ningún cargo público del PSOE? ¿Porque no se ha filtrado? Las investigaciones continúan abiertas. Es una imprudencia lo de Franquis. De manera que el PSOE le pide la entrega del acta de diputado y le abre expediente de expulsión a quien fuera nada menos que su secretario de Organización y ministro de Fomento, José Luis Ábalos, por responsabilidad política, pero nadie puede señalar responsabilidades políticas en el socialismo canario. ¿Acaso consta que Ábalos esté siendo investigado o acusado? Antes y después Franquis repitió que Torres «es un hombre honrado». Bueno, según se inventó Shakespeare, Marco Antonio, después del asesinato de Julio César, repitió muchas veces en un famoso discurso que «Bruto es un hombre honrado», y más vale no recordar cómo terminó el sin duda honestísimo Bruto. Al final la comisión de investigación fue aprobada por unanimidad. 

Ah, la mayoría impidió asimismo - aunque aquí Curbelo mostró su disconformidad - que el decreto sobre vivienda, que sí resultó debidamente convalidado, fuera tramitado como proyecto de ley. Es un error, aunque el Gobierno crea que se ha quitado un peso de encima y tenga mucha prisa. En el capítulo de las proposiciones no de ley también votó todo el mundo -salvo Vox - la de Ana Oramas, que tomaba por primera vez la palabra como diputada en la legislatura, para que el Museo Arqueológico Nacional cediera por fin a Canarias la momia guanche mejor conservada. Lleva en Madrid desde 1895 y desde finales de los setenta las autoridades canarias y sus representantes en las Cortes -como hizo la misma Oramas - han insistido en la reclamación. Oramas está convencida que esta vez se conseguirá. ¿Qué le parecería a este guanche del siglo XIII la Canarias de 2024? No creo que se sintiera muy incómodo. Pero se mandaría a mudar a Madrid, a Barcelona o a Sevilla un par de veces al año. Por salud mental.