Los concesionarios de los chiringuitos del Carnaval situados en la trasera del parque Santa Catalina se reunieron el pasado lunes con una representante de la organización de las fiestas para denunciar la ruina de sus negocios porque la mayoría de los que acuden a la zona se dedican a hacer botellón. Los empresarios de los ventorrillos denunciaron además la decisión del Ayuntamiento de impedirles poner música, una circunstancia que según ellos supone una discriminación con respecto a los chiringuitos que están situados en la parte delantera del parque. Uno de los gestores de los chiringuitos reconoció que después de las quejas del pasado lunes, el Ayuntamiento les ha permitido poner música, cuando no hay actuaciones en el escenario.

"Lo normal es que un chiringuito saque más de 2.000 euros por noche. En mi caso, en el tiempo que llevamos abiertos he ingresado 1.400 euros desde que nos instalamos. Esa cantidad no llega ni para pagar los 2.100 euros que tenemos de canon", señaló uno de los empresarios denunciantes, que prefirió permanecer en el anonimato. Indicó que en la parte trasera sólo hay abiertos siete chiringuitos, porque de los ocho que se adjudicaron, uno no llegó a abrir. "El año que viene no creo que alguien se interese por un negocio como este, que es una ruina. La mejor noche ha sido la del pasado lunes, cuando se celebró la Gala Drag", aseguró. Al mal tiempo y la lluvia, que ha espantado a la gente y ha arruinado el negocio de varios días, hay que añadir, denunciaron, la omnipresencia del botellón en la zona. "Tenemos a la gente haciendo botellón al lado del chiringuito. Nos piden incluso vasos con hielo para beberse el alcohol que traen", se quejó.

Más control

Añadió que durante la reunión mantenida con la representante de la organización del Carnaval reclamaron un mayor control de la zona, que impida que la gente entre con botellas de vidrio y, sobre todo, que entren menores. "Deberían vallar todo el perímetro y poner vigilantes de seguridad en las entradas para impedir que la gente haga botellón" pidió.

Otra elemento que criticó es la elección de la música electrónica de discoteca para amenizar el Carnaval de Día en el parque de Santa Catalina. "Se supone que el Carnaval de Día es para que vayan la familias con los niños. La música de Chimo Bayo, con palabrotas y expresiones del tipo "sois la p... p...", no creo que sea lo más adecuado para este tipo de fiesta y muchas familias se iban, porque la música los echaba", indicó.

En cualquier caso, el problema más grave para los chiringuitos, resaltó, es el botellón. "No puede ser que en el Carnaval de la ciudad esté permitido el botellón de los menores de edad. Yo sé que eso es responsabilidad de las familias, pero el Ayuntamiento no puede permitir que haya menores consumiendo alcohol en la calle. Hace dos años había más control, con vigilantes controlando que no se vendiera alcohol a menores", afirmó.

Añadió que la discriminación con respecto a los chiringuitos de la parte central del parque Santa Catalina, "no se limita a la música. A nosotros nos obligan a vender una serie de marcas de bebidas a los proveedores y ellos pueden servir lo que quieran. Encima que nos cobran de canon una cantidad bastante grande, nos obligan a servir una ginebra con una marca que no la conoce ni Dios . Da la impresión de que el único objetivo del Ayuntamiento es recaudar". Otra de las quejas está relacionada con el horario de cierre, que viene impuesto por el acuerdo acordado con los vecinos de la zona. "Pagamos un dineral y a la una de la mañana tenemos que cerrar entre semana, salvo cuando hay Noches de Carnaval, que cerramos a las tres, junto con los fines de semana. Parece que el acuerdo con los vecinos no funciona para los otros chiringuitos del parque", se quejó.